DÍPTICO DE LA PLATAFORMA DE ALCALÁ DE HENARES POR LA APLICACIÓN DE LA LEY DE LA DEPENDENCIA EN LA COMUNIDAD DE MADRID Y DOCUMENTOS


LA SITUACIÓN DE LA DEPENDENCIA EN LA COMUNIDAD DE MADRID. DECLARACIÓN CONJUNTA PARA LA CREACIÓN DEL OBSERVATORIO SOCIAL POR LA DEPENDENCIA EN LA COMUNIDAD DE MADRID


La Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia, comúnmente conocida como Ley de Dependencia, ha supuesto un avance importantísimo en la consolidación del Estado Social, en cuanto reconoce un nuevo derecho de ciudadanía, enriqueciendo, así, la cohesión social. Estamos, en definitiva, ante uno de los principales retos de la política social de nuestro país, y en concreto de nuestra Comunidad de Madrid.

Por otra parte, el Sistema de Atención a la Dependencia tiene su anclaje en el Sistema de Servicios Sociales aportando un derecho de carácter subjetivo y, por tanto, reclamable, poco habitual en el ámbito de los servicios sociales. La incorporación de este nuevo derecho debe favorecer el desarrollo de los sistemas de servicios sociales no sólo en términos cuantitativos sino que debe aportar un cambio imprescindible en la concepción de los mismos, rompiendo definitivamente con su carácter asistencial.

Sin embargo, tres años después de la entrada en vigor de la Ley de Dependencia, miles de personas están esperando que su derecho les sea reconocido. Una lenta y desesperante espera que en la Comunidad de Madrid sobrepasa, de media, los 18 meses. Estamos hablando de un derecho, un derecho que no se está aplicando a multitud de ciudadanas y ciudadanos.

La aplicación de la Ley está siendo desigual entre las Comunidades Autónomas. Recordemos que el Estado de las autonomías implica, entre otras cosas, que gran parte de las competencias de carácter social se encuentren en el ámbito de las Comunidades Autónomas y que el destino de estos recursos públicos sea decisión, en buena medida, de la Comunidad Autónoma. Según datos del IV Dictamen del Observatorio Estatal para la Dependencia, publicado en diciembre de 2009,: “una tercera parte de la población española vive en comunidades autónomas en las que existe una falta de voluntad institucional de implantar el Sistema, por lo que muchos de sus ciudadanos en situación de dependencia no pueden beneficiarse aún de las prestaciones y servicios que ya son una realidad en otras comunidades”, en concreto la Comunidad de Madrid ocupa los últimos puestos en todos los indicadores en relación con la implantación y desarrollo de la Ley en nuestra región. De esta forma y según los últimos datos disponibles, en términos de solicitudes registradas, Madrid representa el 1% frente al 2,48% de la media nacional. Si tenemos en cuenta el volumen de personas dictaminadas, la región registra un 1% y España el 2,24%. La situación es igualmente preocupante si analizamos el indicador de personas beneficiarias con derecho a prestación donde la media nacional supone 1,08% y la Comunidad de Madrid alcanza el 0,43%.

Por otro lado hay que destacar que la Ley de Autonomía Personal y Atención a las Personas en situación de Dependencia no sólo supone un derecho para las personas en situación de dependencia y sus familias, sino que, la implantación de dicha Ley tiene su impacto en materia de empleo. Su desarrollo debería suponer una mejora sustancial de la calidad del empleo de los sectores de atención a la dependencia (en torno a 40.000 trabajadores y trabajadoras), empleos caracterizados por un alto grado de precariedad laboral, baja cualificación, ratios excesivas y salarios bajos. Es indudable que esta mejora redundaría en mejora de la calidad asistencial. Además, el desarrollo efectivo de la Ley debería suponer la creación de al menos 50.000 nuevos puestos de trabajo convirtiéndose en un sector estratégico para la salida de la crisis y un elemento esencial en la articulación de un nuevo modelo productivo en la región.

La Ley de Atención a la Dependencia no puede ser objeto de confrontación política sino de cooperación y su aplicación es una obligación y una necesidad. El consenso y apoyo que alcanzó la Ley en el marco parlamentario debe ser el elemento que caracterice su desarrollo en Madrid sobre la base de la colaboración y la lealtad entre las Administraciones implicadas.

Para CCOO de Madrid, la UGT de Madrid, la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid y CECUMadrid, que, desde distintas perspectivas, venimos asistiendo a la trayectoria, desarrollo e implantación que la Ley de Dependencia está teniendo en todo el ámbito de nuestra Comunidad, vemos imprescindible la creación de este OBSERVATORIO SOCIAL POR LA DEPENDENCIA cuyo objetivo será informar a la ciudadanía madrileña, analizar y reflexionar sobre la realidad regional, recoger y realizar las propuestas y denuncias sociales necesarias ante el reiterado incumplimiento de la Ley de Dependencia. El OBSERVATORIO SOCIAL POR LA DEPENDENCIA DE LA COMUNIDAD DE MADRID nace con una vocación positiva, abierta a la participación de otras organizaciones, entidades y personas interesadas en que este derecho sea una realidad en nuestra región.

Para una eficaz y efectiva aplicación de la Ley de la Dependencia en la Comunidad de Madrid

PROPONEMOS:

• Negociación y desarrollo de un Plan Director para la implementación de la Ley de la Promoción de la Autonomía Personal y Atención a la Dependencia en la Comunidad de Madrid, en el marco del Consejo de Madrid. Plan de choque para la construcción de residencias y centros de Día públicos para atender a las nuevas necesidades derivadas de la aplicación de la Ley de Dependencia con dotación presupuestaria necesaria para disponer de los servicios y prestaciones de carácter público que contempla la Ley.

• Modificar la normativa regional reguladora del procedimiento para la atención a la dependencia. La normativa deberá atender a la legalidad vigente y situar la protección de las personas como eje central de su contenido. Desde el Observatorio se instará a la reclamación y demanda jurídica en los casos de incumplimiento de la Ley.

• Constitución del Comité Consultivo Regional con participación de los agentes económicos y sociales. Y creación de un Observatorio Permanente de la Dependencia que permita la elaboración de mapas de necesidades de cara a la previsión y adecuación de recursos y dispositivos de atención.

• Constitución de un Organismo Público de control e inspección de los servicios y centros de atención a la dependencia que operen en el territorio de la Comunidad de Madrid independientemente de la titularidad y modelo de gestión. Este organismo deberá estar dotado de los recursos humanos y técnicos suficientes.

• Compromiso para la articulación de un Sistema Regional de Atención a la Dependencia de titularidad pública, gestión directa y suficiente, dotándole de mecanismos que garanticen la calidad de los servicios y los centros en términos de ratios de personal, estabilidad en el empleo y formación y cualificación, entre otros. La participación de la iniciativa privada se entenderá como complementaria y subsidiaria de la gestión directa. Desarrollo de la Ley atendiendo a los criterios establecidos en la norma respetando los criterios de excepcionalidad y no generalizando los mismos, especialmente en lo referido a la cartera de prestaciones y servicios.

• Garantizar una gestión del sistema en la Comunidad de Madrid, transparente, informado y participado. Desarrollo de campañas de información y difusión de carácter general y accesible.
• Garantizar la participación de las Administraciones Locales en el desarrollo y gestión de la Ley en la Comunidad de Madrid articulando los mecanismos de colaboración, cooperación y financiación necesarios respetando en todo momento, los principios y criterios establecidos en la Ley de Servicios Sociales de la Comunidad de Madrid.
• Negociación y aprobación de una normativa en materia de acreditación de empresas y entidades prestadoras de servicios, en la que se garantice la calidad del empleo como elemento imprescindible de calidad del servicio.

• Velar por el cumplimiento de los acuerdos del Consejo Territorial de Dependencia.

La atención a la dependencia


y el empleo

Potencial de creación de empleo y otros efectos económicos

de la Ley de Promoción de la Autonomía Personal

y Atención a las Personas en Situación de Dependencia

Ángel Rodríguez Castedo

Antonio Jiménez Lara

Documento de trabajo 159/2010

Ángel Rodríguez Castedo

Funcionario de carrera del cuerpo técnico de la Administración, ha sido director general del

Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO), responsable de la elaboración del

Plan Gerontológico Nacional, secretario general del Consejo Económico y Social, responsable

de la elaboración del Libro Blanco sobre la atención a las personas en situación de

dependencia en España, miembro y secretario del Consejo Territorial del SAAD y presidente

de su Comisión Delegada, miembro del Comité Consultivo del SAAD y presidente de su

Comisión Permanente. Docente en diversos másteres universitarios y autor de diversos estudios

y publicaciones. En la actualidad es director adjunto de Promoción y Análisis de

Proyectos de SEPIDES, empresa del grupo SEPI.

Antonio Jiménez Lara

Sociólogo y antropólogo social, se ha especializado en el análisis de políticas sociales en los

ámbitos de la discapacidad, el envejecimiento y la atención a la dependencia. Con amplia

experiencia docente e investigadora, colabora, entre otras instituciones, con la Fundación

ONCE, el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI), el

Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO) y el Observatorio Estatal de la

Discapacidad. Participó en la elaboración del Libro Blanco sobre la atención a las personas

en situación de dependencia en España.

Ninguna parte ni la totalidad de este documento puede ser reproducida,

grabada o transmitida en forma alguna ni por cualquier procedimiento,

ya sea electrónico, mecánico, reprográfico, magnético o cualquier otro,

sin autorización previa y por escrito de la Fundación Alternativas.

© Fundación Alternativas

© Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

ISBN: 978-84-92957-12-5

Depósito Legal: M-14144-2010 Impreso en papel ecológico

Contenido

Resumen ejecutivo .............................................................................................................................................................................................................................................................. .. . 5

Introducción............................................................................................................................................................................................................................................................................................. 7

1 Las nuevas necesidades sociales y el empleo ............................................................................................................................................. 14

1.1 El proceso acelerado de envejecimiento de la población................................................................................................ 14

1.2 Las discapacidades generan dependencia en todas las edades.............................................................................. 17

1.3 Los cambios en el modelo de familia y la incorporación de la mujer al trabajo

reducen la disponibilidad de apoyo informal......................................................................................................................................... 18

1.4 Incidencia sobre el gasto público..................................................................................................................................................................................... 18

1.5 La protección de la dependencia y el empleo ....................................................................................................................................... 20

2 El impacto real de la implantación del SAAD en el empleo en los tres primeros

años de aplicación ................................................................................................................................................................................................................................................... 25

2.1 Nivel de implantación del SAAD al finalizar 2009.................................................................................................................... 25

2.2 Impacto constatable sobre el empleo....................................................................................................................................................................... 26

3 Potencial de generación de empleo del SAAD ....................................................................................................................................... 31

3.1 Estimación del número de personas en situación de dependencia a 31/12/2011 y

31/12/2015.............................................................................................................................................................................................................................................................. 31

3.2 Criterios de asignación de recursos............................................................................................................................................................................. 34

3.3 Ratios de personal por usuario atendido........................................................................................................................................................... 36

3.4 Estimación de la potencialidad de creación de empleo ...................................................................................................... 38

4 Impactos sobre el empleo y el crecimiento económico derivados de factores

asociados a una adecuada implantación del SAAD ...................................................................................................................... 42

4.1 Coordinación entre el SNS y el SAAD............................................................................................................................................................... 42

4.2 Integración del SAAD en el Sistema de Servicios Sociales...................................................................................... 46

4.3 Nuevas tecnologías en la atención a la dependencia................................................................................................................ 49

4.4 Servicios de atención a la dependencia para extranjeros mayores de 65 años

residentes en España................................................................................................................................................................................................................................. 51

4.5 Otros efectos sobre el empleo................................................................................................................................................................................................. 56

4.6 Retornos económicos y sociales......................................................................................................................................................................................... 58

5 Conclusiones............................................................................................................................................................................................................................................................................ 61

3

La atención a la dependencia y el empleo

4

6 Propuestas.................................................................................................................................................................................................................................................................................... 66

6.1 Carácter prioritario de los servicios ........................................................................................................................................................................... 68

6.2 Suficiencia y sostenibilidad financiera................................................................................................................................................................. 71

6.3 Marco claro y estable de colaboración público-privada.................................................................................................... 73

6.4 Reequilibrio de prestaciones ante el excesivo peso de la prestación económica

de cuidados familiares........................................................................................................................................................................................................................... 74

6.5 Mayor desarrollo del servicio de ayuda a domicilio ................................................................................................................ 76

6.6 Calidad y SAAD................................................................................................................................................................................................................................................. 77

6.7 Mejora de la cualificación y de la calidad de empleo............................................................................................................ 78

6.8 Necesaria y urgente coordinación sociosanitaria............................................................................................................................. 79

6.9 SAAD y medio rural ................................................................................................................................................................................................................................. 80

6.10 Promoción de la innovación tecnológica..................................................................................................................................................... 82

6.11 Debate social sobre las cuestiones vinculadas a la edad avanzada ........................................................ 82

Bibliografía.................................................................................................................................................................................................................................................................................................. 84

Índice de Gráficos y Tablas................................................................................................................................................................................................................................. 86

Siglas y abreviaturas

AEVAL Agencia Estatal de Evaluación de las Políticas Públicas y la Calidad de los Servicios

BOE Boletín oficial del Estado

CNAE Clasificación nacional de actividades económicas

EDAD Encuesta de discapacidad, autonomía personal y situaciones de dependencia 2008

EDDES Encuesta sobre discapacidades, deficiencias y estado de salud 1999

EPA Encuesta de Población Activa

EUROSTAT Oficina Estadística de la Unión Europea

FEDEA Fundación de Estudios de Economía Aplicada

ICO Instituto de Crédito Oficial

IMSERSO Instituto de Mayores y Servicios Sociales

INE Instituto Nacional de Estadística

IPC Índice de precios al consumo

IRPF Impuesto sobre la renta de las personas físicas

IVA Impuesto sobre el valor añadido

LAPAD Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en Situación

de Dependencia

LOFCA Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas

MEPSYD Ministerio de Educación, Política Social y Deporte

OCDE Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico

PIA Programa individual de atención

PIB Producto interior bruto

PROCARE Proyecto Providing integrated health and social care for older persons. Issues, problems

and Solutions

SAAD Sistema de autonomía y atención a la dependencia

SAD Servicio de Ayuda a Domicilio

SEPI Sociedad Española de participaciones Industriales

SISAAD Sistema de Información del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia

SNS Sistema Nacional de Salud

UE Unión Europea

resumen ejecutivo 5

La atención a la dependencia y el empleo

Ángel Rodríguez Castedo

Ex director general del Instituto de Mayores y Servicios Sociales

(IMSERSO)

Antonio Jiménez Lara

Sociólogo

La Ley 39/2006, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en

Situación de Dependencia (LAPAD), ha creado un nuevo derecho de ciudadanía que da

respuesta a las necesidades de atención que tienen las personas que requieren apoyo para

desarrollar las actividades esenciales de la vida diaria, alcanzar una mayor autonomía

personal y poder ejercer plenamente sus derechos.

Además de responder a una urgente necesidad social, la LAPAD supone una importante

oportunidad para crear actividad económica sostenible y generar empleo, pues la atención

a la dependencia se concreta, fundamentalmente, en actividades de cuidados personales,

muy intensivas en trabajo. En un momento en el que el empleo debe convertirse

en la gran prioridad, dedicar recursos al desarrollo e implantación de las infraestructuras

y servicios que garantiza la LAPAD es una de las mejores formas de contribuir a conseguir

un modelo de crecimiento más equilibrado y sostenible de creación de empleo estable

y cualificado.

En este informe se analizan las transformaciones sociales que han convertido la dependencia

en una de las necesidades sociales más importantes de nuestro tiempo; se constata

el impacto real que la implantación del Sistema para la Autonomía y Atención a la

Dependencia (SAAD) ha tenido sobre el empleo en sus tres primeros años de aplicación;

se analiza el potencial de generación de empleo derivado de su implantación; se describen

el impacto sobre el empleo y el crecimiento económico derivados de diversos factores

asociados a una adecuada implantación del SAAD y se ofrecen una serie de propuestas

concretas dirigidas a hacer posible el aprovechamiento del enorme potencial de creación

de empleo y de riqueza que tiene la atención a la dependencia. Las propuestas se

articulan en torno a los siguientes ejes:

• Recuperar el carácter prioritario de los servicios, que es uno de los principios

inspiradores de la LAPAD.

• Garantizar la suficiencia y sostenibilidad financiera del SAAD.

• Establecer un marco claro y estable de colaboración público-privada en la provisión

y desarrollo de servicios de atención a la dependencia.

• Reequilibrar las prestaciones ante el excesivo peso de la prestación económica

de cuidados familiares.

• Impulsar un mayor desarrollo del servicio de ayuda a domicilio.

• Mejorar la calidad de atención del SAAD, la cualificación de los profesionales

y la calidad de empleo.

• Impulsar la coordinación socio-sanitaria.

• Mejorar la aplicación de la LAPAD en el medio rural, bajo la premisa de desplazar

servicios en vez de personas.

• Fomentar la innovación tecnológica en el sector de la atención a la dependencia.

• Promover un debate social sobre las cuestiones vinculadas a la edad avanzada

que permita definir el lugar que han de tener las personas de esta edad en nuestra

sociedad.

6

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

7

La atención a la dependencia y el empleo

Introducción

La atención de las necesidades de las personas en situación de dependencia es uno de los

grandes retos de la política social y económica de los países desarrollados y lo seguirá

siendo en los próximos años.

La demanda de cuidados para estas personas se ha venido incrementando de forma notable

en los últimos años y va a seguir aumentando a un fuerte ritmo durante las próximas

décadas como consecuencia de una combinación de factores de carácter demográfico,

médico y social, entre los que podemos destacar: el proceso acelerado de envejecimiento

de la población (en especial de los mayores de 80 años), las mayores tasas de supervivencia

de las personas afectadas por enfermedades crónicas y por alteraciones congénitas, y

las consecuencias derivadas de los altos índices de siniestralidad vial y laboral.

Este elevado crecimiento de la demanda coincide en el tiempo con la crisis de los sistemas

de apoyo informal que tradicionalmente han venido dando respuesta a las necesidades

de cuidados. Una crisis motivada, fundamentalmente, por los cambios en el modelo

de familia y la creciente incorporación de las mujeres al mundo laboral, que pone de

relieve la necesidad de revisar el sistema tradicional de atención (cuidados a cargo de

familiares) y asegurar una prestación de servicios profesionalizada.

La inmensa mayoría de los ciudadanos europeos (como ponen de manifiesto una y otra

vez los eurobarómetros) considera que la protección social es uno de los grandes logros

del modelo europeo de sociedad. La aparición de nuevas necesidades sociales ha de suponer

en este contexto la consolidación de nuevos derechos sociales y al igual que ha ocurrido

con el derecho a las pensiones, a la educación y a la sanidad, la universalización del

derecho a los servicios sociales ante las situaciones de dependencia. Y así como se ha desarrollado

el Sistema de Pensiones, el Sistema Educativo y el Sistema de Salud, debe desarrollarse

el Sistema de Servicios Sociales, como cuarto pilar del Estado de Bienestar.

Así lo ha entendido también la sociedad española. El gran acuerdo social y político existente

en nuestra sociedad sobre esta cuestión tuvo como fruto la aprobación, en diciembre

de 2006, de la Ley 39/2006, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a

las Personas en Situación de Dependencia (LAPAD), que supone la puesta en marcha de

un nuevo sistema de protección y la aplicación de un nuevo derecho de los ciudadanos.

Afrontar el problema de la atención a las personas en situación de dependencia, además

de ser una responsabilidad social y política ineludible, es una oportunidad económica que

España tiene que aprovechar. La LAPAD es, por ello, una ley de primer orden no sólo

de política social, sino también de política económica.

A partir de la aprobación de la Ley y de la puesta en marcha del proceso de implantación

del Sistema de Autonomía y Atención a la Dependencia (SAAD), se abre en nuestro país

un nuevo escenario económico y social, mediante la creación de infraestructuras y servicios,

que supondrá la asignación de un importante volumen de recursos presupuestarios

adicionales de las administraciones públicas, una importante inversión por parte del sector

privado, la contribución por parte del beneficiario en el coste del servicio, decenas de miles

de nuevos empleos directos... Todo ello conlleva la aparición de expectativas que afectarán

a las decisiones de inversión, y el surgimiento de un importante mercado de servicios de

provisión pública y privada ante la fuerte demanda que se generará y la insuficiente oferta

existente. Supone, además, la consolidación de un nuevo sector de actividad que será motor

de crecimiento económico, mejorará la competitividad de nuestro tejido productivo y tendrá

un importante impacto económico y social. Destacamos algunos de sus efectos:

• La creación de empleo es, a medio y largo plazo, uno de los elementos fundamentales

de la puesta en marcha de la Ley, pues, por un lado, la atención a las personas en

situación de dependencia se concreta fundamentalmente en actividades de cuidados

personales y, por otro, en servicios sociales, como reiteradamente señalan la Comisión

Europea y otros organismos internacionales, son uno de los sectores más intensivos en

trabajo y constituyen uno de los yacimientos de empleo más importantes.

• La inversión en servicios sociales genera importantes retornos económicos (ahorro en prestaciones

de desempleo, incremento de la recaudación por cotizaciones sociales y de los ingresos

fiscales, vía IVA, IRPF e Impuesto de Sociedades) y confirma que el gasto social

contribuye de forma importante a la generación de actividad económica y de empleo.

• La optimización de recursos que se opera en la prestación de servicios. Por citar un

ejemplo, una cama/día en el Sistema Nacional de Salud (cure) tiene un coste medio

aproximado de quinientos euros. En el SAAD (care) este está entre sesenta y noventa

euros según tipología y necesidades de atención. Se produce, pues, una importante

mejora de la eficiencia del gasto, al reducir o hacer innecesarias las estancias de

pacientes que podrían ser tratados mediante recursos alternativos.

• Los servicios sociales españoles tienen con esta Ley una magnífica oportunidad para

su indispensable transformación general en un auténtico sistema de protección, además

de una ocasión inmejorable para elevar sus estándares de calidad, sus equipamientos

y la formación y condiciones de trabajo de sus profesionales.

• El desarrollo e implantación del SAAD nos va a exigir caminar hacia la convergencia

con los países de la Unión Europea más desarrollados en términos de protección social

y en la equiparación de tasas de actividad y de empleo.

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

8

La LAPAD afecta a una gran cantidad de ámbitos sociales, y tiene importantes implicaciones

jurídicas, políticas, sociales y económicas. Entre sus señas de identidad más relevantes,

cabe destacar:

• Establece un nuevo derecho social. En sus artículos 1.1, 4.1 y 4.2.j) garantiza un

nuevo derecho subjetivo en nuestro ordenamiento jurídico y por primera vez en el

ámbito de los servicios sociales, en la línea de cómo se garantizan los servicios educativos,

las prestaciones sanitarias y las pensiones en nuestro país.

• La Ley ofrece a las personas en situación de dependencia las garantías propias de un

derecho subjetivo perfecto: los requisitos están definidos, los servicios y prestaciones

a los que se tiene derecho están determinados, existe un procedimiento formalizado de

valoración y reconocimiento del derecho que termina en una resolución susceptible de

ser recurrida. De la misma manera, la Ley genera un marco de seguridad jurídica a los

prestadores de servicios sociales que ya operan dentro del sector o desean incorporarse

al mismo.

• Para hacer efectivo este nuevo derecho, la LAPAD crea el Sistema para la Autonomía

y Atención a la Dependencia (SAAD), que sirve de cauce para la colaboración y participación

de todas las administraciones públicas y de los demás agentes implicados,

optimiza los recursos públicos y privados disponibles, y se configura como una red de

utilización pública que integra, de forma coordinada, centros y servicios públicos y

privados. La coordinación y cooperación entre unos y otros va a ser un elemento fundamental

en su proceso de desarrollo e implantación. Para la articulación del Sistema,

la Ley crea el Consejo Territorial del SAAD, en la línea del Consejo Interterritorial

del Sistema Nacional de Salud.

• Homogeneiza el procedimiento y las técnicas de valoración. Todas las personas tienen

la misma puerta de entrada en el Sistema. El procedimiento de valoración está

orientado a lograr la mayor objetividad y a garantizar la equidad en el acceso a los servicios

y prestaciones en todos los territorios del Estado. Debe ajustarse a unos criterios

básicos de actuación, a unas características comunes de composición de los

órganos de valoración y a un baremo único. La legislación relativa al baremo es competencia

del Estado.

• Implanta un catálogo de servicios y prestaciones. Las prestaciones que establece la

LAPAD pueden ser servicios o prestaciones económicas. Regula que los servicios tienen

carácter prioritario frente a las prestaciones. Además, establece ayudas económicas

para facilitar la autonomía personal (ayudas técnicas y adaptaciones en el hogar)

y determina un tratamiento específico para los menores de tres años.

• Enfatiza la calidad y fomenta la mejora continua de los recursos del Sistema. Son instrumentos

de mejora y eficacia, pero también de cohesión y garantía de la equidad

La atención a la dependencia y el empleo

9

interterritorial. Plantea, para ello, tres grandes líneas de actuación: la tecnificación del

SAAD, a través de la aplicación de las nuevas tecnologías a la gestión y a los cuidados

de las personas en situación de dependencia; su profesionalización, mediante la

cualificación profesional y la mejora de las condiciones laborales; la acreditación y

normalización de los recursos de la Red (indicadores, estándares, guías de buenas

prácticas, cartas de servicio, etc.).

En suma, estamos ante una Ley que mejora sustancialmente la atención a las personas en

situación de dependencia, aumentando su calidad de vida y la de sus familiares, dando

respuesta a una de las demandas más importantes de nuestra sociedad, que amplía los

derechos de los ciudadanos fortaleciendo las redes y las estructuras de protección social

y económica y que ha logrado en torno a ella un acuerdo parlamentario y social ampliamente

mayoritario que la convierte en un proyecto de todos, en un proyecto de país.

Ante el ingente proyecto de país (para cuyo desarrollo la propia Ley establece un período

de 8 años) que hay detrás de la puesta en marcha de las infraestructuras y los servicios previstos

en la LAPAD, es necesario sumar esfuerzos en la enorme labor necesaria para afrontar

este reto de la sociedad española que requiere la movilización de importantes recursos

económicos y humanos y del empeño y compromiso de múltiples agentes económicos y

sociales que están llamados a coincidir en el desarrollo y consolidación del nuevo sector.

Los efectos esperados de una aplicación eficaz de la LAPAD trascienden el ámbito de la

política social. Esta medida, no lo olvidemos, forma parte de la agenda de reformas

estructurales a favor de un mayor crecimiento económico y mejores niveles de empleo a

medio y largo plazo en nuestro país. En concreto, la medida se incluye dentro del

Programa Nacional de Reformas presentado por España en el año 2005 en el marco de la

agenda renovada de Lisboa, en el que se establece que la LAPAD “contribuirá a promover

la conciliación de la vida personal y profesional, desarrollará nuevas fuentes de

empleo y contribuirá a un incremento sustancial del nivel de ocupación, al elevar el

empleo y la tasa de actividad femenina” (Ministerio de la Presidencia, 2005:127).

Igualmente, es necesario tener en cuenta que el proceso de implantación de la LAPAD está

coincidiendo con una etapa especialmente difícil derivada de la profunda crisis financiera

iniciada en el verano de 2007 en Estados Unidos que, inmediatamente, se convirtió en crisis

financiera global con unas consecuencias bien conocidas. Esta crisis ha tenido un gran

impacto en todas las economías del mundo y, consecuentemente, en los niveles de empleo.

En España, a mediados de 2008, los efectos de la crisis comenzaron a sentirse claramente

en el mercado laboral. Desde entonces, en sólo seis trimestres, la ocupación ha bajado en

1.756.400 personas, un descenso del 8,6%. El número de desempleados EPA se ha incrementado

en 1.945.400 personas entre el segundo trimestre de 2008 y el cuarto trimestre de

2009, situándose en los 4.326.6001, lo que supone una tasa de desempleo del 18,8%.

1 Ésta es la cifra de desempleados estimada por la EPA. El paro registrado en diciembre de 2009

ascendía a 3.923.603 desempleados.

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

10

Afortunadamente, los gobiernos y los bancos centrales de las economías más avanzadas

se han empleado a fondo en la lucha contra la crisis, pues la magnitud de los fallos del

mercado financiero y de las entidades de supervisión así lo exigía. España contaba en

2007 con un superávit en sus cuentas públicas superior al 2% y una deuda del 38% del

PIB. En 2009, las finanzas públicas han registrado un déficit del 11,4%, y la deuda pública

se ha situado en el 55,2% del PIB. Estos datos permiten apreciar el gigantesco esfuerzo

fiscal realizado estos dos últimos años, empleado en sacar a nuestro país de la

profunda recesión mundial (planes de estímulo) y en sostener el sistema financiero (planes

de rescate).

No es fácil conjeturar cuál habría sido la situación de la economía mundial si los gobiernos

no hubiesen tomado cartas en el asunto. ¿Qué tipo de desastre hubiese ocurrido en

nuestro país si no se hubieran utilizado en torno a 13 puntos de déficit y más de 17 puntos

de deuda en apuntalar la situación?

No debemos olvidar lo que ha sucedido. Esta crisis debería servir para desterrar definitivamente,

entre otras cosas, el fundamentalismo del mercado como paradigma y la fe

ciega en la bondad de la autorregulación y en la eficiencia de los mercados financieros.

Las zonas de sombra en las que se ha movido la actividad bancaria han de desaparecer

para dejar paso a una estricta supervisión.

Es urgente, por tanto, cambiar de valores y de modelos de crecimiento y de asignación

de recursos y no sólo tomar medidas coyunturales, si no queremos estar condenados a

repetir cíclicamente situaciones de profundas crisis cada vez más destructivas.

La exigencia de la lucha contra la inflación presidió el modelo económico de los últimos

años. Hoy, la lucha contra el paro debería, por el contrario, dar lugar a un nuevo modelo

económico. Hay muchos expertos y responsables políticos y sociales que están convencidos

de que no es justo que un incremento de la productividad y de la riqueza como

el que se ha producido en España entre 1998 y 2008 conviva con la persistencia del alto

diferencial del porcentaje del PIB destinado a protección social y de una tasa de desempleo

tan elevada sin que haya habido un proceso paralelo de creación de más empleo

estable, cualificado y mejor retribuido acorde con la productividad y riqueza generadas

(Gráfico 1 y véase Tabla 2).

Para ello es urgente hacer del empleo la gran prioridad, desde la convicción de que sí podemos

hacerlo. Si concentramos nuestro esfuerzo en los sectores con mayor potencial de

generación de empleo, si orientamos los recursos hacia los sectores más intensivos en trabajo,

si cambiamos el actualmodelo de crecimiento que crea con gran facilidad empleo precario,

temporal y poco cualificado y que lo expulsa del mercado con la misma facilidad y

rapidez, podremos luchar eficazmente contra el desempleo y, consecuentemente, contra el

malestar y el desencanto ante una sociedad que nos niega lo que nos exige: un trabajo.

La atención a la dependencia y el empleo

11

En este contexto, es necesario que las proclamas de los responsables políticos y de los

representantes de intereses económicos y sociales y las manifestaciones de medios y

expertos cuando declaran: “que el paro es nuestro problema más acuciante”, “que todas

las medidas y todos los instrumentos se deberían juzgar en función de si aseguran el trabajo

existente y crean nuevo trabajo”, “que es más importante financiar el trabajo que

tener que pagar el desempleo”, se concreten en medidas verificables. La realidad

demuestra más bien que hay mucha retórica y que las auténticas prioridades son, para

unos, salir de la crisis sin afrontar las causas, para otros, seguir incrementando su excedente

y, para la mayoría, contribuir lo menos posible a soportar las cargas generales, aunque

sin renunciar a exigir que este problema sea resuelto… por otros, sin que suponga la

mínima reducción de su estándar particular de vida.

Si de verdad se quiere profundizar en el núcleo del problema, y no solamente corregir

parcialmente los resultados, forzosamente ha de incidirse en las formas del crecimiento

económico y en el reparto de los beneficios de la productividad.

Gráfico 1. Evolución del paro registrado y porcentaje de variación anual del PIB

en España entre enero de 1996 y diciembre de 2009

Fuentes: Paro registrado: Movimiento Laboral Registrado. Ministerio de Trabajo e Inmigración..

Variación PIB: Contabilidad Nacional Trimestral de España, base 2000. INE. Banco de datos TEMPUS.

Número de parados

Porcentaje de variación

interanual PIB

4.500.000

4.000.000

3.500.000

3.000.000

2.500.000

2.000.000

1.500.000

1.000.000

500.000

0

10,00

8,00

6,00

4,00

2,00

0,00

-2,00

-4,00

-6,00

-8,00

Enero

1996

Enero

1997

Enero

1998

Enero

1999

Enero

2000

Enero

2001

Enero

2002

Enero

2003

Enero

2004

Enero

2005

Enero

2006

Enero

2007

Enero

2008

Enero

2009

Paro registrado Incremento interanual PIB

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

12

En esta dirección de conseguir un modelo de crecimiento más equilibrado, más sostenible

y más intensivo en creación de empleo estable, más cualificado y no deslocalizable

está el desarrollo e implantación de las infraestructuras y servicios que garantiza la

LAPAD. Además de cumplir con el mandato de la Ley de atender las necesidades de las

personas en situación de dependencia y de sus familias, se conseguiría, dada su potencialidad

de generación de empleo, la creación de decenas de miles de puestos de trabajo.

Sobre ello vamos a tratar en el presente informe.

La atención a la dependencia y el empleo

13

1. Las nuevas necesidades sociales y el empleo

La atención a la dependencia demanda respuestas urgentes y sostenibles económicamente.

La LAPAD constituye, dentro de un Estado de derecho, la mejor respuesta a las nuevas

necesidades que surgen de las transformaciones sociales que se están produciendo en

las últimas décadas y, en particular, del proceso acelerado de envejecimiento de la población,

de los cambios en la estructura familiar y de la incorporación de la mujer al trabajo,

determinando, mediante la consolidación de nuevos derechos sociales, la creación de nuevas

infraestructuras y servicios que generarán decenas de miles de puestos de trabajo.

La atención a la dependencia es, sin duda, la necesidad social más importante que se ha

generado como resultado de esas transformaciones. Desde la década de los noventa del

siglo XX, la dependencia y su protección pública han ido adquiriendo cada vez más relevancia

en la agenda social y política de todos los países de la Unión Europea, como prueban

los numerosos estudios e investigaciones que se han realizado sobre la materia. A este

respecto, es referencia obligada el estudio encargado por la Comisión Europea en 1996 y

coordinado por la Universidad de Lovaina para analizar los sistemas de protección social

de las personas en situación de dependencia en los Estados miembros y en Noruega

(Pacolet et al., 2000). Asimismo, hay que destacar como prueba del interés por el tema el

hecho de que, desde 1998, los informes anuales de la Comisión sobre la protección social

en Europa dedican un capítulo específico al análisis de los cuidados de larga duración.

Como señala el Libro Blanco sobre la atención a las personas en situación de dependencia

en España (IMSERSO, 2005), en el debate existente en todos los países desarrollados

sobre la atención a las personas en situación de dependencia y a sus familias, pueden destacarse

dos variables fundamentales; por un lado, la necesidad de responder al reto que

plantean el progresivo envejecimiento de la población y los cambios y transformaciones

en las estructuras familiares y sociales, y, por otro, las consecuencias que la protección de

las situaciones de dependencia tienen sobre el gasto público y sobre la creación de empleo

y de riqueza. A continuación analizaremos brevemente ambos aspectos.

1.1 El proceso acelerado de envejecimiento de la población

La prolongación de la expectativa de vida, una de las mayores conquistas sociales del

pasado siglo, se ha traducido en un aumento del número de personas mayores y, como

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

14

consecuencia, en un envejecimiento acelerado de la población. En España, la esperanza de

vida al nacer es actualmente de 81 años (77,8 años para los varones y 84,1 para las mujeres);

la esperanza de vida adicional a los 65 años es de casi 20 años (17,7 años para los

varones y 21,7 años para las mujeres), y a las personas que han alcanzado los 80 años les

restan todavía por vivir, como media, 9 años (7,9 años a los varones y 9,6 a las mujeres).

Para hacernos una idea de lo que se han incrementado las expectativas de vida en el último

siglo, baste decir que en 1900 la esperanza de vida al nacer era de 35 años (34 para los

varones y 36 para las mujeres); en 1950 de 62 años (60 los varones y 64 las mujeres), y

en 1975, de 74 años (70 los varones y 76 las mujeres).

Como resultado de ese incremento en las expectativas de vida, la población mayor española

ha experimentado en las últimas décadas un crecimiento muy considerable. El número

de personas mayores de 65 años casi se ha duplicado en los últimos treinta años,

pasando de 4,2 millones de personas en 1970 (un 11,2% de la población total) a 7,8 millones

en 2009 (16,7% de la población total) (Tabla 1). Este aumento se ha debido, entre

otros factores, al mayor control de las enfermedades, a unas condiciones de vida más saludables

y, en general, al mayor bienestar económico y social alcanzado.

El envejecimiento de la población española va a continuar en los próximos años, en los

que la población mayor seguirá incrementándose de manera notable, a la vez que disminuirá

la proporción de jóvenes, como muestran las diferencias que se muestran en el

Gráfico 2 entre la pirámide de la población española en el año 2000 con la proyectada para

el año 2050.

Este proceso de envejecimiento está haciendo que aumente el número de personas que

necesitan cuidados de larga duración y recursos de atención adecuados a su nivel de

dependencia y su situación sociofamiliar. De hecho, todos los expertos que estudian las

Tabla 1. Evolución de la población mayor de 65, 75 y 80 años en España en el período

1981-2009 (datos absolutos y porcentajes sobre la población total)

1981

1991

2001

2009

4.236.724

5.370.252

6.958.516

7.780.830

11,2

13,8

17,0

16,7

1.577.311

2.200.571

3.021.083

3.951.758

4,2

5,7

7,4

8,5

1,9

3,0

3,9

4,7

725.131

1.147.868

1.580.322

2.213.955

Fuente: Elaboración propia a partir de los censos 1981, 1991 y 2001 y del avance de resultados del

padrón municipal para 1 de enero de 2009.

65 y más 75 y más 80 y más

Total personas % Total personas % Total personas %

La atención a la dependencia y el empleo

15

consecuencias del envejecimiento demográfico para las sociedades desarrolladas coinciden

en afirmar que uno de los problemas fundamentales es cubrir adecuadamente las necesidades

de cuidados y atención a las personas dependientes, cuyo número se está viendo

incrementado de forma muy notable como consecuencia del aumento de la población de

avanzada edad.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que este intenso proceso de envejecimiento no

debe ser considerado sólo como un problema, sino también como una oportunidad social

que es necesario aprovechar. El envejecimiento de la población es la expresión de un logro

humano: vivimos más y vivimos mejor. Constituye una de las transformaciones sociales

más importantes producidas en las últimas décadas. Pero es también un reto al que es

necesario dar respuesta desde las administraciones y desde el conjunto de los agentes económicos

y sociales. Se trata de un reto complejo, pues el incremento del número de personas

mayores y las necesidades crecientes de atención derivadas de ese crecimiento

coinciden en el tiempo con una crisis de los sistemas de apoyo informal que han venido

dando respuesta a esas necesidades, crisis motivada por otras dos grandes transformaciones

sociales producidas en el último tercio del siglo pasado: el cambio en el modelo de

familia y la creciente incorporación de las mujeres al mundo laboral.

Gráfico 2. Pirámides de población en España en 2000 y 2050

Fuente: INE. Proyecciones de población en base al censo de 2001. Escenario 1

100

90

80

70

60

50

40

30

20

10

%

100

90

80

70

60

50

40

30

20

10

%

Edad

HOMBRES MUJERES

Edad

1,0 0,8 0,6 0,4 0,2 %

de población

0,2 0,4 0,6 0,8 1,0

2050 2000

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

16

1.2 Las discapacidades generan dependencia en todas las edades

Según la Encuesta de discapacidad, autonomía personal y situaciones de dependencia

2008 (EDAD, 2008), en España hay más de 4,1 millones de personas con diversos niveles

de discapacidad (un 9% de la población), de las que en torno a 3,8 millones viven en

domicilios familiares y el resto en centros residenciales de distintos tipos. La encuesta

muestra que la prevalencia de las situaciones de discapacidad está fuertemente relacionada

con la edad, pues se mantiene por debajo del 5% hasta los 40 años, supera el 10% a los

60 y se sitúa en torno al 40% a los 80. Como resultado, seis de cada diez personas con discapacidad

tienen más de 65 años (Gráfico 3).

El 74% de las personas con discapacidad afirma tener dificultades de diverso grado para

realizar las actividades básicas de la vida diaria. Cuando estas dificultades son severas

impiden que la persona pueda resolver por sí misma sus necesidades cotidianas y hacen

que necesite la ayuda de otras personas para poder llevar una vida digna. Casi 1,4 millones

de personas residentes en domicilios particulares tienen, de acuerdo con la EDAD

2008, dificultades que les impiden realizar alguna actividad básica de la vida diaria sin

ayuda. Aunque esas situaciones se dan en todas las edades, el número de personas con discapacidad

se incrementa con los años: dos tercios de las personas con algún grado de discapacidad

para actividades de la vida diaria tienen más de 65 años.

La atención a la dependencia y el empleo

17

Gráfico 3. Pirámide de la población española total y con discapacidad

Fuente: INE. Encuesta de Discapacidad, Autonomía Personal y Situaciones de Dependencia 2008.

80-84

70-74

60-64

50-54

40-54

30-34

20-24

10-14

0-4

2.000.000 1.500.000 1.000.000 500.000 0 500.000 1.000.000 1.500.000 2.000.000 2.500.000

Varones con discapacidad

Mujeres con discapacidad

Varones (Pobl. Total)

Mujeres (Pobl. Total)

1.3 Los cambios en el modelo de familia y la incorporación de la mujer

al trabajo reducen la disponibilidad de apoyo informal

Tradicionalmente, han sido las familias las que han asumido el cuidado de las personas

dependientes, a través de lo que ha dado en llamarse “apoyo informal”. Para ser más exactos,

habría que puntualizar que esa función ha recaído y recae, casi en exclusiva, en las

mujeres del núcleo familiar, en las madres, cónyuges, hijas o hermanas de las personas

dependientes y, entre éstas, en las mujeres de mediana edad, sobre todo en el grupo comprendido

entre los 45 y los 69 años.

El incremento cuantitativo de las situaciones de dependencia, motivado por el envejecimiento

de la población y por los cambios en el perfil de morbilidad, coincide en el tiempo

con cambios importantes en el modelo de familia y con la incorporación progresiva de

la mujer al mercado de trabajo, fenómenos ambos que están haciendo disminuir sensiblemente

la capacidad de prestación de cuidados informales, haciendo que el modelo de

apoyo informal, que ya ha empezado a entrar en crisis, sea insostenible a medio plazo,

pues cada vez existen menos mujeres en edad de cuidar y más personas que precisan cuidados

de larga duración, y esta brecha se está incrementando con el paso de los años.

La atención de las situaciones de dependencia no es sólo una necesidad real, sino que además,

es percibida como apremiante por un número creciente de ciudadanos. La mayor

parte de los mayores dependientes vive con sus familias, que experimentan grandes dificultades

para proporcionarles la atención que necesitan. Como ya se ha indicado, en la

mayor parte de los casos, los cuidados los prestan las mujeres de la familia en edad laboral,

que encuentran con ello un obstáculo más para su acceso al empleo.

1.4 Incidencia sobre el gasto público

Uno de los temas centrales en el debate europeo en torno a la protección de las situaciones

de dependencia, como una ampliación del Estado de Bienestar, es la incidencia que

tendrían las nuevas prestaciones y servicios en el gasto público, máxime en los momentos

de profunda crisis en que estamos, que podrían servir a algunos para cuestionar la ampliación,

o los márgenes de la ampliación, de los servicios y prestaciones que supone el desarrollo

de la LAPAD. Es precisamente en momentos como el presente cuando los

poderes públicos y todos los agentes económicos y sociales deben plantearse qué asignación

de recursos se realiza a corto y especialmente a medio y largo plazo en función del

nuevo modelo de crecimiento que se pretende conseguir.

El objetivo de construir el SAAD constituye un compromiso esencial de la LAPAD a

medio y largo plazo. En este sentido, los debates en torno a la sostenibilidad económica

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

18

Gráfico 4. Gasto social, por funciones, en porcentaje del PIB UE-15, UE-27 y España, 2007

Fuente: Elaboración propia a partir de la base de datos en línea de Eurostat. Consultada en diciembre 2009.

7,4

7,6

6,4

10,0

10,2

6,5

2,0

2,1

1,6

1,7

1,7

1,9

1,3

1,3 2,4

2,0

2,1

1,2

0,6

0,6

0,2

0,3

0,3

0,3

Unión Europea (27)

Unión Europea (15)

España

Tabla 2. Gasto social, por funciones, en porcentaje del PIB, en la Unión Europea, 2007

Fuente: Elaboración propia a partir de la base de datos en línea de Eurostat. Consultada en diciembre 2009.

Unión Europea (27)

Unión Europea (15)

Bélgica

Dinamarca

Alemania

Irlanda

Grecia

España

Francia

Italia

Luxemburgo

Holanda

Austria

Portugal

Finlandia

Suecia

Reino Unido

Enfermedad

7,4

7,6

7,4

6,5

8,0

7,2

6,7

6,4

8,7

6,7

4,9

8,7

7,1

6,6

6,5

7,6

7,6

Vejez

10,0

10,2

9,9

10,7

9,5

4,0

10,4

6,5

11,2

13,1

5,2

9,4

11,3

10,1

8,6

11,3

10,4

Discapacidad

2,0

2,1

1,8

4,2

2,0

1,0

1,2

1,6

1,8

1,5

2,3

2,5

2,2

2,3

3,1

4,4

2,4

Supervivencia

1,7

1,7

2,8

0,0

2,1

0,8

2,0

1,9

1,9

2,5

1,9

1,4

2,0

1,7

0,9

0,6

0,8

Desempleo

1,3

1,3

3,3

1,6

1,5

1,4

1,1

2,4

1,8

0,5

0,9

1,2

1,4

1,2

1,9

1,1

0,5

Familia e

infancia

2,0

2,1

2,0

3,7

2,8

2,6

1,5

1,2

2,5

1,2

3,2

1,6

2,8

1,2

2,9

3,0

1,5

Alojamiento

0,6

0,6

0,1

0,7

0,6

0,3

0,5

0,2

0,8

0,0

0,1

0,4

0,1

0,0

0,2

0,5

1,4

Exclusión

social

0,3

0,3

0,7

0,7

0,2

0,4

0,6

0,3

0,5

0,1

0,4

1,7

0,3

0,3

0,5

0,6

0,2

Total

25,2

25,9

28,0

28,1

26,7

17,6

23,8

20,5

29,0

25,5

19,0

26,8

27,1

23,4

24,6

29,0

24,8

La atención a la dependencia y el empleo

19

Enfermedad

Vejez

0,0 2,0 4,0 6,0 8,0 10,0 12,0

Discapacidad

Supervivencia

Desempleo

Familia e infancia

Alojamiento

Exclusión social

del SAAD son recurrentes, como sucedió en su día con el Sistema Nacional de Salud, ante

las claras tendencias demográficas que van a provocar presiones crecientes sobre los sistemas

de protección social (pensiones, salud y cuidados de larga duración).

La asignación de recursos que se realice determinará el impacto sobre el crecimiento y la

actividad económica, sobre el empleo y el tipo de empleo y sobre el bienestar de la población.

Por ello, puede resultar clarificador tener en cuenta la asignación de recursos y el

peso sobre el PIB de los gastos sociales en la Unión Europea.

La Tabla 2 y el Gráfico 4 reflejan los datos relativos a los gastos en prestaciones sociales

por tipo de función en el año 2007. Se constata el gran diferencial existente entre España

y la media de la Unión Europea, tanto si se tienen en cuenta los 15 países que formaban

parte de la Unión antes de la ampliación como si la comparación se realiza con la media

de los 27 países que actualmente la componen. Si se quiere converger con la UE no sólo

hay que hacerlo en los indicadores económicos (déficit público, tasa de inflación, etc.),

sino también en los indicadores de gasto social.

1.5 La protección de la dependencia y el empleo

A) Situación del empleo

Desde que se inició la profunda crisis económica que estamos viviendo, la tasa de desempleo

en España se ha duplicado. Ese crecimiento del desempleo no responde sólo

a una situación coyuntural, sino que es reflejo de una debilidad estructural. Nuestra

economía, que fue una de las más dinámicas a la hora de crear empleo en la etapa

expansiva que se desarrolló hasta finales de 2007, ha sido también, con mucha diferencia,

la que más empleo ha destruido en los dos últimos años (básicamente, empleo temporal,

precario y poco cualificado).

El mantenimiento durante muchos años de cifras de paro elevadas, incluso en períodos

de importante crecimiento del PIB (véase Gráfico 1) es, sin duda, uno de los mayores

problemas estructurales de nuestro país. Resulta relevante, de cara al futuro, constatar

como el impacto sobre la destrucción de empleo afectó de distinta manera a unos u

otros países en función del modelo prioritario de crecimiento económico que tenían y

del modelo de asignación y distribución de recursos que practicaban. Este segundo

aspecto es muy importante para el objeto del presente informe (Gráfico 5).

De acuerdo con los últimos resultados de la Encuesta de Población Activa (cuarto trimestre

de 2009), la tasa de empleo para la población de entre 16 y 64 años (59,9%) se

sitúa cuatro puntos por debajo de la media de la Unión Europea (el 64,8% en el segundo

trimestre de 2009), y más de 15 puntos por debajo de países como Holanda,

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

20

Noruega y Dinamarca. La tasa de temporalidad, a pesar de haber descendido significativamente

por la destrucción de empleo temporal, es todavía del 25,1%, casi el doble

que la media de la Unión Europea (el 13,8% en el tercer trimestre de 2009). Sólo un

13,3% de los ocupados en España trabaja a tiempo parcial, mientras que la media de

ocupados a tiempo parcial en la Unión Europea fue del 18,7% en el tercer trimestre de

2009, en algunos países, como Dinamarca, Alemania, Noruega, Suecia y el Reino

Unido supera el 25%, y en Holanda se registran tasas todavía superiores. El número de

parados EPA asciende a 4.326.500 (1.118.600 más que en el mismo trimestre del año

anterior y 2.152.400 más que en el primer trimestre de 2008), y el paro registrado supera

los 3,9 millones. La tasa de desempleo se sitúa en el 18,8% (frente a un 8,9% en la

Unión Europea en el tercer trimestre de 2009). En los menores de 25 años, la tasa de

desempleo alcanza el 39,1%.

Ante este escenario es esencial poner al empleo en el centro de la agenda política y

social. La decidida voluntad colectiva de asegurar unas mayores tasas de empleo es primordial

para generar riqueza e ingresos suficientes para mantener y poder ampliar los

actuales niveles de protección y para permitir la integración de la mayoría de los ciudadanos

en la actividad productiva y en la sociedad. Por eso se debe dar prioridad al

empleo y, a su vez, compatibilizar las políticas activas de empleo con las de protección

social, ya que son dos caras de una misma moneda. Como afirmó hace ya algunos años

Gráfico 5. Evolución de las tasas de desempleo en la Unión Europea y en España durante la

década del 2000 (datos referidos al segundo trimestre de cada año)

Fuente: Elaboración propia a partir de la base de datos en línea de Eurostat. Consultada en diciembre 2009.

20,00

18,00

16,00

14,00

12,00

10,00

8,00

6,00

4,00

2,00

0,0

2000 (2T) 2001 (2T) 2002 (2T) 2003 (2T) 2004 (2T) 2005 (2T) 2006 (2T) 2007 (2T) 2008 (2T) 2009 (2T)

Unión Europea (27)

Unión Europea (15)

España

La atención a la dependencia y el empleo

21

el Libro Blanco sobre la Política Social Europea, si la creación de riqueza es esencial

para el progreso social, el entorno social también es un factor esencial para el desarrollo

económico.

B) Orientar los recursos y concentrar el esfuerzo en los sectores con mayor potencial

de generación de empleo

Todos los estudios y la realidad de los países que los han implantado constatan que el

desarrollo de los servicios ligados al cuidado de las personas dependientes supone un

importante potencial de generación de empleo.

En contra de lo que se suele pensar, las mayores diferencias en las tasas de empleo por

sectores de actividad entre España y la UE no se encuentran en los sectores industriales,

sino en el sector servicios y básicamente en los servicios de carácter comunitario.

Se trata de actividades muy intensivas en mano de obra y, por lo tanto, con un importante

impacto en la evolución del empleo.

Está muy extendida la consideración de que el futuro del empleo en España pivotará fundamentalmente

sobre las potencialidades que tiene el sector de los servicios en relación

con las nuevas necesidades y demandas sociales, máxime teniendo en cuenta los importantes

diferenciales en la prestación de estos servicios que tenemos como país en relación

con la media de los países más desarrollados de la Unión Europea (Tabla 3 y Gráfico 6).

Tabla 3. Empleo total en cada rama de actividad como porcentaje de la población en edad

de trabajar. UE-15, UE-27 y España. Segundo trimestre de 2009

Fuente: Elaboración propia a partir de la base de datos en línea de Eurostat. Consultada en diciembre 2009.

Rama de actividad

Agricultura, silvicultura y pesca

Minería

Manufactura

Electricidad, gas y agua

Construcción

Distribución, transporte y almacenamiento

Hoteles y restaurantes

Información y comunicaciones

Finanzas, seguros y actividades inmobiliarias

Servicios empresariales

Servicios de carácter comunitario (Administración

pública, educación, salud y servicios sociales)

Cultura, entretenimiento y otros servicios

Otros y no consta

Total

UE-27

3,4%

0,3%

10,6%

1,0%

5,2%

12,7%

2,9%

1,9%

2,5%

5,7%

16,1%

3,4%

0,6%

66,1%

UE-15

2,0%

0,2%

10,1%

0,9%

5,2%

12,8%

3,2%

2,0%

2,7%

6,4%

17,3%

3,8%

0,8%

67,3%

España

2,5%

0,2%

8,1%

0,7%

6,2%

12,4%

4,6%

1,7%

1,8%

5,6%

12,3%

4,6%

0,0%

60,6%

Diferencia

España-UE-15

0,5%

0,0%

-2,0%

-0,2%

0,9%

-0,4%

1,5%

-0,4%

-0,9%

-0,8%

-5,0%

0,8%

-0,8%

-6,7%

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

22

La potencialidad de generación de empleo en España es, como vemos, muy visible respecto

a las nuevas demandas que han surgido como consecuencia de los cambios

demográficos, jurídicos, económicos y sociales, que demandan, por parte de la sociedad

española, más y mejores respuestas.

El sector de los servicios de proximidad es uno de los que ha contado y cuenta con

mayor potencial de generación de empleo en la Unión Europea. La Comisión Europea

ha afirmado reiteradamente que el incremento del empleo tendrá que conseguirse fundamentalmente

en el sector servicios, en concreto en los servicios de carácter comunitario

(sanidad y servicios sociales, educación, Administración pública…).

Dentro de estos servicios comunitarios, la tasa de empleo en España en el sector de la

sanidad y los servicios sociales (4,2%), en el que se incluyen los trabajadores ocupados

en la atención a la dependencia, está muy lejos no sólo de Dinamarca, que es el

país de la UE con mayor tasa (14,0%), sino también de la media de la UE-15 (7,4%) e

incluso de la media de la UE-27 (6,5%). Para homologarse a la media de la UE-15,

España necesitaría crear más de un millón de empleos en este subsector de sanidad y

servicios sociales. La mayoría de ellos correspondería al desarrollo e implantación

plena del SAAD, como luego veremos. El resto del Sistema de Servicios Sociales

Gráfico 6. Empleo total en cada sector como porcentaje de la población en edad de trabajar.

UE-15, UE-27 y España. Segundo trimestre de 2009

Fuente: Elaboración propia a partir de la base de datos en línea de Eurostat. Consultada en diciembre 2009.

UE 15

UE 27

España

0,0% 10,0% 20,0% 30,0% 40,0% 50,0% 60,0% 70,0% 80,0%

Agricultura

Industria

servicios

2,2 %

3,6 %

2,7 % 15,0 % 43,0 %

16,8 % 45,6 %

16,2 % 48,9 %

La atención a la dependencia y el empleo

23

debería incrementar sustancialmente sus estructuras y su red de prestación de servicios

para que se pueda desarrollar adecuadamente el propio SAAD y para responder a las

demandas de servicios (atención a domicilio principalmente) de los ciudadanos que no

tengan derecho a las prestaciones y servicios del SAAD (Tabla 4).

Es evidente, por tanto, que el desarrollo de los servicios ligados a la respuesta a las nuevas

demandas sociales comporta enormes posibilidades en materia de creación de empleo.

La apuesta por ampliar el Estado de Bienestar es también una apuesta por el

empleo. Es muy improbable que España pueda resolver su problema estructural de desempleo

sin una expansión notable de su sistema de bienestar y, en concreto, del sector

de los servicios sociales, en el que el diferencial en relación con los países más

desarrollados es mayor.

Los recursos financieros que se dediquen a esta ampliación mediante la creación de

infraestructuras y servicios se estarán empleando en crear actividad económica y

empleo. Además, los retornos económicos que se consiguen con este tipo de actuaciones,

como han demostrado programas como el de Vacaciones para la Tercera Edad y

el de Termalismo Social, suficientemente consolidados y validados, confirman que la

inversión realizada para su puesta en marcha es productiva, porque han conjugado

varios objetivos simultáneamente (mayor calidad de vida para las personas, mayor

generación o mantenimiento de empleo y de actividad económica). Se crea empleo y,

con ello, se ahorran prestaciones de desempleo, se incrementa la recaudación de la

Seguridad Social y se ingresan nuevos recursos por la vía impositiva, haciendo visible

que la política económica y la política social son dos caras (crecimiento económico y

progreso social) de una misma moneda (el modelo europeo de sociedad).

Tabla 4. Empleo en los servicios de carácter comunitario, como porcentaje de la población

en edad de trabajar. (UE-27, UE-15, España y países de la UE con mayor tasa.

Segundo trimestre de 2009)

Fuente: Elaboración propia a partir de la base de datos en línea de Eurostat. Consultada en diciembre 2009.

Sector

Sanidad y servicios sociales

Educación

Administración Pública

UE-27

6,5%

4,8%

6,0%

UE-15

7,4%

5,0%

4,9%

España

4,2%

3,8%

4,3%

14,0%

12,4%

7,9%

7,2%

8,3%

6,4%

(Dinamarca)

(Holanda)

(Suecia)

(Reino Unido)

(Luxemburgo)

(Francia)

Países de la UE con mayor tasa

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

24

2. El impacto real de la implantación del SAAD en el

empleo en los tres primeros años de aplicación

2.1 Nivel de implantación del SAAD al finalizar 2009

Finalizado 2009, de acuerdo con la información estadística facilitada por el SAAD, se

han presentado ya más de 1.275.000 solicitudes de valoración de las situaciones de

dependencia y se han emitido más de un 1.100.000 dictámenes, de los que 1.021.830

corresponden a personas que, a la fecha de referencia de los datos, continúan registradas

en el sistema (el resto son personas que han fallecido o causado baja por otras causas).

Alrededor de 745.000 de las personas con dictamen de valoración tienen una dependencia

de grado II o III, que son los que, en 2009, dan acceso a las prestaciones y servicios

del SAAD. 485.000 de estas personas ya están recibiendo alguna de esas prestaciones o

servicios (Tabla 5).

Las prestaciones de la LAPAD en vigor a 1 de enero de 2010 ascendían a 560.350. La

prestación reconocida a un mayor número de personas (280.013 beneficiarios) es la económica

para cuidados en el entorno familiar y apoyo a cuidadores no profesionales, que,

a pesar de su carácter excepcional, se ha convertido, con diferencia, en la prestación más

“popular” del SAAD. Le siguen en importancia cuantitativa, de acuerdo con el número

de personas a las que se les ha reconocido, el servicio de atención residencial (98.941

beneficiarios, la mayoría de los cuales ya venían recibiendo dicha atención), el servicio

Tabla 5. Estado de implantación de la Ley de Dependencia a 1 de enero de 2010. Solicitudes,

dictámenes, prestaciones reconocidas y personas que las reciben

Fuente: Información Estadística del SAAD. Situación a 1 de enero de 2010.

Solicitudes

Dictámenes emitidos

Personas con derecho a prestación

Prestaciones reconocidas

Personas con prestaciones

Datos históricos acumulados

(desde el 1 de enero de 2007)

1.277.806

1.127.062

841.803

614.528

Personas registradas en el

Sistema a 1 de enero de 2010

1.141.608

1.021.830

743.596

560.350

485.526

La atención a la dependencia y el empleo

25

de ayuda a domicilio (59.576 beneficiarios), el de teleasistencia (51.450 beneficiarios),

la prestación económica vinculada al servicio (38.158 beneficiarios) y los centros de día

y noche (28.479 beneficiarios). El derecho a recibir los servicios de prevención de la

dependencia y de promoción de la autonomía personal o la prestación económica de asistencia

personal solo se ha reconocido a unas pocas personas en algunas comunidades

autónomas. La posibilidad de compatibilizar prestaciones hace que la media de prestaciones

recibidas por beneficiario ascienda a 1,15.

Llama la atención la escasa asignación de la prestación de ayuda a domicilio, que estaba

llamada a ser la prestación más importante en un sistema que apuesta por la permanencia

de las personas en situación de dependencia, siempre que sea posible, en el entorno

en el que desarrollan su vida (art. 3.i de la LAPAD), y de la teleasistencia, indicada en

principio para las personas que no reciban servicios de atención residencial (art. 22.2 de

la LAPAD). A 1 de enero de 2010, cinco comunidades autónomas no han asignado ninguna

prestación de ayuda a domicilio y cuatro ninguna prestación de teleasistencia en el

marco del SAAD.

2.2 Impacto constatable sobre el empleo

A los tres años de vigencia de la LAPAD, ¿está respondiendo la realidad a las expectativas

que la puesta en marcha de esta Ley ha despertado en materia de creación de empleo?

Aunque aún es pronto para responder a esta pregunta, algunos de los datos disponibles

Tabla 6. Prestaciones reconocidas, según tipo de prestación, y personas que las reciben a 1

de enero de 2010

Fuente: Información Estadística del SAAD. Situación a 1 de enero de 2010.

Prestaciones

Prevención de la dependencia y promoción de la autonomía personal

Teleasistencia

Ayuda a domicilio

Centros de día/noche

Atención residencial

Prestación económica vinculada al servicio

Prestación económica por cuidados familiares

Prestación económica de asistencia personal

Total prestaciones

Personas beneficiarias con prestaciones

Media de prestaciones por persona

Situación a 1 de enero de 2010

3.018

51.480

59.576

28.479

98.941

38.158

280.013

685

560.350

485.526

1,15

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

26

apuntan a que, a pesar de la difícil coyuntura económica por la que estamos atravesando,

el efecto de la puesta en marcha del SAAD se ha dejado sentir nítidamente en el empleo.

En el Gráfico 7 se recoge la evolución, desde la entrada en vigor de la LAPAD (entre

enero de 2007 y diciembre de 2009), del número de afiliados a la Seguridad Social en

situación de alta laboral, tanto en el conjunto de nuestra economía como en el sector de

actividades de servicios sociales (código 853 de la versión de 1993 de la Clasificación

nacional de actividades económicas, CNAE 93, y códigos 87 y 88 de la versión de 2009,

CNAE 09).

Puede observarse el importante crecimiento experimentado por el empleo en este sector

de actividad, incluso en el segundo semestre de 2008 y el primero de 2009, en un

momento en el que el empleo global ha estado en España en fuerte descenso. Este crecimiento

se mantiene incluso si se dejan de computar los cuidadores no profesionales que

han causado alta en la Seguridad Social en virtud de las previsiones de la Ley 39/2006,

que se reflejan en esta estadística desde enero de 2008.

Gráfico 7. Evolución de los afiliados a la SS en situación de alta (enero 2007-diciembre 2009.

Datos para el último día de cada mes)

Fuente: Elaboración propia a partir de la Estadística de Afiliación y alta de trabajadores de la

Seguridad Social, diciembre 2009.

ene-07

feb-07

mar-07

abr-07

may-07

jun-07

jul-07

ago-07

sep-07

oct-07

nov-07

dic-07

ene-08

feb-08

mar-08

abr-08

may-08

jun-08

jul-08

ago-08

sep-08

oct-08

nov-08

dic-08

ene-09

feb-09

mar-09

abr-09

may-09

jun-09

jul-09

ago-09

sep-09

oct-09

nov-09

dic-09

19.500.000

19.250.000

19.000.000

18.750.000

18.500.000

18.250.000

18.000.000

17.750.000

17.500.000

500.000

475.000

450.000

425.000

400.000

375.000

350.000

325.000

300.000

Total

Servicios

sociales

Total

Actividades de servicios sociales

(CNAE-93 B53; CNAE-09-87

Actividades de servicios sociales

sin cuidadores profesionales

La atención a la dependencia y el empleo

27

De acuerdo con estos datos, el número de afiliados dados de alta en el sector de los servicios

sociales se ha incrementado desde enero de 2007 hasta diciembre de 2009 en

184.815 personas (83.625 si no se computan los 101.190 cuidadores no profesionales que

desde enero de 2008 a 31 de diciembre de 2009 han causado alta en el Sistema de la

Seguridad Social).

La Encuesta de Población Activa (EPA) ofrece también datos de gran interés para conocer

la evolución reciente de la ocupación en el sector de los servicios sociales y aproximarse

así a una estimación del efecto real sobre el empleo que se deriva de la aplicación

de la LAPAD. La EPA ha incorporado en 2008 la versión 2009 de la Clasificación nacional

de actividades económicas (CNAE-09), que incluye las actividades de servicios

sociales en los códigos 87 (asistencia en establecimientos residenciales) y 88 (actividades

de servicios sociales sin alojamiento).

De acuerdo con la EPA, la ocupación en el sector de los servicios sociales ha crecido

entre el primer trimestre de 2008 y el cuarto de 2009 en un 26,7%, pasando de 342.000

a 433.400 empleos, con un crecimiento total de 91.400 empleos (Gráfico 8). Mientras

Gráfico 8. Evolución del empleo total y del empleo en actividades de servicios sociales

(primer trimestre de 2008-cuarto trimestre de 2009) según la EPA

Fuente: Elaboración propia a partir de la Encuesta de Población Activa.

21.000.000

20.500.000

20.000.000

19.500.000

19.000.000

18.500.000

450.000

425.000

400.000

375.000

350.000

325.000

300.000

2008TI 2008TII 2008TIII 2008TIV 2009TI 2009TII 2009TIII 2009TIV

Empleo total Empleo en actividades de

servicios sociales

Total

87 + 88 Actividades de servicios sociales

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

28

29

que la tasa de paro en el conjunto de la economía prácticamente se ha duplicado entre el

primer trimestre de 2008 y el cuarto de 2009, pasando del 9,6% al 18,8%, en el sector de

los servicios sociales la tasa de paro sólo ha aumentado en una décima, pasando del 7,9%

al 8,0% (Gráfico 9).

Hay que tener en cuenta que la EPA no identifica a los cuidadores familiares como ocupados,

aunque muchos de ellos sí aparecen en los datos de afiliados en situación de alta,

en virtud de las previsiones de la Ley 39/2006.

Aunque el impacto sobre el empleo derivado de la puesta en marcha del SAAD es, como

se ve, indiscutible, los empleos asociados a la atención de los beneficiarios de la LAPAD

se están generando a un ritmo más lento de lo esperado, debido básicamente a dos importantes

factores: la profunda crisis económica y la proliferación de las prestaciones económicas

para cuidados en el medio familiar, excepcionales según el art. 14.4 de la

LAPAD, lo que a todas luces es negativo para el crecimiento del empleo y para garantizar

un servicio profesional y de calidad. También hay que tener en cuenta que una buena

parte de las personas cuya situación de dependencia ha sido valorada en los primeros

años de aplicación de la LAPAD ya estaban recibiendo atención, especialmente en cen-

Gráfico 9. Evolución de la tasa de paro total y en actividades de servicios sociales

(primer trimestre de 2008-cuarto trimestre de 2009) según la EPA

Fuente: Elaboración propia a partir de la Encuesta de Población Activa.

20,0 %

17,5 %

15,0 %

12,5 %

10 %

7,5 %

5,0%

2008TI 2008TII 2008TIII 2008TIV 2009TI 2009TII 2009TIII

Tasa de desempleo

Total

87 + 88 Actividades de servicios sociales

La atención a la dependencia y el empleo

30

tros residenciales. Obviamente, todos esos casos de personas valoradas que contaban con

un servicio anterior (residencia, servicio de ayuda a domicilio, centro de día…) no se traducen

apenas en nuevos puestos de trabajo dentro del sector.

Aunque la prestación económica para cuidados en el medio familiar no genera por sí

misma empleo, puede tener algunos efectos indirectos sobre el nivel de actividad económica

y laboral, por cuanto supone una transferencia de renta a la persona dependiente y

a su familia, que en parte se trasladará al consumo.

Asimismo, hay que tener en cuenta que el Real Decreto 1224/2009, de 17 de julio, de

reconocimiento de las competencias profesionales adquiridas por experiencia laboral,

incluye una vía de acreditación de la práctica como cuidador no profesional a mayores y

niños pequeños, que puede contribuir a que un número importante de personas sin experiencia

profesional previa puedan incorporarse, en el futuro, al mercado laboral de atención

a la dependencia. Por otra parte, las acciones de apoyo a los cuidadores no

profesionales (programas de formación, información y medidas para atender a las personas

dependientes en los periodos de descanso de sus cuidadores familiares) van a contribuir

también a la generación de empleo en el sector.

El escaso ritmo de generación de empleo en el sector de la atención a la dependencia,

más allá de responder a un problema estructural (el insuficiente desarrollo de los servicios

sociales en España) o coyuntural (la profunda crisis económica), deriva también de

una serie de factores que podrían denominarse culturales o simbólicos, que siguen teniendo

un importante protagonismo en el seno de las familias.

Si bien es verdad que se está generalizando la prestación económica para cuidados familiares,

debido a la falta de recursos y a la desinformación inicial (muchos usuarios potenciales

del SAAD o sus familiares instaban la valoración de la dependencia para “solicitar

la paga de la dependencia”), también es cierto que es difícil en tan corto plazo propiciar

un cambio de mentalidad que pase de la generalización de los cuidados dentro del núcleo

familiar a la generalización de la prestación de servicios profesionalizados de atención a

las personas dependientes. Es necesario, por ello, no sólo dotarse de mayores recursos

presupuestarios, sino también que se vaya consolidando un cambio social y cultural en

torno a las pautas y formas de los cuidados que genere la confianza de las familias en la

labor de los profesionales que desarrollan las funciones de atención a las personas en

situación de dependencia.

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

31

3. Potencial de generación de empleo del SAAD

En el capítulo anterior se han analizado los datos que permiten constatar el efecto real que está

teniendo la implantación del SAAD sobre el empleo. En este se aborda una estimación del

potencial de generación de empleo que se podría desarrollar si se cumple con el mandato de

la LAPAD sobre la prioridad de los servicios, desarrollando una red suficiente para cubrir la

demanda actual y de futuro.

Es importante destacar que las cifras que se ofrecen a continuación reflejan el potencial bruto

de generación de empleo derivado de la atención a las personas en situación de dependencia,

sin descontar el empleo que ya existía en el sector con anterioridad a la puesta en marcha del

SAAD (una parte de los beneficiarios de sus servicios y prestaciones ya estaban recibiendo

atención con anterioridad), es decir, se incluye el empleo que ya existe, al que se van sumando

los nuevos empleos derivados de la implantación de la Ley y sin tener en cuenta la gradualidad

en la implantación (los cálculos toman como base la población total en situación de

dependencia estimada en cadamomento, no las personas con derecho efectivo a prestaciones),

es decir, los cálculos se hacen (incluso los de 2011) en un escenario en el que todas las personas

dependientes, cualquiera que fuera su grado, estarían atendidas por algún tipo de servicio.

3.1 Estimación del número de personas en situación de dependencia a

31/12/2011 y 31/12/2015

Para la estimación del número de personas dependientes a 31 de diciembre de 2011 y 31

de diciembre de 2015 y su distribución por grados de dependencia, que sirven de base al

cálculo del potencial de generación de empleo del SAAD, se ha partido de las tasas específicas

de dependencia por grupo quinquenal de edad y sexo que se utilizaron en las estimaciones

del Libro Blanco sobre la atención a las personas en situación de dependencia

en España, a partir de la Encuesta sobre discapacidades, deficiencias y estado de salud de

1999 (EDDES, 99), dado que los datos de la Encuesta sobre discapacidad, autonomía

personal y situaciones de dependencia (EDAD, 2008), cuyos datos definitivos han sido

recientemente publicados, presentan unas variaciones mínimas en lo que a tasas de prevalencia

de la discapacidad se refiere (Gráfico 10).

Las tasas de dependencia por edad utilizadas en las estimaciones del Libro Blanco se han

aplicado a la población española calculada por el INE para cada una de las dos fechas de

La atención a la dependencia y el empleo

32

referencia en las proyecciones a corto plazo (serie 2008-2018), cuyo tamaño y estructura

por edades difieren del escenario demográfico utilizado en el Libro Blanco (proyecciones

del INE en base al censo de 2001), al incorporar el efecto del importante aporte

migratorio recibido por nuestro país entre 2001 y 2008. En concreto, la población estimada

para 31 de diciembre de 2011 en dichas proyecciones (46,95 millones de personas)

supera en 900.000 personas a la población prevista a partir del censo de 2001 (46,06

millones), aunque presenta un perfil algo más joven, pues las diferencias entre ambas

previsiones se deben sobre todo a la afluencia de inmigrantes y al aumento de la natalidad,

que han hecho que se incrementen sobre todo los grupos de niños y adultos jóvenes,

mientras que las cifras de población de edad más avanzada son algo inferiores en las nuevas

proyecciones a las calculadas en las proyecciones basadas en el censo de 2001.

En la distribución por grados de dependencia, y dada la finalidad del presente informe,

se ha tenido en cuenta el hecho de que actualmente según el SISAAD el número de personas

con dependencia reconocida de grado III prácticamente duplica las previsiones del

Libro Blanco. Una de las razones fundamentales es que se han realizado reconocimientos

de grado muy permisivos, mediante “pasarela” y en ocasiones sin aplicación expresa

y adecuada del baremo, de muchas personas que ya estaban recibiendo atención (sobre

Gráfico 10. Proporción de personas con discapacidad, por edad (tantos por mil)

EDAD 2008 y EDDES 1999

Fuente: Elaboración propia a partir de la Encuesta sobre Discapacidades, Deficiencias y Estado de Salud

de 1999 (EDDES 1999) y de la Encuesta de Discapacidad, Autonomía Personal y Situaciones de

Dependencia (EDAD 2008).

800

700

600

500

400

300

200

100

0

0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100

EDDES 1999

EDAD 2008

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

33

todo en centros residenciales), inflando su nivel de gravedad y logrando así mayores

recursos provenientes de la Administración General del Estado a través del nivel mínimo

de protección garantizado para cada uno de los beneficiarios del Sistema, según el grado

y nivel de su dependencia.

Es deseable y previsible que poco a poco se vaya avanzando, mediante la aplicación adecuada

del baremo, una vez que se realicen los ajustes que se pacten en el instrumento de

valoración y en los criterios comunes de aplicación, hacia una distribución por grados

más lógica y acorde con la experiencia de los países de nuestro entorno que usan desde

hace varios años instrumentos de valoración similares al nuestro y que establecen el

umbral de entrada en función de la cantidad y/o del tipo de ayuda que precisan las personas

dependientes. Es importante que se apliquen con rigor los criterios que definen la

“puerta de entrada” al SAAD, pues una excesiva generosidad en esta aplicación puede

hacer que una ley que ha nacido para garantizar derechos termine siendo meramente

declarativa por problemas de sostenibilidad económica.

A este respecto es oportuno mencionar un estudio publicado en la Revista Española de

Salud Pública (Albarrán Lozano et al., 2009), que muestra cómo la aplicación del baremo

para medir la dependencia de tres países, Alemania3, Francia y España, en una misma

población, obtienen resultados distintos, tanto en el número de personas consideradas

dependientes como en la distribución de éstas en diferentes grados de dependencia. El

resultado es que el baremo más generoso es el español: 163.000 personas que serían valoradas

como dependientes con el baremo español no lo serían con el baremo alemán, y

463.000 no lo serían con el francés (en este caso, hay que tener en cuenta que el baremo

francés excluye a las personas de menos de 60 años).

También parece oportuno señalar (Cervera et al., 2009) que, frente a tanta diversidad en

la aplicación del baremo y en los resultados obtenidos, es necesario adoptar mecanismos

ex ante (formulación de criterios comunes) y mecanismos ex post (control de calidad de

las valoraciones). Es la única manera de asegurar la equidad.

Por ello, y aunque a corto plazo, una vez que se ha reconocido el grado y nivel, es difícil

que se produzca una reducción significativa del número de personas con dependencia

de grado III, los escenarios estimados contemplan un progresivo avance desde la situación

actual hacia una distribución más en línea con las previsiones del Libro Blanco y

con la experiencia contrastada y validada en los países de nuestro entorno que aplican

desde hace años leyes similares a la nuestra: más personas en grado I que en grado II, y

más en grado II que en grado III.

3 En Alemania, con casi el doble de población que España y más de una década de implantación de su

ley de dependencia, el número de beneficiarios se encuentra en torno a 300.000 en el grado III, 800.000

en el grado II y 1.155.000 en el grado I, según datos de la Oficina Federal de Estadística para 2008.

La atención a la dependencia y el empleo

34

Los resultados de aplicar esos criterios dan lugar a un nuevo escenario hipotético, sobre

el que puede fundamentarse la estimación del potencial de generación de empleo. Ese escenario,

concretado en dos momentos (31 de diciembre de 2011 y 31 de diciembre de 2015) se

recoge en las Tablas 7 y 8.

3.2 Criterios de asignación de recursos

Una vez formuladas las proyecciones de la población dependiente que hay que proteger,

se establecen, siguiendo la metodología empleada en el Libro Blanco y la experiencia en

la estructura de atención de servicios a personas en situación de dependencia en los países

más desarrollados de nuestro entorno, unos parámetros de asignación óptima de

recursos para las personas dependientes que quedarían cubiertas por el SAAD, fijando

para cada grupo de edad y grado de dependencia los porcentajes de población dependiente

que será atendida por los diferentes recursos en cada uno de los dos escenarios temporales

tomados en consideración.

Tabla 7. Estimación de la población dependiente, por grados, a 31 de diciembre de 2011

Fuente: Elaboración propia a partir de las estimaciones del Libro Blanco, las proyecciones a corto plazo de

la población española del INE e hipótesis complementarias.

Hasta 64 años

65 a 79 años

80 años y más

Total

Grado III

53.593

76.284

235.894

365.771

Grado II

86.279

111.370

232.158

429.806

Grado I

187.168

186.676

105.136

478.981

Total

327.040

374.330

573.189

1.274.558

Tabla 8. Estimación de la población dependiente, por grados, a 31 de diciembre de 2015

Fuente: Elaboración propia a partir de las estimaciones del Libro Blanco, las proyecciones a corto plazo de

la población española del INE e hipótesis complementarias.

Hasta 64 años

65 a 79 años

80 años y más

Total

Grado III

42.861

59.719

214.577

317.157

Grado II

90.092

113.429

271.863

475.383

Grado I

210.449

209.125

179.185

598.760

Total

343.402

382.273

665.625

1.391.300

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

35

Para calcular dicha asignación se han considerado los siguientes recursos: centros residenciales,

centros de día, ayuda a domicilio y asistente personal para la autonomía. También se ha tenido

en cuenta que un determinado porcentaje de personas dependientes, decreciente conforme avanza

la edad, el grado de dependencia y la implantación del SAAD, va a optar porque sea la propia

familia la que se haga cargo de su atención sin recurrir a servicios profesionales. Asimismo,

se ha considerado que todas las personas que estén atendidas en centros de día, ayuda a domicilio

y servicio de autonomía personal, además de todas las personas que opten por que sea su

propia familia la que se haga cargo de su atención, podrán ser usuarios del servicio de teleasistencia

(Tablas 9 y 10).

La suma total de los porcentajes resultantes (excluyendo la teleasistencia) es del 110%, debido

a la compatibilidad de servicios de atención a domicilio y de centro de día, que se estima en un

moderado 10%.

Tabla 9. Hipótesis de asignación de recursos, año 2011

Gran dependencia

Cuidado informal

Ayuda a domicilio

Asistencia personal

Centros de día y noche

Centros residenciales

Teleasistencia

Dependencia severa

Cuidado informal

Ayuda a domicilio

Asistencia personal

Centros de día y noche

Centros residenciales

Teleasistencia

Dependencia moderada

Cuidado informal

Ayuda a domicilio

Asistencia personal

Centros de día y noche

Centros residenciales

Teleasistencia

Hasta 64 años

20,0%

20,0%

20,0%

20,0%

30,0%

70,0%

30,0%

30,0%

0,0%

25,0%

25,0%

75,0%

40,0%

40,0%

0,0%

20,0%

10,0%

90,0%

65 a 79

20,0%

20,0%

0,0%

10,0%

60,0%

40,0%

30,0%

30,0%

0,0%

20,0%

30,0%

70,0%

45,0%

45,0%

0,0%

10,0%

10,0%

90,0%

80 y más

20,0%

15,0%

0,0%

10,0%

65,0%

35,0%

30,0%

30,0%

0,0%

20,0%

30,0%

70,0%

40,0%

45,0%

0,0%

10,0%

15,0%

85,0%

Fuente: Elaboración propia.

La atención a la dependencia y el empleo

36

3.3 Ratios de personal por usuario atendido

Se fijan según el Acuerdo aprobado por el Consejo Territorial del SAAD sobre criterios

comunes de acreditación que han de ser entendidos como mínimos y exigibles con vistas

al 31/12/2011, para garantizar la calidad de los centros y servicios del SAAD4 y las

ratios actuales exigidas por las comunidades autónomas que las han regulado para los

centros concertados (Tabla 11).

Para el cálculo del servicio de ayuda a domicilio, cuya ratio no se incluye en el acuerdo, se han

utilizado las previsiones del Libro Blanco y la ratio derivada del máximo de atención prescrita

para cada uno de los grados de dependencia5, y la jornada máxima regulada en el art. 37 del V

Tabla 10. Hipótesis de asignación de recursos, año 2015

Gran dependencia

Cuidado informal

Ayuda a domicilio

Asistencia personal

Centros de día y noche

Centros residenciales

Teleasistencia

Dependencia severa

Cuidado informal

Ayuda a domicilio

Asistencia personal

Centros de día y noche

Centros residenciales

Teleasistencia

Dependencia moderada

Cuidado informal

Ayuda a domicilio

Asistencia personal

Centros de día y noche

Centros residenciales

Teleasistencia

Hasta 64 años

15,0%

15,0%

25,0%

25,0%

30,0%

70,0%

25,0%

30,0%

0,0%

25,0%

30,0%

70,0%

35,0%

35,0%

0,0%

25,0%

10,0%

90,0%

65 a 79

15,0%

20,0%

0,0%

15,0%

60,0%

40,0%

25,0%

30,0%

0,0%

25,0%

30,0%

70,0%

40,0%

45,0%

0,0%

10,0%

15,0%

85,0%

80 y más

15,0%

20,0%

0,0%

10,0%

65,0%

35,0%

25,0%

25,0%

0,0%

25,0%

35,0%

65,0%

40,0%

40,0%

0,0%

15,0%

15,0%

85,0%

Fuente: Elaboración propia.

4 Acuerdo publicado por resolución de 2 de diciembre de 2008 del MEPSYD (BOE 17/12/2008).

5 Real Decreto 727/2007, de 8 de junio, sobre criterios para determinar las intensidades de protección

de los servicios y la cuantía de las prestaciones económicas de la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de

promoción de la autonomía personal y atención a las personas en situación de dependencia.

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

37

Convenio marco estatal de servicios de atención a las personas en situación de dependencia

(1.755 horas anuales).

En el caso del servicio de teleasistencia, se ha utilizado la ratio media usada habitualmente en

el sector.

Para el escenario de 31/12/2015, se han tenido en cuenta, además, algunos aspectos que conforme

se va consolidando la implantación del Sistema, tenderán previsiblemente a generar más y

mejor empleo. Cabe citar, entre ellos, mayor intensidad en la prestación del servicio de ayuda a

domicilio, mayor compatibilidad de servicios, mayor crecimiento de los servicios profesionales

frente a los informales, más centros y servicios sociosanitarios (unidades especializadas en

demencia, atención a grandes discapacitados, cuidados paliativos...) derivados de una mayor

coordinación SNS-SAAD (Tabla 12).

Tabla 11. Ratios de personal por usuario atendido, año 2011

Gran dependencia

Ayuda a domicilio

Asistencia personal

Centros de día y noche

Centros residenciales

Teleasistencia

Dependencia severa

Ayuda a domicilio

Asistencia personal

Centros de día y noche

Centros residenciales

Teleasistencia

Dependencia moderada

Ayuda a domicilio

Asistencia personal

Centros de día y noche

Centros residenciales

Teleasistencia

Hasta 64 años

0,70

0,70

0,50

0,75

0,01

0,50

0,00

0,40

0,60

0,01

0,25

0,00

0,35

0,50

0,01

65 a 79

0,65

0,00

0,45

0,65

0,01

0,50

0,00

0,35

0,50

0,01

0,25

0,00

0,30

0,40

0,01

80 y más

0,70

0,00

0,45

0,75

0,01

0,50

0,00

0,35

0,55

0,01

0,25

0,00

0,30

0,45

0,01

Fuente: Elaboración propia.

La atención a la dependencia y el empleo

38

3.4 Estimación de la potencialidad de creación de empleo

El análisis del potencial de generación de empleo derivado de la implantación del SAADse basa

en el desarrollo de un modelo de distribución interna de la población dependiente según grado

de dependencia, edad de las personas dependientes, tipo de servicio asignado y aplicación de

ratios de empleo dentro de cada tipo de recurso aplicado a cada grado de dependencia. Es un

modelo que opta, conforme almandato de la Ley, por la profesionalización de los servicios, aunque

contempla también los cuidados informales en función del grado y nivel de dependencia y

del previsible ejercicio de la libre elección de la persona dependiente y, en su caso, de su familia.

Si dicho mandato no se cumple a medio y largo plazo, la creación de empleo y las presentes

estimaciones se verán seriamente afectadas.

Es necesario aunar esfuerzos para hacer de la atención a la dependencia un sector productivo,

dinamizador de la economía y creador de empleo de calidad. La LAPAD es la primera norma

que, de una forma explícita (art. 35), pone en relación directa la calidad de los servicios con la

calidad del empleo.

Tabla 12. Ratios de personal por usuario atendido. Año 2015

Gran dependencia

Ayuda a domicilio

Asistencia personal

Centros de día y noche

Centros residenciales

Teleasistencia

Dependencia severa

Ayuda a domicilio

Asistencia personal

Centros de día y noche

Centros residenciales

Teleasistencia

Dependencia moderada

Ayuda a domicilio

Asistencia personal

Centros de día y noche

Centros residenciales

Teleasistencia

Hasta 64 años

0,80

0,80

0,60

0,85

0,01

0,60

0,00

0,45

0,65

0,01

0,40

0,00

0,40

0,55

0,01

65 a 79

0,70

0,00

0,50

0,75

0,01

0,60

0,00

0,40

0,60

0,01

0,35

0,00

0,35

0,50

0,01

80 y más

0,80

0,00

0,50

0,85

0,01

0,60

0,00

0,45

0,60

0,01

0,35

0,00

0,40

0,50

0,01

Fuente: Elaboración propia.

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

39

En la construcción del escenario se estima que la población no atendida actualmente mediante

centros y servicios acabará siéndolo por algún tipo de recurso. De esta manera se generan nuevos

empleos en el sector y se libera en los hogares capacidad para el empleo en otros sectores

de la economía de aquellas personas ocupadas en el cuidado informal (Tablas 13 y 14).

Los resultados de la estimación (casi 500.000 puestos de trabajo en 2011 y por encima de

635.000 en 2015) se expresan en términos de empleo equivalentes a jornada completa y tienen

Tabla 13. Estimación del potencial de generación de empleo, año 2011

Gran dependencia

Ayuda a domicilio

Asistencia personal

Centros de día y noche

Centros residenciales

Teleasistencia

Total

Dependencia severa

Ayuda a domicilio

Asistencia personal

Centros de día y noche

Centros residenciales

Teleasistencia

Total

Dependencia moderada

Ayuda a domicilio

Asistencia personal

Centros de día y noche

Centros residenciales

Teleasistencia

Total

Todos los grados de dependencia

Ayuda a domicilio

Asistencia personal

Centros de día y noche

Centros residenciales

Teleasistencia

Total

Hasta 64 años

7.503

7.503

5.359

12.058

375

32.799

12.942

0

8.628

12.942

647

35.159

18.717

0

13.102

9.358

1.685

42.862

39.162

7.503

27.089

34.359

2.707

110.819

65 a 79

9.917

0

3.433

29.751

305

43.405

16.705

0

7.796

16.705

780

41.986

21.001

0

5.600

7.467

1.680

35.749

47.623

0

16.829

53.923

2.765

121.140

80 y más

24.769

0

10.615

114.999

826

151.208

34.824

0

16.251

38.306

1.625

91.006

11.828

0

3.154

7.097

894

22.972

71.420

0

30.020

160.401

3.344

265.186

Total

42.189

7.503

19.407

156.808

1.506

227.413

64.471

0

32.675

67.953

3.052

168.151

51.546

0

21.856

23.922

4.258

101.582

158.205

7.503

73.938

248.683

8.816

497.146

Fuente: Elaboración propia.

La atención a la dependencia y el empleo

40

en cuenta las diferentes necesidades de jornada y horario de cada servicio (turnos de mañana,

tarde y noche, cobertura de sábados, domingos y festivos, sustituciones en vacaciones, etc.).

Una parte importante de estos empleos beneficiarán a colectivos que tienen especiales dificultades

de inserción laboral (mujeres, personas con discapacidad, trabajadores con escasa cualificación,

desempleados de larga duración, jóvenes en busca de su primer empleo y trabajadores

demás de 45 años) y contribuirán a bajar la tasa de desempleo, subir la de actividad, luchar contra

la temporalidad y disminuir el número de hogares en los que todos los miembros activos

están en situación de desempleo.

Tabla 14. Estimación del potencial de generación de empleo, año 2015

Gran dependencia

Ayuda a domicilio

Asistencia personal

Centros de día y noche

Centros residenciales

Teleasistencia

Total

Dependencia severa

Ayuda a domicilio

Asistencia personal

Centros de día y noche

Centros residenciales

Teleasistencia

Total

Dependencia moderada

Ayuda a domicilio

Asistencia personal

Centros de día y noche

Centros residenciales

Teleasistencia

Total

Todos los grados de dependencia

Ayuda a domicilio

Asistencia personal

Centros de día y noche

Centros residenciales

Teleasistencia

Total

Hasta 64 años

5.143

8.572

6.429

10.929

300

31.374

16.217

0

10.135

17.568

631

44.550

29.463

0

21.045

11.575

1.894

63.977

50.823

8.572

37.609

40.072

2.825

139.901

65 a 79

8.361

0

4.479

26.874

239

39.952

20.417

0

11.343

20.417

794

52.971

32.937

0

7.319

15.684

1.778

57.719

61.715

0

23.141

62.975

2.810

150.642

80 y más

34.332

0

10.729

118.554

751

164.366

40.779

0

30.585

57.091

1.767

130.222

25.086

0

10.751

13.439

1.523

50.799

100.198

0

52.064

189.084

4.041

345.387

Total

47.836

8.572

21.637

156.357

1.290

235.692

77.413

0

52.063

95.076

3.192

227.744

87.486

0

39.115

40.698

5.195

172.494

212.735

8.572

112.815

292.131

9.676

635.930

Fuente: Elaboración propia.

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

41

Algunos de estos puestos de trabajo podrían ser desempeñados a tiempo parcial, lo que, además

de traducirse en un número mayor de puestos de trabajo generados, favorecería el acceso al

empleo de trabajadores con cargas familiares y de otros colectivos con dificultades de inserción

en el mercado laboral. La tasa de ocupados a tiempo parcial en España, como se indicó en el

capítulo anterior, es bastante más baja que la media en la Unión Europea y la mitad que en los

países nórdicos, Alemania y Austria (el 12,3% frente al 25%).

Siempre que se habla de la creación de empleo derivada de la implantación del SAAD se tiene

una tendencia inercial desde algunos sectores a considerar voluntaristas aquellas previsiones

que, a su juicio, superen lo razonable desde el punto de vista de las políticas de gasto.

Si bien es cierto que cualquier cálculo de previsión sobre la evolución amedio y largo plazo está

sujeto a importantes riesgos de incertidumbre y afectado por lametodología y los criterios adoptados,

por lo que siempre hay que tomar las previsiones con cierto distanciamiento, también es

cierto, como ocurrió en el caso del Sistema Nacional de Salud, que si se quiere de verdad (y

parece existir en España una amplia voluntad política y social al respecto) desarrollar e implantar

el SAAD de acuerdo con los mandatos de la Ley y con su normativa de desarrollo6 y con la

voluntad de lograr una auténtica calidad de atención7, las previsiones que se plantean en este

informe resultan razonables, moderadas y coherentes, por una parte, con el necesario desarrollo

de una infraestructura de centros y serviciosmás amplia y de calidad, innovadora y equilibrada,

que dé respuesta a la demanda real actual y de los próximos años y, por otra, con el esperable

descenso, conforme se vaya consolidando el sistema, de la proporción de familias que optan por

los cuidados informales.

Dichas previsiones son también abordables y sostenibles económicamente (España tiene el octavo

PIB del mundo) y contribuirán, además, a reducir el diferencial (casi seis puntos del PIB) de

nuestro gasto social respecto a la media de la UE.

6 A este respecto, son especialmente relevantes: el artículo 14.2 de la LAPAD, que establece el carácter

prioritario de los servicios; el artículo 14.3, que señala que de no ser posible la atención mediante

alguno de ellos se utilizará la prestación vinculada prevista en el artículo 17; el artículo 14.4, que declara

excepcional la prestación económica por cuidados no profesionales en el medio familiar; los criterios

de acreditación de centros y servicios del SAAD, aprobados por Resolución de 2/12/2008 (BOE

de 17/12/08) y las normativas de las comunidades autónomas que han regulado ratios para los centros

concertados y que marcan tendencias de ratios y de perfiles profesionales.

7 Una calidad que tiene que tener en cuenta los referentes de los países más desarrollados de nuestro

entorno en cuanto a estructuras de prestación de servicios y a ratios y perfiles profesionales, el aumento

de la población mayor de 80 años, las enormes carencias en la prestación de servicios a personas

con discapacidades severas, la necesidad de profesionalización del sistema, el incremento de la intensidad

en las prestaciones (especialmente en las de atención domiciliaría), y la esperable e inaplazable

coordinación del Sistema Nacional de Salud y el SAAD.

La atención a la dependencia y el empleo

42

4. Impactos sobre el empleo y el crecimiento económico

derivados de factores asociados a una adecuada

implantación del SAAD

4.1 Coordinación entre el SNS y el SAAD

La coordinación entre servicios sociales y servicios sanitarios es inaplazable. La sociedad

española no puede permitirse perder la oportunidad que se presenta con la puesta

en marcha e implantación del SAAD para establecer la imprescindible coordinación

sociosanitaria.

Hasta el momento, el nivel de coordinación entre los servicios sanitarios y los sociales

ha sido bajo y complejo, debido quizá a la diferencia que existe entre ambos sistemas en

materia jurídica, financiera, organizativa y profesional.

La aprobación de la LAPAD y la puesta en marcha del SAAD no han supuesto apenas

ningún avance relevante en este campo, salvo algunas experiencias aisladas y meritorias

(exitosas tanto por su eficiencia como por su valoración por parte de los usuarios) puestas

en funcionamiento por profesionales y/o responsables públicos concretos.

La LAPAD, en el art. 11.1.c), señala, como función de las comunidades autónomas, establecer

los procedimientos de coordinación sociosanitaria, creando, en su caso, los órganos

de coordinación que procedan para garantizar una atención efectiva. No llega a

definir las relaciones con el Sistema Nacional de Salud (SNS) en el ámbito de la dependencia

y contempla un catálogo de servicios de marcado perfil social. No obstante, en el

art. 15.2 hace referencia expresa al art. 14 de la Ley de Cohesión y Calidad del SNS, que

incluye la prestación sociosanitaria en el ámbito de la salud dentro del catálogo de prestaciones

del SNS (según el art. 10 de esta Ley, las prestaciones que establece en su catálogo

son responsabilidad financiera de las comunidades autónomas). Asimismo, es

importante señalar a este respecto de coordinación entre sistemas el art. 21 de la LAPAD.

El proceso acelerado de demanda de cuidados profesionales sociales y sanitarios para

hacer frente a las necesidades de atención de las personas en situación de dependencia ha

generado desde hace años (demasiados) la necesidad de reformular los sistemas de financiación,

gestión y distribución de recursos destinados a estas personas.

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

43

No es éste un problema que se circunscriba solamente a España, sino que en la actualidad

ocupa el primer plano de los debates sobre el tema en toda Europa. De hecho, la

necesidad de derribar esa especie de “muro de Berlín” entre los sistemas sanitario (cure)

y social (care) ha llevado a países con larga tradición en la atención a las personas en

situación de dependencia a plantearse una revisión en profundidad de sus sistemas de cuidados.

Es el caso de países como Holanda, Dinamarca y Suecia, que, con sólidos sistemas

de atención a la dependencia, están actualmente abordando reformas en

profundidad, dirigidas a distribuir de forma más racional y eficiente las responsabilidades

de los sistemas social y sanitario en la respuesta a las situaciones de dependencia.

También el Reino Unido, que en 1998 creó la Royal Commision on Long Term Care, que

ha emitido recomendaciones inequívocas al respecto. Más recientemente (Leichsenring,

2005), el proyecto de investigación PROCARE, cofinanciado por el V programa marco

de la UE con el objetivo de promover un nuevo concepto de atención social y sanitaria

integral para las personas mayores, ha ofrecido una idea del camino a seguir para alcanzar

una adecuada coordinación sociosanitaria.

En el caso de las personas de edad muy avanzada, el objetivo de los cuidados no puede

ser sólo curar y no resulta válida una concepción exclusivamente organicista. Se trata de

favorecer lo más posible la comodidad y calidad de vida, lo que remite a un enfoque global

de la situación que integre los aspectos médicos, psicológicos y sociales

(Commissariat General du Plan, 2005).

La característica más sobresaliente de este periodo vital es la fragilidad de la salud, que

implica necesidades específicas de cuidados, lo que coloca a las personas de edad muy

avanzada en una situación de especial dependencia. La atención más conveniente que se

les ha de ofrecer no parece que sea la mera curación de sus afecciones físicas y/o psicológicas,

a menudo irreversibles, sino que es preciso proporcionarles unos cuidados integrales,

desde un enfoque más completo y global que parta del respeto a los deseos de

cada uno, permitiéndoles la permanencia en su domicilio el mayor tiempo posible.

Este enfoque está centrado en la persona más que en la enfermedad, buscando proporcionarle

una vida más agradable, evitando tratamientos que le produzcan más dolor que alivio

de sus afecciones. Con frecuencia, el desconocimiento de este modelo de cuidados

provoca recelos entre las familias y también en algunos profesionales, al concebirlos

como una ausencia de tratamiento y no como la aplicación de un tipo diferente de medidas

concretas.

La atención integral actuaría como una cadena de servicios ininterrumpidos, es decir,

como un modelo operativo en el que los servicios de atención social y de asistencia sanitaria

que recibe el ciudadano se integren en una organización flexible que satisfaga sus

necesidades con independencia de cuál sea la unidad operativa que los proporcione o

lleve a cabo.

La atención a la dependencia y el empleo

44

Así, tanto en la teoría como en la elaboración de las políticas, se tiende a la construcción

de sistemas asistenciales regidos por la demanda8. Desde la perspectiva del ciudadano, la

prestación coordinada e integral tiene lugar cuando puede disponer de los recursos necesarios,

del tipo adecuado y le son entregados en el orden apropiado y en el momento

correcto.

Aunque existe acuerdo sobre la necesidad de que se implanten estrategias estables de

coordinación, éste no ha conseguido traducirse en realizaciones prácticas generalizables.

A pesar de los esfuerzos realizados en los últimos años, del importante incremento de

recursos sanitarios y sociales y de haber logrado algunos acuerdos conceptuales, se ha

avanzado poco en el establecimiento de medidas que no suponen incrementos presupuestarios,

sino la puesta en marcha de una metodología de trabajo más eficaz y eficiente que

evitaría la fragmentación, la duplicidad y la falta de equidad en el acceso a los recursos

disponibles y que garantizaría la continuidad en los cuidados a las personas dependientes.

Entre ellas cabría destacar: la sectorización en áreas sociosanitarias, al hacer coincidir las

áreas de salud y de servicios sociales; la elaboración de protocolos y circuitos de derivación

entre los sistemas que hagan posible la automatización de los procesos; la descentralización

en la toma de decisiones de derivación; la utilización de sistemas de

información e instrumentos de valoración comunes; el establecimiento de estándares de

calidad para la acreditación y la evaluación de los servicios públicos y privados...

El sistema sanitario no se ha adaptado a los cambios sociales derivados del envejecimiento

de la población. Está orientado principalmente a atender procesos agudos y no tanto al

perfil del paciente con una o varias patologías de larga evolución. El aumento de la

población mayor tiene un importante impacto en la asistencia sanitaria en general y en la

medicina de urgencias en particular. El perfil del enfermo crónico se ha modificado.

Suelen ser pluripatológicos, padecer insuficiencia cardiaca, bronquitis crónica y alguna

otra patología como diabetes o hipertensión. Es un paciente más activo, más demandante,

que quiere participar en el proceso asistencial e incluso, en algunos casos, consulta por

internet y está al día de todo lo relacionado con sus patologías. El modelo sanitario actual

es muy eficiente para el paciente agudo, pero no tanto para el paciente con varias patologías

crónicas. A la vista de todos los cambios producidos, hay que cambiar el modelo

de atención y hacerlo más sostenible. El reto de la cronicidad tiene que ser compartido

por el SNS y el SAAD.

Uno de los primeros problemas que se deben abordar para iniciar este camino es conectar

el hogar del paciente, la atención primaria (centros de salud y centros de servicios socia-

8 La Oficina Regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud publicó en 2008 “Los cuidados

a domicilio en Europa”. Señala que en las próximas décadas veremos cambios drásticos en las

necesidades de las personas de edad avanzada con condiciones crónicas que permanecen en casa con

dificultades de movilidad o con trastornos mentales. Estos cambios requieren un enfoque sociosanitario,

ya que un enfoque exclusivamente sanitario no resulta apropiado.

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

45

les) y la especializada (hospitales y centros residenciales sociosanitarios integrados en el

SAAD y que tienen unidades especializadas para personas con pluripatologías, demencias,

cuidados paliativos, etc.). Dichas unidades funcionarían en estrecha colaboración con

los centros de atención primaria, los hospitales y con sus servicios de urgencias (o adscritas

a ellos). Se evitarían desplazamientos e ingresos hospitalarios innecesarios, exploraciones

y pruebas duplicadas, e incluso la polifarmacia que se da en algunos casos,

contribuyendo a aliviar la presión creciente sobre los centros hospitalarios.

Supondría también una importante optimización del gasto, ya que el coste medio de una

plaza hospitalaria es de unos 500 euros/día, mientras que la estancia/día en un centro residencial

sociosanitario supone entre 60 y 90 euros, según el grado de dependencia y el tipo

de unidad especializada en el que se ingrese a la persona dependiente. En el caso de grandes

discapacidades físicas y/o psíquicas, los costes de la estancia/día son un poco mayores

y varían según tipología y necesidades de atención. Se produce, pues, una importante

eficiencia en el gasto, al reducir las estancias de pacientes que pueden ser atendidos

mediante recursos alternativos.

Se evitaría así seguir atendiendo en centros hospitalarios a personas dependientes crónicas

o en procesos de larga estancia, lo que no sólo es inadecuado en términos de política

social, sino que conlleva, además, unos costes muy superiores a lo que supondría la atención

domiciliaria con apoyo sanitario, social y tecnológico o la atención en centros residenciales

sociosanitarios. Obviamente el proceso no puede realizarse externalizando los

costes hacia el sector de cuidados de larga duración, que no podría hacer frente a los mismos

sin los cambios correspondientes en cuanto a financiación.

La estimación del impacto sobre la creación de empleo derivado de la necesaria coordinación

entre el SNS y el SAAD es de varias decenas de miles de nuevos puestos de

trabajo, en función de la intensidad de las actuaciones que se realicen, calculados según

los criterios siguientes:

• Derivar determinado perfil de personas que ocupan plazas hospitalarias hacia servicios

alternativos de atención, partiendo del total actual de camas hospitalarias

(160.000), del porcentaje de dichas camas ocupadas por mayores de 65 años y del porcentaje

de dichos mayores de 65 años cuyo perfil de paciente le hace susceptible de

ser derivado a dichos servicios, bien de atención domiciliaria e intermedia con apoyo

sanitario, social y tecnológico, bien a unidades especializadas de centros residenciales

sociosanitarios del SAAD en condición de plazas temporales o permanentes.

• Evitar ingresos hospitalarios innecesarios desde atención primaria y/o desde los servicios

de urgencias mediante la derivación a los servicios señalados anteriormente,

previa valoración del paciente, especialmente el geriátrico.

• Mejorar la atención domiciliaria de salud. Debe lograrse a través del impulso de planes

de acción de atención domiciliaria ejecutados desde la atención primaria y coor-

La atención a la dependencia y el empleo

46

dinados con otros dispositivos sanitarios (hospitalización a domicilio) y con los servicios

sociales.

• Crear para las personas con graves discapacidades físicas y/o psíquicas y para enfermos

mentales crónicos una red suficiente de infraestructuras y servicios de atención

en domicilio con los apoyos necesarios de los dos sistemas, de atención intermedia y

de atención residencial con unidades especializadas en función de tipología y necesidades

de cuidados.

• Hacer frente al reto de los cuidados paliativos (unas 200.000 personas cada año necesitan

estos cuidados según la Sociedad española de cuidados paliativos). Este ámbito,

que inicialmente se construyó en torno a la problemática de la fase terminal de los

pacientes afectados por cáncer, debe ahora también hacer frente al reto de las situaciones

de cronicidad y dependencia importante, cuya duración es muy variable –de varios

meses a varios años– cuando el tratamiento médico curativo muestra sus límites y ya

no puede ser la única solución a los problemas del paciente. Los cuidados sanitarios y

los cuidados sociales de apoyo deben complementarse, agilizando y flexibilizando los

procedimientos de solicitud y concesión de los cuidados domiciliarios o residenciales

adecuados.

• Innovar en los procesos de aplicación de los programas de rehabilitación o recuperación

funcional, coordinando mejor los recursos de los dos sistemas y acercando la

aplicación del servicio al domicilio del usuario a través de medios propios o de contratos

con entidades externas especializadas y debidamente acreditadas.

4.2 Integración del SAAD en el Sistema de Servicios Sociales

Si en el apartado anterior se planteaba la necesidad y la urgencia de una estrecha coordinación

del SAAD y del SNS, con mayor motivo es necesario y urgente que se actúe dentro

del Sistema de Servicios Sociales, inequívoco cuarto pilar del Estado del Bienestar,

con una plena coordinación e integración de todas sus infraestructuras y servicios. Es

necesario recordar, a este respecto, que la integración de las prestaciones establecidas en

la LAPAD en las redes de servicios sociales de las comunidades autónomas, en el ámbito

de competencias que tienen asumidas, es uno de los principios de la LAPAD (art. 3.o).

Dado que el SAAD está dentro del Sistema de Servicios Sociales (su catálogo de servicios

asume y amplía los mismos servicios sociales que ya se venían prestando), el

Sistema de Servicios Sociales y su red de infraestructuras y servicios deben actuar de una

manera integrada para atender a todas las personas que necesiten su asistencia, sean

dependientes o no, evitando la creación de redes paralelas y la dispersión de recursos

humanos y económicos. Las leyes de servicios sociales de las comunidades autónomas y

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

47

su normativa de desarrollo deben regular de forma clara y sistemática esta integración de

infraestructuras y servicios.

Los servicios sociales españoles tienen con esta Ley una magnífica oportunidad para su

indispensable transformación general en un auténtico sistema de protección. Igualmente,

ofrece una ocasión inmejorable para elevar sus estándares de calidad, sus equipamientos,

la formación y las condiciones de trabajo de sus profesionales.

Este nuevo escenario de protección que hace posible la puesta en marcha de la LAPAD

supone sin duda, un muy significativo avance en la protección social en España, al consolidar

derechos subjetivos y universalizar su cobertura a todos los ciudadanos, y tiene

que servir de revulsivo para consolidar y ampliar el Sistema Público de Servicios

Sociales como el cuarto pilar del Estado de Bienestar. En esa línea van las leyes de servicios

sociales de nueva generación ya aprobadas o en fase de elaboración en la mayor

parte de las comunidades autónomas.

Desde el punto de vista institucional, la implantación del SAAD obliga al Sistema de

Servicios Sociales no sólo a integrar las nuevas prestaciones, sino también a redefinir el

conjunto del sistema, lo que provoca inevitables y variadas tensiones organizativas. En

este contexto de complejidad, la intervención de prestadores privados de servicios sociales,

sociedades mercantiles y organizaciones del tercer sector es otro importante factor

que se debe considerar en la medida en que su papel en la oferta y gestión de servicios

profesionalizados de calidad es relevante en el desarrollo e implantación del SAAD.

Este escenario, por una parte, potencia el desarrollo conjunto de los servicios sociales por

otra, puede provocar una no deseable absorción de recursos de otros ámbitos de los servicios

sociales distintos de los de la dependencia. No se puede ni debe vaciar el Sistema

de Servicios Sociales únicamente para atender a las situaciones de dependencia.

La implantación del SAAD como red de utilización pública que integra la oferta pública

y la privada no debe suponer la creación de una red nueva de servicios sociales, sino el

crecimiento en cantidad y calidad de las prestaciones dentro de la trama de los servicios

sociales preexistentes. En este sentido, la coordinación e integración de redes y servicios

en sus aspectos administrativos y territoriales es un elemento destacable que presenta

múltiples facetas. Esto requiere, entre otras acciones, un conjunto de medidas de ordenación

normativa y de reorganización funcional y territorial.

Cada comunidad autónoma, a través de su capacidad normativa, tiene la obligación de

articular un sistema coherente en el que se unifiquen las formas de acceso, los sistemas

de provisión de plazas y servicios, los criterios de calidad y acreditación y la aportación

económica del usuario. Esto sólo será posible desde el acuerdo entre las administraciones

autónoma y local de forma que desde ambos niveles se aporten sus recursos, propios

y concertados, se homogeneice el sistema y se acuerde el modo de su financiación para

el conjunto del sistema de servicios sociales a nivel de comunidad autónoma.

La atención a la dependencia y el empleo

48

Las comunidades autónomas han de desarrollar normativas que deleguen competencias

y corresponsabilidad a los ayuntamientos que son responsables, de hecho, de buena parte

de los procesos de gestión de la demanda (información y solicitud de acceso al sistema,

programa individual de atención, identificación de recursos a asignar) y de la oferta

(prestación de determinados servicios, seguimiento).

Igualmente, es preciso desarrollar el contenido de los servicios y prestaciones que forman

parte del catálogo del art. 15 de la LAPAD (se trata básicamente de los mismos servicios

sociales que ya se venían prestando dentro del sistema de servicios sociales),

definiendo con más claridad y precisión su alcance (v.g. regular no genéricamente el servicio

de ayuda a domicilio, sino concretando los servicios que debe incluir), intensidad

y las compatibilidades o incompatibilidades entre servicios.

El modelo organizativo y de provisión de servicios que adopte cada comunidad autónoma

a la hora de regular los distintos procesos enunciados, resulta muy relevante y tendrá

unas repercusiones directas sobre el volumen de creación de puestos de trabajo en el sector.

Es evidente que, por muy reconocido que esté el derecho en el ordenamiento público

y por mucho amparo y tutela judicial que posea su ejercicio, el modelo organizativo

y de gestión determinará la efectividad y eficacia reales del mismo.

Obviamente, el hecho de que se establezca un umbral de entrada para tener derecho a las

prestaciones del SAAD no implica que las personas que no superen ese umbral, pero tengan

necesidades de ayuda para realizar tareas domésticas o presenten una discapacidad leve

para alguna actividad básica y/o para alguna actividad instrumental de la vida diaria9 o

vivan solas (la tasa de personas mayores de 65 años que viven solas en España es del 20%

[IMSERSO, 2009]), vayan a quedar sin protección desde el sistema de servicios sociales.

Por el contrario, es razonable esperar que, al garantizar el SAAD la cobertura de las necesidades

de atención de las personas dependientes, las administraciones públicas, y en

especial las comunidades autónomas y las corporaciones locales, podrán, al existir más

recursos, ampliar el número y la calidad de los servicios (especialmente el servicio de

ayuda a domicilio y la teleasistencia) que actualmente vienen dedicando a la atención de

este otro segmento de población.

Ante este escenario, parece lógico que las comunidades autónomas, en el contexto de la

elaboración y/o puesta en marcha de las nuevas leyes de servicios sociales, refuercen los

servicios sociales de proximidad en el ámbito local y extiendan gradualmente, a los servicios

sociales de atención primaria, las pautas de actuación que se están implantando en

el SAAD en cuanto a ratios de personal de atención, intensidades, calidad, profesionalidad,

etc.

9 De acuerdo con los datos de la Encuesta de discapacidad, autonomía personal y situación de

dependencia (EDAD, 2008), puede estimarse esta población en torno a 1,5 millones de personas.

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

49

Todo ello tendría como resultado la generación de un importante volumen de actividad

económica y de empleo que se puede estimar en el horizonte de 2015 en varias decenas

de miles de puestos de trabajo en función de la intensidad de las medidas y recursos

adoptados.

4.3 Nuevas tecnologías en la atención a la dependencia

El desarrollo de la Sociedad de la Información está teniendo y tendrá en los próximos

años un enorme impacto en todos los ámbitos de la vida de las personas. Está cambiando

no sólo la forma de trabajar y de hacer negocios, sino también las formas de estudiar,

de acceder a los conocimientos, de interactuar con otras personas, de divertirse, de desarrollar

las propias aficiones, e, incluso, de recibir atención y cuidados. Para las personas

en situación de dependencia, como para los demás ciudadanos, el desarrollo de la

Sociedad de la Información supone una formidable oportunidad para mejorar la calidad

de vida y la participación social.

Uno de los campos en los que la aplicación de las nuevas tecnologías de la información y

las comunicaciones está generando innovaciones promisorias para las personas en situación

de dependencia es la domótica, nombre con el que solemos referirnos al conjunto de

sistemas que automatizan las diferentes instalaciones de una vivienda. La domótica implica

la aplicación de diversas tecnologías, como la electricidad, la electrónica, la informática,

la robótica y las telecomunicaciones, que convergen y se integran en un sistema con

objeto de proveer aplicaciones y servicios de utilidad para los habitantes del hogar.

Para las personas en situación de dependencia, el desarrollo de la domótica y su adecuada

integración con un diseño arquitectónico y un equipamiento mobiliario adecuado

suponen una importante ampliación de sus niveles de autonomía personal y de sus posibilidades

de participación, pues lo que para la mayoría de la gente puede suponer una

simple mejora del confort o de la seguridad, para una persona con limitaciones funcionales

severas puede marcar la diferencia entre poder o no poder realizar una determinada

tarea doméstica o una actividad esencial de la vida cotidiana, y, en definitiva, entre poder

o no poder seguir viviendo en su ambiente habitual. Por ello, la incorporación de diseños

ergonómicos y de innovaciones tecnológicas en las viviendas en las que residen personas

dependientes es cada vez más usual.

Esta incorporación de elementos accesibles debería impulsarse utilizando la vía que abre

la disposición adicional tercera de la LAPAD, que prevé que la Administración General

del Estado y las administraciones de las comunidades autónomas podrán, de conformidad

con sus disponibilidades presupuestarias, establecer acuerdos específicos para la

concesión de ayudas económicas con el fin de facilitar la autonomía personal. Estas ayudas

podrán ir destinadas a apoyar a la persona con ayudas técnicas o con los instrumen-

La atención a la dependencia y el empleo

50

tos necesarios para el normal desenvolvimiento de su vida ordinaria y a facilitar la accesibilidad

con adaptaciones en el hogar que contribuyan a mejorar su capacidad de desplazamiento

en la vivienda.

La confluencia de la domótica y las telecomunicaciones (el nuevo ámbito ya bautizado

como “teledomótica”) es especialmente prometedora para las personas en situación de

dependencia. No se trataría ya sólo de hacer de la casa un lugar más habitable, confortable

y seguro, sino también un lugar en el que se pueda continuar viviendo (porque se facilita la

realización de las actividades de la vida cotidiana con el máximo grado posible de autonomía)

y, además, un lugar interconectado, abierto al mundo, integrado en la comunidad.

Las nuevas tecnologías están cambiando el perfil de servicios como el de teleasistencia,

que, aunque apoyados en la tecnología, hasta ahora se han venido prestando con el soporte

de la red de telefonía fija y sin un alto grado de sofisticación tecnológica. Además de

las prestaciones tradicionales de este servicio (atención y apoyo ante emergencias, crisis

de soledad o cualquier otra circunstancia que precise de atención), en la actualidad el

usuario puede disponer de dispositivos de localización y emergencia, de detección de caídas

o de medida de constantes vitales, y la comunicación con el centro de atención, además

de la transmisión de voz, permite la transferencia de datos y la videollamada,

utilizando una webcam y la pantalla del televisor del hogar.

Los sistemas de teleasistencia pueden ya, además, funcionar de manera proactiva, y no

sólo reactiva, pues además de asegurar la respuesta ante la activación de las alertas por

parte del usuario (a través del pulsador de su unidad de control remoto), pueden detectar,

mediante sensores que monitorizan los hábitos de vida del usuario (por ejemplo, el tiempo

que permanece en la cama, las veces que va al baño o si toma o no los medicamentos)

y sus constantes (por ejemplo, el peso, la frecuencia cardíaca o la tensión arterial)

anomalías o cambios que pueden ser indicativos de posibles problemas de salud. Sin

embargo, los servicios de teleasistencia avanzada están todavía poco extendidos, pues los

diversos proyectos piloto realizados (que responden frecuentemente a compromisos

adquiridos por los operadores por mejoras ofertadas en las licitaciones para la prestación

del servicio), aunque han permitido confirmar su viabilidad técnica, no han cristalizado

en una implantación a gran escala, pues su costo, aunque no es elevado, está por encima

de los precios de contratación de estos servicios.

La tecnología ha hecho posible también la incorporación de la telemedicina a los dispositivos

de atención a las personas en situación de dependencia. La monitorización remota

a través de las nuevas tecnologías aplicadas a la salud, mediante sistemas que permiten

la realización de videoconferencias, la transmisión de datos y el envío de imágenes con

calidad diagnóstica, puede proporcionar seguridad y asistencia a estas personas, tanto si

residen en su domicilio como si están en una residencia, evitando desplazamientos innecesarios

al centro de salud o al hospital. La monitorización remota abre nuevas posibilidades

para el tratamiento de los pacientes en forma ambulatoria, una función vital en las

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

51

zonas rurales, en las que el acceso a los hospitales y clínicas es más difícil. De hecho, el

cuidado a enfermos crónicos y a personas mayores en sus domicilios, junto con el diagnóstico

por imagen y la hospitalización a domicilio, son los servicios de telemedicina

más extendidos en España.

Uno de los principios que inspiran el programa del Gobierno español para la recién inaugurada

Presidencia Europea es la innovación. Esa prioridad se debe traducir, como ha

afirmado recientemente la ministra de Sanidad y Política Social (Jiménez García-

Herrera, 2009), en el apoyo a todos los procesos tecnológicos que, en los distintos campos

sanitarios y sociales, están permitiendo gestionar mejor los recursos y producir

conocimiento que se traduce en una mejora de las condiciones de vida. Estos desarrollos

mejoran la gestión, la calidad, la seguridad y la accesibilidad de la sanidad y de los servicios

sociales españoles y, a la vez, generan innovación y competitividad para las

empresas que han participado en ellos. Constituyen, pues, modelos rentables que ya producen

beneficios cuantificables en la calidad de vida, en la economía y en la creación de

puestos de trabajo.

Dicha prioridad potencia el desarrollo de la disposición adicional décima de la LAPAD,

en la que se establece que los poderes públicos fomentarán la innovación en todos los

aspectos relacionados con la calidad de vida y la atención de las personas en situación de

dependencia. Para ello, promoverán la investigación en las áreas relacionadas con estas

cuestiones en los planes de I+D+i.

4.4 Servicios de atención a la dependencia para extranjeros mayores

de 65 años residentes en España

Las posibilidades que ofrecería ofertar desde nuestro país servicios de atención para

extranjeros mayores de 65 años en situación de dependencia, residentes o no, que potencialmente

pudiesen estar interesados en ser atendidos en España, son claras y los responsables

públicos y los agentes que operan en el sector deberían moverse en esta dirección.

En todos los países de la UE se puede comprobar el importante proceso de envejecimiento,

que tiende a irse incrementando, estimándose que para el año 2020 la tasa media

de personas mayores de 65 años supere el 20% en el conjunto de países de la UE.

Dado el objeto de este informe, nos centraremos en los países de la UE-15 más Noruega

y Suiza. El nivel de envejecimiento de estos países se indica en el Gráfico 11.

La población total UE-15 más Noruega y Suiza era, el 1 de enero de 2009, según

Eurostat, de 408,4 millones. Las personas mayores de 65 años suponían 69,8 millones

(17,1%).

La atención a la dependencia y el empleo

52

Haciendo una extrapolación de los parámetros que hemos utilizado en nuestro país para

determinar las situaciones de dependencia, estaríamos hablando de unos 8,5millones de personasmayores

de 65 años que se encontrarían en situación de dependencia en los países citados

(excluyendo a España), además de 2,5 millones de personas menores de 65 años.

En España reside de forma permanente un número importante de personas extranjeras de

edad avanzada y es previsible que, a la vista del Gráfico 11, dicho número siga incrementándose

en los próximos años si se dan una serie de condiciones, convirtiéndose en residencia

habitual de personas mayores, especialmente de algunos países centroeuropeos y

nórdicos.

Si se analiza la nacionalidad, se comprueba que son los países centroeuropeos y nórdicos

los que tienen mayor presencia. Concretamente, los mayores del Reino Unido suponen

unos 90.000, seguidos de los de Alemania con más de 50.000; en un segundo nivel se

encuentra Francia, con 15.000, Italia, con 11.500, Países Bajos, con 10.000, y Bélgica,

con 9.000. Con cifras en torno a 6.500 por país se encuentran Suecia, Suiza y Noruega,

y en torno a 4.000, Finlandia y Dinamarca (Tabla 15).

Gráfico 11. Evolución prevista de la proporción de personas mayores en la UE-15 más

Noruega y Suiza 2010-2050

Fuente: Elaboración propia a partir de Eurostat. Proyecciones de Población con base en el año 2008

(Europop 2008).

30,0 %

25,0 %

20,0 %

15,0 %

10,0 %

5,0 %

0,0 % 2010 2015 2020 2025 2030 2035 2040 2045 2050

17,4 %

4,7 % 5,2 % 5,7 % 6,1 % 6,9 %

7,9 %

8,9 %

10,0 %

11,0 %

18,6 %

20,1 %

21,7 %

23,6 %

25,4 %

26,8 % 27,9 %

65 y más 28,8 %

80 y más

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

53

El hecho de que la gran mayoría de estas personas mayores extranjeras residentes en

nuestro país sea de las nacionalidades citadas (los países más desarrollados de la UE) y

que la mayoría de ellos disponga de sistemas públicos de atención a la dependencia es

muy relevante porque les convierte en una demanda solvente.

Otro hecho relevante lo constituye el que estos mayores no se encuentran diseminados en

el territorio, sino que la inmensa mayoría se concentran en la costa mediterránea, especialmente

en Alicante (en torno a 85.000) y Málaga (más de 35.000), en las Islas Canarias

(en torno a 30.000) y Baleares (más de 15.000). El resto prácticamente está asentada en

otras nueve provincias, todas ellas del litoral: Murcia, Almería, Girona, Barcelona,

Valencia, Tarragona, Granada, Castellón y Cádiz (Tabla 16).

Este nivel de concentración por provincias también se observa dentro de cada una de

ellas en una serie de municipios (en muchos de ellos el porcentaje de mayores de 65 años

extranjeros es mayor que el de españoles, como en Calpe, Jávea y Alfás del Pi en

Alicante; Mijas, Torrox y Benalmádena en Málaga; y Santiago del Teide, Adeje y Tías

en Canarias). Todo ello facilita la creación de las infraestructuras necesarias para la generación

de una red de centros y servicios adecuada.

Extrapolando los datos de las personas mayores extranjeras de la UE-15 más Noruega y

Suiza según la estimación de población dependiente utilizada en el capítulo 3, se encon-

Tabla 15. Extranjeros de 65 y más años residentes en España por tramos de edad (UE-15

más Noruega y Suiza)

Alemania

Austria

Bélgica

Dinamarca

Finlandia

Francia

Grecia

Irlanda

Italia

Luxemburgo

Países Bajos

Portugal

Reino Unido

Suecia

Noruega

Suiza

Total

65 y más

51.580

1.722

8.939

3.483

3.886

14.659

214

2.240

11.612

170

9.973

5.884

89.899

6.322

6.009

6.619

223.211

65-69

22.982

901

2.516

1.393

1.463

4.712

74

1.102

4.743

49

3.984

1.873

38.913

2.176

2.258

2.077

91.216

70-74

15.228

355

2.350

906

1.243

3.714

55

674

3.129

55

2.658

1.429

25.336

1.736

1.797

1.790

62.455

75-79

6.544

247

1.893

553

693

2.895

33

275

1.930

33

1.662

1.039

13.444

1.178

1.088

1.298

34.805

80-84

3.871

116

1.288

330

306

1.801

28

115

1.107

20

948

738

7.051

688

502

856

19.765

85 y más

2.955

103

892

301

181

1.537

24

74

703

13

721

805

5.155

544

364

598

14.970

Fuente: Avance del Padrón a 1 de enero de 2009. Datos provisionales

La atención a la dependencia y el empleo

54

trarían en situación de dependencia unas 35.700 de estas personas. Si se distribuyeran

según los parámetros utilizados en ese capítulo según estructura de atención (servicios

domiciliarios y servicios residenciales) y según grado de dependencia y aplicando las

ratios de plantilla acordadas en el Consejo Territorial del SAAD, se generarían unos

25.000 puestos de trabajo directos de jornada completa.

Tan importante como las posibilidades concretas que tiene la atención específica de los

ya residentes es valorar su potencialidad de servir como instrumento de referencia respecto

de los responsables públicos de estos países y de otras personas de edad avanzada

de éstas que pudiesen, a la vista de las actuaciones desarrolladas o a desarrollar según

acuerdos concretos, estar interesados en venir a nuestro país a recibir atención de forma

permanente o recibir atención y cuidados en estancias temporales. España estaría contribuyendo,

simultáneamente, a la consolidación de la ciudadanía europea. El espacio

español visto y vivido como espacio europeo, al igual que Florida y/o California en

Estados Unidos.

El potencial que tiene España en este sector es enorme, y es necesario planificar y desarrollar

las actuaciones necesarias. Ésta es, sin duda, una línea de actividad económica

generadora de empleo que debería promoverse desde los poderes públicos en los foros

correspondientes de la UE y ante los responsables públicos de los distintos niveles administrativos

de los países con importante presencia de residentes de edad avanzada en

Tabla 16. Población mayor de 65 años extranjeros residentes en España por provincia de

residencia (UE-15 más Noruega y Suiza)

Provincia

Alicante

Málaga

Santa Cruz de Tenerife

Illes Balears

Palmas (Las)

Murcia

Almería

Girona

Barcelona

Valencia

Tarragona

Granada

Castellón

Cádiz

Resto de provincias

Total

Número

83.890

36.139

19.303

16.083

9.344

8.369

6.868

6.120

5.595

5.080

3.524

2.990

2.194

2.188

15.524

223.211

Porcentaje sobre el total

37,6%

16,2%

8,6%

7,2%

4,2%

3,7%

3,1%

2,7%

2,5%

2,3%

1,6%

1,3%

1,0%

1,0%

7,0%

100,0%

Fuente: Avance del Padrón a 1 de enero de 2009. Datos provisionales

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

55

España, abordando, de acuerdo con el art. 5.3 de la LAPAD, convenios específicos con

los países de origen, de modo que desde España se podría desarrollar una oferta de servicios

de atención a la dependencia que estuviese sufragada directamente con cargo a los

respectivos sistemas públicos nacionales de cuidados de larga duración.

Con todo, de cara a la planificación y desarrollo de una red de centros y servicios adecuada

para la población de extranjeros de régimen comunitario que residan en España y

que puedan ser demandantes de las prestaciones reguladas en la LAPAD, es necesario

tener en cuenta que la normativa y la jurisprudencia comunitaria10 consideran el seguro

de dependencia como una rama del seguro de enfermedad, por lo que será de aplicación

el Reglamento 1408/71, siendo el tratamiento diferente según se trate de prestaciones en

especie (servicios) o prestaciones económicas.

Su aplicación implica que las prestaciones económicas (monetarias) son exportables y las

prestaciones en especie (servicios) se conceden por el Estado de residencia de acuerdo con

los servicios que proporciona su sistema de prestaciones y deberán ser reembolsadas por el

Estado miembro en el que el ciudadano esté asegurado y/o haya cotizado.

Respecto a las prestaciones económicas de dependencia, pueden darse dos situaciones:

a) Que el Estado de origen del ciudadano extranjero tenga un seguro/legislación específica

sobre protección de las situaciones de dependencia (Alemania, Austria,

Suecia, Noruega...), en cuyo caso se paga al país de residencia, de acuerdo con la

legislación del país en el que se esté asegurado o se tenga reconocido el derecho a

recibir prestaciones ante situaciones de falta de autonomía y de dependencia.

b) Que el Estado de origen no tenga un seguro/legislación específica que regule determinadas

situaciones para hacer frente a situaciones de dependencia (Italia,

Portugal...), en cuyo caso, si el extranjero dependiente de régimen comunitario solicita

y se le concede una prestación económica en España (arts. 17, 18 y 19 de la

LAPAD), es necesario transformar en especie esta prestación económica, y entonces

pasaría a formar parte de la cuota global de reembolso.

En este sentido, las sentencias de referencia apuntan que el pago debe realizarlo directamente

la institución competente del país de origen al prestador del servicio en el país de

residencia o bien plantear la alternativa de reembolso contra facturas presentadas o denominarla

prestación sustitutoria de la prestación en especie en vez de prestación económica.

Esta diferenciación de las prestaciones, en especie o económicas, ha ocasionado y sigue

ocasionando multitud de problemas de interpretación que han acabado en el Tribunal

10 Reglamento 1408/71 del Consejo, Reglamento 574/72 del Consejo, sentencias del Tribunal de

Justicia: Manfred Molenaar (asunto C-160/96), Friedrich Jauch (asunto C-215/99) y Silvia Hosse

(asunto C-286/03), y Carta de derechos fundamentales de la UE (2000/C-364/01).

La atención a la dependencia y el empleo

56

Europeo de Justicia, no siendo tampoco excesivamente clara su doctrina a tenor de lo

expresado por los expertos en jurisprudencia europea y por la propia Comisión.

4.5 Otros efectos sobre el empleo

Como ya se ha indicado, el desarrollo y la implantación del SAAD requiere un importante

volumen de inversión en infraestructuras: construcción de nuevos centros residenciales,

de atención diurna, de espacios para ubicar los servicios de teleasistencia, de

viviendas tuteladas, de centros de servicios sociales, de atención primaria y la adaptación

a los nuevos criterios de acreditación en accesibilidad y calidad de una parte importante

de los centros y plazas existentes.

Asimismo, y dada la evolución de las preferencias de las personas mayores y de los

modelos de atención, hay que debatir y acordar primero, y luego abordar, la construcción

de nuevos tipos de alojamiento de nueva planta y/o adaptando al nuevo modelo una parte

de los centros que no reúnen las condiciones mínimas de acreditación.

Se trataría de complejos residenciales modulares, en función del tipo y nivel de dependencia.

Estarían basados en un modelo de apartamento individual para uso de una pareja

o de una sola persona, luminosos y con terraza, con espacios y servicios comunes,

accesibles y dotados de nuevas tecnologías, que ofrezcan la prestación de determinados

servicios (comida, limpieza, seguridad, rehabilitación...), que estén dentro o próximos a

los núcleos de población para que sus usuarios puedan acceder, siempre que les sea posible,

a los servicios ofrecidos en ellos. Ejemplo de este tipo de alojamiento son las comunidades

para mayores de Dinamarca, Suecia y Holanda. El avance de este tipo de modelo

de atención impulsará a muchos mayores a vender sus viviendas, en muchos casos inadecuadas

para sus necesidades. Este hecho podría contribuir a una mayor oferta de viviendas

más espaciosas y adecuadas para familias más jóvenes.

Todas estas inversiones nuevas o de adaptación de centros y plazas existentes implican

la generación de un considerable volumen de empleo en el sector de la construcción a

medio y largo plazo.

De una parte, la creación de esta nueva red de infraestructuras de centros y/o la adaptación

de una parte de los ya existentes llevará aparejado su equipamiento con instalaciones,

mobiliario y diverso tipo de material, generando, igualmente, empleo inducido en

las industrias suministradoras durante un largo periodo de tiempo.

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

57

De otra, la actividad permanente de los centros y servicios derivados del desarrollo e

implantación gradual del SAAD tiene una importante incidencia en la generación de

empleo indirecto a través de las empresas proveedoras de productos alimenticios, de

mantenimiento de instalaciones y programas, de material fungible relacionado con la

actividad hostelera que se desarrolla en los centros, de material vinculado a actividades

de rehabilitación o de mantenimiento físico o psíquico, de ayudas técnicas y de nuevas

tecnologías, de productos referidos a los cuidados de higiene y de salud, etc.

Igualmente, es de destacar que la implantación del SAAD supondrá que gradualmente un

número importante de personas que actualmente están siendo atendidas por cuidadores

familiares podrán pasar a ser usuarios de recursos y servicios profesionalizados. Ello permitirá

que muchas personas (en su mayoría mujeres) que han tenido que renunciar a sus

trabajos profesionales para cuidar a familiares dependientes puedan incorporarse al mercado

laboral e incrementar así la tasa de empleo femenino.

Otro aspecto que hay que señalar es que, simultáneamente al despliegue de las infraestructuras

y servicios del SAAD, se produce una generación de empleo en varias direcciones: de

una parte, ampliación y creación de estructuras de planificación y gestión en las administraciones

públicas (personal técnico, administrativo y auxiliar; personal de inspección, seguimiento

y evaluación...); labores de apoyo al Consejo Territorial (elaboración de estudios,

preparación de documentación, promoción de propuestas en la comisión delegada vía comisiones

técnicas, formalización de acuerdos y seguimiento de los mismos...); ampliación y

creación de nuevos equipos multiprofesionales para realizar trabajos de información y orientación,

valoración, elaboración de los informes social y médico, elaboración del PIA y gestión

del caso (se supera el millón de solicitudes a 01/01/2010).

Finalmente, hay que destacar, por la relevancia que va a alcanzar, el empleo relacionado

con los procesos de formación y cualificación profesional de decenas de miles de trabajadores

de distintas categorías y perfiles profesionales que ya prestan sus servicios en el

Sistema y de las decenas de miles de trabajadores que se vayan incorporando gradualmente,

conforme al Acuerdo del Consejo Territorial sobre criterios comunes de acreditación

para garantizar la calidad de los centros y servicios del SAAD.

Es necesario implementar también procesos de formación para los cuidadores familiares

(a 01/01/2010 son 280.000 según el SISAAD). El Consejo Territorial ha acordado recientemente11

criterios comunes en materia de formación e información de cuidadores no profesionales

en los que se especifican los objetivos y las condiciones de las acciones

formativas, los programas de formación y de información, y su financiación.

11 El acuerdo se produjo en la reunión del Consejo Territorial del Sistema para la Autonomía y Atención

a la Dependencia de 22 de septiembre de 2009, y ha sido publicado por Resolución de la Secretaría

General de Política Social y Consumo de 4 de noviembre de 2009 (BOE de 27/11/2009).

La atención a la dependencia y el empleo

58

4.6 Retornos económicos y sociales

A) Retornos económicos

El incremento de las infraestructuras y servicios necesarios para proporcionar una adecuada

atención de las situaciones de dependencia supondrá un importante esfuerzo económico

(del orden del 0,9-1,0% del PIB anual en 2011 y del 1,3-1,4% en 2015, según nuestros

cálculos), que en una parte sustancial ha de ser realizado con cargo a fondos públicos.

Sin embargo, el gasto neto será considerablemente inferior, como consecuencia de los

importantes ahorros e ingresos fiscales que se producirán, entre los que hay que tener en

cuenta los siguientes:

• Descenso en las prestaciones por desempleo al incorporarse una parte importante de trabajadores

del desempleo subsidiado (es mejor invertir en empleo que pagar desempleo).

• Incremento de los ingresos por cuotas de la Seguridad Social, aun cuando una parte

de los nuevos contratos podrían beneficiarse de los diversos incentivos a la contratación

existentes.

• Ingresos procedentes del IVA y del Impuesto de Sociedades de las empresas prestadoras

de servicios, así como incremento de la recaudación del IVA vía consumo y del

de la recaudación del IRPF aplicable a los salarios de los nuevos trabajadores.

También hay que tener en cuenta, como se indicó en la sección 4.1, que las mejoras en

la atención pueden provocar un importante incremento de la eficiencia del gasto en el sistema

sanitario, al evitar ingresos innecesarios o al reducir las estancias de pacientes que

pueden ser atendidos mediante recursos alternativos. Se evita así seguir atendiendo en

centros hospitalarios a personas dependientes crónicas o en procesos de larga estancia, lo

que no sólo es inadecuado en términos de política social, sino que conlleva, además, unos

costes muy superiores a lo que supone la atención en los centros residenciales. La

implantación del SAAD comportará una mayor optimización y racionalización del gasto

sanitario. En la actualidad, el déficit en servicios sociosanitarios para la dependencia hace

que muchos problemas sociales deban ser atendidos, con mucho mayor coste (en torno a

seis veces más que el coste de la atención en un centro o servicio del SAAD) por el sistema

sanitario.

Como ponen de manifiesto varios estudios de instituciones económicas (v.g. la OCDE),

la no implantación de un dispositivo como el SAAD supone un enorme coste de oportunidad,

pues, de no ponerse en marcha a corto plazo, las presiones de atención de las personas

dependientes sobre el Sistema Nacional de Salud se incrementan

considerablemente. El no implantar una adecuada red de infraestructuras de centros y

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

59

servicios del SAAD será una mala política económica, pues la presión de la dependencia

recaerá sobre el SNS (mucho más costoso y totalmente gratuito).

Según una de las conclusiones del estudio solicitado por el IMSERSO a la Fundación de

Estudios de Economía Aplicada (FEDEA): “de la metodología macroeconómica se desprende

que el estímulo a la demanda agregada que supondrá el SAAD provocará efectos

sobre el PIB de nuestra economía que podría llegar a ser un 1,56% mayor en 2010

(2,68% a finales de 2014) que en ausencia del programa de gasto implicado por el

SAAD, lo que implicaría a su vez un diferencial en tasa de crecimiento acumulativo

anual real de +0,28% a lo largo de todo el periodo. Igualmente esta metodología nos ha

permitido estimar que el retorno fiscal global, por impuestos generales y cotizaciones,

llegaría a cubrir hasta casi dos terceras partes del gasto asociado al despliegue del

SAAD” (Herce et al., 2006: 40). Vemos que el impacto de este gasto público en el crecimiento

económico es significativo. Es, sin duda, una inversión productiva. Todo ello

confirma la eficacia del gasto social como mecanismo de generación de actividad y de

empleo.

B) Retornos sociales

Como efecto de la implantación del SAAD se logran también otro tipo de retornos de

carácter social que tienen un importante impacto en la calidad de vida de las familias y

en el incremento de la tasa de empleo femenino. Como se ha indicado, en la actualidad,

el cuidado de las personas dependientes descansa fundamentalmente en las familias y,

dentro de éstas, en las mujeres. Ello supone, en bastantes ocasiones, la renuncia total a

desarrollar una actividad laboral o, como mal menor, la posibilidad de aceptar únicamente

trabajos temporales o a tiempo parcial que puedan compatibilizarse con los cuidados.

Las encuestas todavía siguen mostrando que el principal motivo por el que los empleadores

prefieren contratar o promocionar a los varones antes que a las mujeres radica en

la convicción de que, en el caso de problemas familiares, serán éstas las que se ausenten

del trabajo. La profesionalización de los cuidados a las personas dependientes reduciría

ese prejuicio.

El modelo actual de provisión de cuidados supone, en primer lugar, un fuerte límite a las

posibilidades de las mujeres para integrarse en el mercado de trabajo y, en segundo lugar,

una fuerte devaluación de la importante aportación que la dedicación al cuidado de familiares

dependientes supone para nuestra sociedad y nuestra economía. Sólo se percibe la

magnitud e importancia de ese esfuerzo cuando las circunstancias obligan a sustituirlo

total o parcialmente por una prestación de servicios profesionalizados.

El coste de oportunidad que tienen que soportar los familiares cuidadores va mucho más

allá de su renuncia a la actividad laboral y la consiguiente vía de ingresos. De acuerdo

con la EDAD 2008, el 60% de los cuidadores principales que residen en el hogar de la

La atención a la dependencia y el empleo

60

persona dependiente afirman que han tenido que reducir “sustancialmente” su tiempo de

ocio y de relaciones personales. Los cuidados también afectan al propio trabajo doméstico,

a la vida familiar y a otras actividades habituales, y trasladan a la familia muchos de

los costos derivados del cuidado.

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

61

5. Conclusiones

La atención de las necesidades de las personas en situación de dependencia es uno de los

grandes retos de la política social y económica de los países desarrollados. En España, el

gran acuerdo social y político existente sobre esta cuestión tuvo como fruto la aprobación,

en diciembre de 2006, de la Ley 39/2006, de Promoción de la Autonomía Personal

y Atención a las Personas en Situación de Dependencia (LAPAD), que ha creado un

nuevo sistema de protección y un nuevo derecho de los ciudadanos.

A partir de la aprobación de la Ley y de la puesta en marcha del proceso de implantación

del Sistema de Autonomía y Atención a la Dependencia (SAAD), se ha abierto en nuestro

país un nuevo escenario económico y social, que supondrá la asignación de un importante

volumen de recursos presupuestarios adicionales de las administraciones públicas,

una importante inversión por parte del sector privado, la contribución por parte del beneficiario

al coste del servicio, decenas de miles de nuevos empleos directos... Todo ello

generará expectativas que afectarán a las decisiones de inversión, determinará la aparición

de un importante mercado de servicios de provisión pública y privada ante la fuerte

demanda que se generará y la insuficiente oferta que existe, permitirá la consolidación

de un nuevo sector de actividad, y tendrá un importante impacto económico y social.

La creación de empleo será, sin duda, a medio y largo plazo, uno de los resultados fundamentales

de la puesta en marcha de la LAPAD, pues, por un lado, la atención a las personas

en situación de dependencia se concreta fundamentalmente en actividades de

cuidados personales y, por otro, los servicios sociales constituyen uno de los yacimientos

de empleo más importantes. Por otra parte, se generarán importantes retornos económicos

y se mejorará la eficiencia del gasto en salud, al reducir o hacer innecesarias las

estancias hospitalarias de pacientes que podrían ser tratados mediante recursos alternativos.

Además, los servicios sociales tendrán una magnífica oportunidad para su indispensable

transformación en un auténtico sistema de protección, así como para elevar sus

estándares de calidad, sus equipamientos, el nivel de formación y las condiciones de trabajo

de sus profesionales.

En suma, estamos ante una Ley que mejora sustancialmente la atención a las personas en

situación de dependencia y aumenta su calidad de vida y la de sus familiares, dando respuesta

a una de las demandas más importantes de nuestra sociedad que amplía los derechos

de los ciudadanos, fortaleciendo las redes y las estructuras de protección social y

económica y que ha logrado en torno a ella un acuerdo parlamentario y social ampliamente

mayoritario que la convierte en un proyecto de todos, en un proyecto de país.

La atención a la dependencia y el empleo

62

Ante este ingente proyecto de país, es necesario sumar esfuerzos en la enorme labor que

hay que desarrollar y contribuir a afrontar este reto de la sociedad española que requiere

la movilización de importantes recursos económicos y humanos, y del empeño y compromiso

de múltiples agentes económicos y sociales que están llamados a coincidir en el

desarrollo y consolidación del nuevo sector.

El desarrollo del SAAD se está realizando en un contexto económico mediatizado por

la profunda crisis financiera iniciada en el verano de 2007 en Estados Unidos que,

inmediatamente, se convirtió en crisis financiera global, con consecuencias bien conocidas.

Se produjo un grave impacto en todas las economías del mundo y, consecuentemente,

elevadas tasas de desempleo. En España, los efectos de la crisis comenzaron a

sentirse en los niveles de empleo a mediados de 2008 y han provocado una elevada pérdida

de ocupación, mucho más grave que la registrada en otras economías desarrolladas.

Las previsiones de expertos y analistas insisten en pronosticar para nuestro país

una recuperación más lenta y tardía que en el resto de los países de nuestro entorno,

debido no sólo a que entramos en recesión algo más tarde, sino fundamentalmente a

que los efectos depresivos han sido más intensos, debido al patrón de crecimiento

vigente en la década 1998-2008.

Es urgente, por tanto, cambiar de valores y de modelos de crecimiento y de asignación

de recursos, y no sólo tomar medidas coyunturales, si no queremos repetir cíclicamente

situaciones de profundas crisis cada vez más destructivas. Debemos hacer del empleo la

gran prioridad, pues si concentramos nuestro esfuerzo en los sectores con mayor potencial

de generación de empleo, si orientamos los recursos hacia los sectores más intensivos

en trabajo, si cambiamos el actual modelo de crecimiento que crea con gran facilidad

gran cantidad de empleo precario, temporal y poco cualificado y que lo expulsa del mercado

con la misma facilidad y rapidez, podremos luchar eficazmente contra el desempleo

y, consecuentemente, contra el malestar y el desencanto ante una sociedad que nos niega

lo que nos exige: un trabajo.

Dedicar recursos al desarrollo e implantación de las infraestructuras y servicios que

garantiza la LAPAD contribuirá a conseguir un modelo de crecimiento más equilibrado,

más sostenible y más intensivo en creación de empleo estable y cualificado. Además de

cumplir con el mandato de la Ley de atender las necesidades de las personas en situación

de dependencia y de sus familias, se conseguiría, dada la potencialidad de generación de

empleo de aquella, la creación de decenas de miles de puestos de trabajo.

La dimensión concreta de los impactos sobre el crecimiento y la actividad económica,

sobre el empleo y el tipo de empleo y sobre el bienestar de la población dependerán,

obviamente, de la asignación de recursos que se realice y de la capacidad para corregir y

reorientar algunos aspectos, como los necesarios ajustes en el instrumento de valoración

y en su aplicación, el sesgo hacia las prestaciones económicas por cuidados en el medio

familiar (que la propia LAPAD considera como excepcionales) y el limitado papel queÁngel

Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

hasta ahora han desempeñado las corporaciones locales y la coordinación sociosanitaria.

En cualquier caso, lo que está claro es el enorme potencial de generación de empleo y

actividad económica que tiene la implantación del SAAD.

A pesar de la difícil coyuntura económica por la que estamos atravesando, los datos disponibles

apuntan a que el efecto de la puesta en marcha del SAAD se ha dejado sentir

nítidamente en el empleo. De hecho, tal y como muestra la estadística del número de afiliados

a la Seguridad Social en situación de alta laboral, se ha producido un importante

crecimiento del empleo en el sector de los servicios sociales en un momento en el que el

empleo global ha estado en España en claro descenso. Este crecimiento (185.815 afiliados

más en situación de alta en diciembre de 2009 que en enero de 2007) se mantiene

incluso si se dejan de computar los cuidadores no profesionales que han causado alta en

la Seguridad Social en virtud de las previsiones de la Ley 39/2006 (unos 100.000 en

diciembre de 2009), que se reflejan en esta estadística desde enero de 2008.

La Encuesta de Población Activa (EPA) confirma este crecimiento, pues, según sus datos,

la ocupación en el sector de los servicios sociales ha crecido entre el primer trimestre de

2008 y el cuarto de 2009 en un 26,7%, pasando de 342.000 a 433.400 empleos, con un

crecimiento total de 91.400 empleos. Hay que tener en cuenta que la EPA no identifica a

los cuidadores familiares como ocupados, aunque muchos de ellos sí aparecen en los datos

de afiliados en situación de alta, en virtud de las previsiones de la LAPAD.

Con el fin de hacer evidente el potencial de generación de empleo del SAAD, se ha realizado

una estimación, basada en el desarrollo de un modelo de distribución interna de la

población dependiente que tiene en cuenta el grado de dependencia, la edad de las personas

afectadas, el tipo de servicio asignado y la aplicación de ratios de empleo dentro

de cada tipo de recurso aplicado a cada grado de dependencia. El modelo de estimación

opta, conforme al mandato de la Ley, por la profesionalización de los servicios, aunque

contempla también los cuidados informales en función del grado y nivel de dependencia

y del previsible ejercicio de la libre elección de la persona dependiente y, en su caso, de

su familia.

De acuerdo con esta estimación, el potencial de creación de empleo derivado de la

LAPAD, expresado en términos de empleos equivalentes a jornada completa, es de más

de 490.000 puestos de trabajo en el horizonte de 2011, y por encima de 635.000 en el de

2015. Una parte importante de estos puestos de trabajo podrían ser desempeñados a tiempo

parcial, lo que, además de traducirse en un número mayor de puestos de trabajo generados,

favorecería el acceso al empleo de trabajadores con cargas familiares y de otros

colectivos con dificultades de inserción en el mercado laboral.

Es importante destacar que en estas cifras no se ha descontado el empleo que ya existía

en el sector con anterioridad a la puesta en marcha del SAAD (una parte de los beneficiarios

de sus servicios y prestaciones ya estaban recibiendo atención con anterioridad),

La atención a la dependencia y el empleo

63

y no se ha tenido en cuenta la gradualidad en la implantación (los cálculos toman como

base la población total en situación de dependencia estimada en cada momento, no las

personas con derecho efectivo a prestaciones), pues los cálculos (incluso los de 2011) se

refieren a un hipotético escenario en el que todas las personas dependientes, cualquiera

que sea su grado, estarían atendidas por algún tipo de servicio.

Si bien es cierto que cualquier cálculo de previsión sobre la evolución a medio y largo

plazo está sujeto a importantes riesgos de incertidumbre y está afectado por la metodología

y los criterios adoptados, por lo que siempre hay que tomar las previsiones con cierto

distanciamiento, también es cierto que, si se quiere de verdad, como se quiso en el caso

del Sistema Nacional de Salud, desarrollar e implantar el SAAD de acuerdo con los mandatos

de la Ley y su normativa de desarrollo y con la voluntad de lograr una auténtica

calidad de atención, las previsiones que se plantean en este informe resultarían no sólo

razonables y moderadas, sino también sostenibles económicamente (España tiene el octavo

PIB del mundo y el diferencial de su gasto social respecto a la media de la Unión

Europea es de más de cinco puntos).

Aunque el impacto sobre el empleo derivado de la puesta en marcha del SAAD es indiscutible,

los empleos asociados a la atención de los beneficiarios de la LAPAD se están

generando a un ritmo más lento que el esperado, debido básicamente a dos importantes

factores: la profunda crisis económica y la proliferación de las prestaciones económicas

para cuidados en el medio familiar. También hay que tener en cuenta que una buena parte

de las personas cuya situación de dependencia ha sido valorada en los primeros años de

aplicación de la LAPAD ya estaban recibiendo atención, especialmente en centros residenciales.

Obviamente, todos esos casos de personas valoradas que contaban con un servicio

anterior (residencia, servicio de ayuda a domicilio, centro de día…) no se traducen

apenas en nuevos puestos de trabajo dentro del sector.

Hay una serie de factores asociados al proceso de implantación del SAAD que pueden

tener impactos positivos e importantes sobre el empleo y el crecimiento económico.

Entre ellos, cabe destacar la ineludible coordinación entre el SAAD y el SNS, la integración

del SAAD en el Sistema de Servicios Sociales, la aplicación de las nuevas tecnologías

en la atención a la dependencia, la posibilidad de ofertar servicios de atención a la

dependencia a extranjeros mayores de 65 años residentes en España, la necesaria inversión

en infraestructuras de centros y servicios y su correspondiente equipamiento y mantenimiento.

Todo ello implica un volumen importante de empleo en el sector de la

construcción y en las empresas proveedoras de servicios, y la generación de importantes

retornos económicos y sociales.

El impacto sobre la creación de empleo derivado de la necesaria coordinación entre el

SNS y el SAAD sería de varias decenas de miles de nuevos puestos de trabajo, en función

de la intensidad de las actuaciones que se realicen. También se pueden estimar en

varias decenas de miles los puestos de trabajo que se crearían como consecuencia del

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

64

65

refuerzo de los servicios sociales de proximidad en el ámbito local y de la extensión gradual

a los servicios sociales de atención primaria de las pautas de actuación que se están

implantando en el SAAD. La atención de las personas mayores extranjeras de origen

comunitario podría generar unos 25.000 puestos de trabajo a jornada completa. A todo

esto hay que sumar los empleos ligados a la construcción de nuevos centros y la adaptación

de los existentes, el equipamiento de centros y servicios, la mejora de accesibilidad

de los domicilios, la dotación de ayudas técnicas y la aplicación de nuevas tecnologías

en la atención a la dependencia.

Para hacer posible el aprovechamiento de todo este potencial es necesario, como ya se ha

indicado, que no se regateen esfuerzos a la hora de asignar los recursos necesarios (existe

una amplia coincidencia en analistas y expertos a la hora de considerar esta inversión

productiva y estratégica) y que se actúe con una voluntad firme para reconducir las desviaciones

que amenazan con desvirtuar los planteamientos, principios y valores que inspiran

la LAPAD. En el capítulo siguiente se ofrecen algunas propuestas para avanzar en

ese sentido.

La atención a la dependencia y el empleo

66

6. Propuestas

Los análisis de valoración que están haciendo comisiones de expertos (Cervera et al.,

2009), asociaciones profesionales (Barriga et al., 2009), agencias públicas (AEVAL,

2008) y organizaciones sociales (Costa y Martín-Serrano, 2009) valoran positivamente la

importancia de la LAPAD, que ha supuesto un significativo avance en la protección

social en España al consolidar derechos subjetivos y hacer posible que miles de personas

en situación de dependencia vean mejoradas sus condiciones de vida en circunstancias en

las que requieren un especial apoyo y protección social.

En dichos informes se analizan sistemáticamente los distintos aspectos y las distintas

fases que conforman el proceso de implantación del SAAD: procedimientos de acceso

(solicitud, valoración de la dependencia, resolución de grado y nivel), programa individual

de atención (PIA) y asignación de recursos, servicios y prestaciones, consejo territorial

y marco de cooperación interadministrativo, papel de la Administración General

del Estado, papel de las corporaciones locales, coordinación entre sistemas, sistema de

información, financiación...

Como resultado de ese análisis, se detectan problemas de aplicación práctica que han surgido

en el desarrollo de la Ley, entre otros:

• Excesivo transcurso de tiempo entre solicitud y asignación de prestación o servicio

(un año o incluso más) que alteran la legalidad, dando lugar a una judicialización de

determinados procesos, minando la eficacia y la imagen del sistema.

• Necesarios ajustes en el instrumento de valoración y en los criterios de aplicación en

el conjunto de las comunidades autónomas.

• Destacable falta de coherencia entre el número de personas a las que se les reconoce

el derecho a recibir prestación y el número de prestaciones que se están dando. A 1 de

enero de 2010, una de cada tres personas que tiene valorado un grado y nivel que le

da derecho a recibir prestaciones no recibe ninguna.

• Muy significativa disparidad en el desarrollo del SAAD en unas u otras comunidades

autónomas que altera la unidad, la equidad y la coherencia del sistema, causando perjuicios

a muchos de sus ciudadanos en situación de dependencia al no poder beneficiarse

de las prestaciones y servicios que ya son una realidad en otras comunidades.

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

67

• La información publicada por el SISAAD es claramente insuficiente y no permite un

seguimiento y evaluación efectivos de la implantación del Sistema. Debería incluir datos

relativos al empleo en el Sistema, a la calidad de la atención (intensidad y compatibilidad

de los servicios), al tipo de proveedores, a las tipologías de familias cuidadoras... El

acuerdo del Consejo Territorial del SAAD sobre objetivos y contenidos comunes de la

información del SISAAD (Resolución 4 noviembre 2009, BOE 27 noviembre 2009)

abre la vía para la construcción de un adecuado sistema de información.

• Fuerte sesgo hacia las prestaciones económicas que la propia LAPAD considera como

excepcionales, en detrimento de la prestación de servicios.

• Muy escaso desarrollo de la coordinación sociosanitaria y de los procesos de plena

integración de los servicios del SAAD dentro del sistema de servicios sociales.

• Falta de regulación clara de las prestaciones y servicios y de su contenido, intensidad

de la prestación, compatibilidad entre ellos, estándares de calidad, etc.

• Limitado papel de las corporaciones locales en relación con su función central y determinante

en el SAAD en tanto facilitadores de información y orientación, gestores del

caso, responsables del programa individual de atención y prestadores de una importante

oferta de servicios, especialmente de prevención de la dependencia, de promoción

de la vida autónoma, de teleasistencia, y de ayuda a domicilio.

• En relación con la financiación de la Ley, Ramírez y Barriga (2009) señalan que no

sólo es una cuestión de volumen total de recursos, sino también de criterios de distribución

de la financiación y de mecanismos de control sobre el gasto real. Más que un

problema en el modelo de financiación, son los criterios de reparto los que hacen que

en la práctica no se incentive la plena implantación de las coberturas y se sobrefinancien

las prestaciones económicas respecto a los servicios, ya que éstos son más costosos

que aquéllas. No se puede seguir manteniendo una financiación basada en los

dictámenes elaborados si la diferencia entre éstos y la prestación efectiva de los servicios

es tan elevada en la mayoría de las comunidades autónomas. Esto lleva a la

sobrefinanciación de las comunidades que tienen en espera de asignación de servicios

a miles de personas durante largos periodos de tiempo.

Los informes ofrecen numerosos ejemplos de buenas prácticas y recomendaciones para

afrontar los problemas detectados, entre otras, sobre el papel de la Administración del

Estado, del Consejo Territorial, del Marco de Cooperación Interadministrativa, de la

colaboración público-privada y de la necesaria accesibilidad a los servicios.

En 2010, el Consejo Territorial del SAAD debe realizar, conforme al mandato de la

LAPAD (disposición final primera, punto 3), una evaluación de los resultados de la Ley.

Las recomendaciones de los informes antes citados y las de las múltiples aportaciones

que han ido apareciendo serán, sin duda, de utilidad en esa evaluación.

La atención a la dependencia y el empleo

68

En este informe no se pretende (no es su objetivo) abordar sistemáticamente todos esos

aspectos y fases, sino ofrecer, a la vista del proceso de desarrollo de la Ley, algunas propuestas

operativas y realizables a corto y medio plazo y que están directamente relacionadas

con el objetivo del informe, esperando que resulten útiles y contribuyan a una más

rápida y mejor implantación del SAAD, desde la convicción de que estando como estamos

ante uno de los proyectos más importantes que tiene nuestro país en el sector social

(se garantizan nuevos derechos a los ciudadanos) y en el económico (se consolida y

amplía un nuevo sector que genera una intensa actividad económica y un gran número de

puestos de trabajo), no podemos fallar. Afrontar el problema de la dependencia, como

queda dicho, no es sólo una responsabilidad social ineludible, sino también una oportunidad

económica que es necesario aprovechar.

6.1 Carácter prioritario de los servicios

Una característica esencial de la Ley es que opta por la prestación de servicios a las

personas reconocidas como dependientes (art. 14.2). Opta por la profesionalización de

los servicios del Sistema. Sólo con carácter excepcional en el caso de que el servicio no

sea posible por falta de oferta, la Ley prevé (art.14.3-5) que las personas beneficiarias

puedan percibir una prestación económica.

Para ello, el SAAD deberá contar con una red de infraestructuras de centros y servicios

suficientemente desarrollada, capaz de prestar los servicios reconocidos en la

Ley con unos niveles adecuados de intensidad y calidad. Frente a esto, nuestro sistema

de servicios sociales tiene un nivel de gasto público notablemente inferior a los países de

nuestro entorno. Este insuficiente nivel de gasto se ha traducido en una oferta de una red

de infraestructuras claramente deficitaria a la hora de responder a la elevada demanda de

cuidados. Es necesario abordar el desarrollo de la red de infraestructuras. No hacerlo

sería una mala política económica, pues la presión de la dependencia continuará

generando un gasto muy elevado en el Sistema Nacional de Salud, cuyos dispositivos de

atención son mucho más costosos.

Es urgente, por tanto, la actualización de los mapas de servicios de cada comunidad

autónoma, que deberán estar incluidos en el sistema de información del SAAD y a disposición

de los profesionales que elaboran los PIA, y que permitirán conocer con detalle

el conjunto de la red de infraestructuras de centros y servicios que integran actualmente

o que deberían integrar el SAAD.

Sería muy relevante que, a la vista de dichos mapas, la Administración General del

Estado llevase una propuesta de un plan de inversión en infraestructuras y servicios

al Consejo Territorial, y que en éste se lograse un amplio acuerdo sobre unos criterios

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

comunes para la elaboración por parte de las comunidades autónomas de planes de

promoción y desarrollo (a medio y largo plazo) de la red de infraestructuras y servicios

de utilización pública que generen un importante volumen de empleos estables en un sector

de futuro como éste, en un marco estable de inversión propia y/o concertada con la

iniciativa privada. Se produciría, sin duda, un efecto psicológico movilizador en la opinión

pública, tan necesitada de buenas noticias.

Esto nos permitiría acercarnos a unas estimaciones más reales del coste total del Sistema

y de su reparto entre las distintas administraciones. Asimismo, nos permitiría ir pasando

de estimaciones sobre potencialidad de creación de empleo a estimaciones más reales de

puestos de trabajo creados por la implantación del SAAD.

El Fondo para la promoción y desarrollo de infraestructuras y servicios del SAAD,

creado por la Ley 2/2008, de 23 de diciembre, de Presupuestos Generales del Estado para

2009, en su disposición adicional sexagésima primera, que tiene por objeto prestar apoyo

financiero a las empresas que lleven a cabo dicha actividad, en los términos y condiciones

establecidos en el Convenio entre el Ministerio de Economía y Hacienda, el

Ministerio de Sanidad y Política Social y la SEPI, sería un buen instrumento para promover

el desarrollo de la red de infraestructuras y servicios, reforzándolo financieramente

y dedicando parte de sus recursos a la constitución de Fondos que tendrían el mismo

fin pero limitarían su ámbito de actuación a cada comunidad autónoma. Estos nuevos

fondos, constituidos a partir de un convenio de las partes, contarían con los recursos

aportados por el fondo estatal, la comunidad autónoma correspondiente y las entidades

económico-financieras que pudieran estar interesadas.

El Fondo responde al compromiso del Gobierno de desarrollar la LAPAD y dotar al

país de las infraestructuras necesarias para dar respuesta a las necesidades de servicios

garantizados en dicha Ley, incrementando así una oferta insuficiente frente a una fuerte

y creciente demanda (acercándonos con ello a los parámetros medios de los países más

desarrollados de nuestro entorno). Responde también a la situación de crisis económica

con sus efectos negativos sobre la inversión y el empleo. Ambas circunstancias aconsejan

hacer una decidida apuesta de promoción de inversión productiva (pública y privada),

reorientando parte del sector de la construcción hacia el desarrollo de las

infraestructuras necesarias para el desarrollo e implantación real de la Ley. Esto contribuirá,

sin duda, a aminorar el impacto económico y laboral de la crisis del sector inmobiliario,

a generar empleo, actividad económica y tejido empresarial, y a poner en valor

al Estado como agente dinamizador de la economía, aportando a las empresas del sector,

ante las dificultades del mercado crediticio, posibilidades reales de financiación para sus

proyectos de expansión en un mercado que posee un gran potencial de crecimiento debido

a la baja cobertura actual y a la creciente demanda y presión social. Todo ello repercute

favorablemente en el coste neto que supone la implantación del SAAD.

La atención a la dependencia y el empleo

69

70

Existe amplia coincidencia en que es urgente inyectar liquidez e impulsar la circulación

crediticia. No debería olvidarse el interés que tiene, a este respecto, promover una red

de entidades públicas que permitan al Estado canalizar sus recursos financieros

directamente a la economía real para sortear los problemas de distribución a los que se

enfrenta en la actualidad su agencia financiera, el ICO.

En ese marco de inversión, se deberían abordar, simultáneamente a la ejecución de

obra nueva, actuaciones de adaptación y rehabilitación. Para ello, en el contexto y las

condiciones que se regulen en la Ley de Economía Sostenible (ventajas fiscales, aplicación

del IVA reducido, etc.) es urgente la creación, en el seno del Consejo Territorial,

en colaboración con todas las administraciones públicas, de un censo de locales, edificios

y viviendas desocupados o infrautilizados, muchos de los cuales, una vez rehabilitados

de acuerdo con las normas de acreditación de las comunidades autónomas,

podrían ponerse, en un breve periodo de tiempo, a disposición del SAAD para la prestación

de diversos servicios del sistema: desde centros de servicios sociales para realizar

labores de información, presentación y seguimiento de solicitudes, valoración, elaboración

del PIA y asignación de los recursos más adaptados a las necesidades de la persona

dependiente, así como promoción y realización de procesos de formación tanto para cuidadores

profesionales como informales, pasando por centros de día y determinado tipo

de viviendas hasta centros residenciales de estancia temporal o permanente. La mayoría

de estos inmuebles van a estar bien ubicados en el ámbito comunitario, próximos a la

vivienda de las personas en situación de dependencia, creándose así una red de servicios

muy pegada al barrio, al entorno. Hasta la aprobación de esta Ley, el Fondo Estatal de

Inversión Local, uno de cuyos ejes de actuación es el apoyo a los servicios sociales, en

especial los relacionados con la dependencia, puede ser un excelente instrumento para la

realización de estas actuaciones. Asimismo, se deberían contemplar y desarrollar diversas

actuaciones en el marco del Plan Estatal de Vivienda y Rehabilitación 2009-2012.

Igualmente, es urgente la elaboración, en el seno del Consejo Territorial, en colaboración

con todas las administraciones públicas y las organizaciones empresariales del sector,

de un censo real de las plazas residenciales y diurnas vacías, por tipo y ubicación,

construidas de acuerdo con criterios de calidad y que no se ponen a disposición del

SAAD, en la mayoría de los casos por problemas derivados del coste que representa para

una familia de tipo medio y por las actuales tarifas no acordes con los costes reales de

cada tipo de plaza según grado y nivel de dependencia. Es necesario llegar a un acuerdo

con los titulares de esas plazas y ponerlas gradualmente a disposición del SAAD a través

de la concertación. No podemos permitirnos tal falta de eficiencia.

Si no se abordan con urgencia estos planes, no se superará el actual modelo de atención

centrado en los cuidados familiares que descansa básicamente en las mujeres del entorno

familiar. Este hecho ha provocado y sigue provocando importantes costes sociales y

un marcado déficit en el bienestar de las familias.

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

71

6.2 Suficiencia y sostenibilidad financiera

En un sistema de dependencia como el español que está fundado sobre el reconocimiento

de un derecho subjetivo, siempre estarán presentes los problemas y las tensiones de

financiación. Es imprescindible encarar esos problemas y resolver esas tensiones, desde

la premisa de que la garantía de una financiación suficiente y sostenible es central

para el desarrollo y la implantación del SAAD.

Igualmente, es necesario tener claro que la adecuada cobertura de los servicios y prestaciones

asociados a un sistema de dependencia tan ambicioso como el español requiere

importantes recursos financieros que crecerán en el tiempo a medida que se implante el

SAAD y se vayan incorporando todos los beneficiarios potenciales y a medida que avance

la esperanza de vida. Precisamente por ello, se debería, por una parte, concentrar los

esfuerzos de asignación de recursos en los grados altos de dependencia cubriendo en

esos niveles el nivel máximo de las necesidades existentes y, por otra, ser especialmente

cuidadosos en la valoración de los grados y niveles más elevados, como ya se indicó

en el capítulo 3.

En vez de afrontar con coherencia los desafíos de la financiación, frecuentemente nos

perdemos en un debate poco riguroso y muy simplificador, que a poco o nada conduce.

El problema, se dice, es la falta de financiación, olvidando que quizá lo que realmente

falte es la voluntad política de asignar los recursos necesarios, pues ningún derecho en la

historia de la protección social se ha podido ejercer sin una financiación suficiente y sostenible

en el tiempo. Junto con la necesidad de dotar, como exige la LAPAD, recursos

financieros suficientes, un debate riguroso y fructífero sobre financiación debe partir

también de la necesidad de construir un modelo organizativo, de gestión y de provisión

de servicios que sea eficiente. Esa eficiencia requiere, entre otras cosas, mejores

formas de coordinación interadministrativa (especialmente entre las comunidades autónomas

y las corporaciones locales) e intersistemas (SAAD y SNS), la plena integración

del SAAD dentro del sistema de servicios sociales, la acreditación de la calidad y la colaboración

con la iniciativa privada.

La mera disponibilidad de recursos financieros suficientes no bastaría por sí sola; tan

importante es invertir más como invertir bien. Resulta curioso comprobar cómo la

mayoría de las críticas en torno a la financiación del SAAD no van más allá de pedir una

subida lineal de fondos y no se detienen a analizar y reconducir las cosas que están funcionando

mal.

El Consejo Territorial, desde el mandato de la LAPAD (art. 14.2) y a la vista de los

informes y estimaciones que considere necesarios, tiene que consensuar unas estimaciones

razonables del coste del SAAD y acordar su distribución entre las partes,

La atención a la dependencia y el empleo

72

teniendo en cuenta el número de beneficiarios y su distribución por grados y por tipo de

servicios; catálogo de servicios y su contenido detallado que incluya estándares de intensidad,

compatibilidad y calidad y su coste unitario; acreditación de centros y servicios;

incidencia de la coparticipación del beneficiario en el coste de los servicios; otras cuestiones,

como inversiones necesarias para la creación y adaptación de las infraestructuras

y modo de abordarlas y modelos de organización, gestión y provisión de servicios mejorando

la cooperación con la iniciativa privada.

Para ello es imprescindible establecer módulos de coste efectivo de los diferentes servicios

por grado y nivel. La lógica del coste debe impregnar el diseño del esquema

financiero de la dependencia. Mientras no se evalúe el coste efectivo de los servicios,

difícilmente podrán establecerse conciertos satisfactorios para las diferentes partes (entre

las diferentes administraciones públicas y entre éstas y la iniciativa privada).

También es imprescindible que dicha distribución del coste sea transparente.

Actualmente, en relación con el análisis de las fuentes de financiación, la única información

fiable disponible hasta la fecha es la que corresponde a las aportaciones realizadas

por la Administración General del Estado. Sería necesario conocer, por un lado, las

aportaciones presupuestarias que las distintas administraciones públicas destinan a

la dependencia y, por otro, la parte de la coparticipación del beneficiario en el coste

de los servicios, de acuerdo con las reglas establecidas en cada comunidad autónoma.

Todas las comunidades autónomas deberían tener un programa presupuestario

específico en sus correspondientes presupuestos anuales en el que se visualicen los ingresos

y los gastos destinados específicamente a la dependencia y su distribución (art. 32.1

de la LAPAD).

De cara al objetivo de lograr una financiación suficiente y sostenible de la Ley, sería muy

positiva su inclusión en el ámbito de la Ley Orgánica de Financiación de las

Comunidades Autónomas (LOFCA) a partir de la consideración de que los servicios

sociales de la dependencia deben formar parte de los servicios públicos fundamentales

con la educación y la sanidad. La Ley Orgánica 3/2009, de 18 de diciembre, que modifica

la LOFCA y establece un nuevo modelo de financiación en el que se contempla un

incremento muy importante en los porcentajes de cesión de impuestos (IRPF, IVA;

impuestos especiales...) a las comunidades autónomas, podría ser el marco idóneo para

asegurar la adecuada financiación de la atención a la dependencia, superando el

escollo jurídico que pudiera suponer el hecho de que la LAPAD no es una ley básica. Las

personas dependientes verían cubiertos sus derechos a través de la recaudación de los

impuestos generales, al igual que los ven cubiertos quienes acceden al sistema educativo

o son atendidos en el sistema público de salud. A partir de este alto porcentaje de cesión

de distintos impuestos, debería existir una mayor transparencia por parte de las

comunidades autónomas en la asignación de los nuevos recursos.

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

73

Igualmente, como parte de la evaluación que debe realizar el Consejo Territorial en el

tercer año de implementación de la Ley, deberían examinarse en detalle los efectos

que el actual modelo de financiación pueda estar teniendo sobre la implantación del

SAAD:

• La financiación a través de un nivel mínimo que se fija para cada beneficiario en función

de su grado y nivel, no modulándose las cuantías sobre la base de la prestación

que efectivamente reciben los beneficiarios (bien sea en servicios o en prestaciones

económicas) ni en función del coste de dichos servicios, podría estar incidiendo en la

manera en que algunas comunidades autónomas están resolviendo las valoraciones de

grado y nivel y el tipo de prestaciones ofrecidas a los beneficiarios en los PIA.

• Las cuantías fijadas para las prestaciones económicas por parte de la Administración

General del Estado podrían estar constituyendo un incentivo para que las comunidades

autónomas favorezcan las prestaciones económicas (especialmente la de cuidados

familiares), financieramente más favorables para ellas, en detrimento de la prestación

de servicios, a través de las necesarias infraestructuras, que resultan más costosos.

Si se mantiene este sesgo, además de no cumplirse un principio básico de la LAPAD,

los efectos macroeconómicos de la implantación del SAAD, en términos de incremento

de la inversión y del empleo, y la consolidación y ampliación de un nuevo sector de

actividad motor de crecimiento económico y competitividad de nuestro tejido productivo

como consecuencia del desarrollo de la red de infraestructuras de centros y servicios,

serían mucho menores de los esperados.

6.3 Marco claro y estable de colaboración público-privada

Debe lograrse un marco claro y estable de relación entre el sector público y el privado

en la provisión y desarrollo de servicios de atención a la dependencia. Este

marco debería tener un planteamiento a medio y largo plazo, en especial en torno al

papel que cada parte ha de tener en los planes de desarrollo de infraestructuras y

servicios (obra nueva y actuaciones de adaptación y rehabilitación, así como puesta a

disposición del SAAD a través de la concertación de la gran cantidad de plazas vacías)

que se citan en la primera de las propuestas (apartado 6.1).

La cobertura de nuestra red de infraestructuras y servicios se encuentra a considerable

distancia de los niveles de los países más desarrollados de nuestro entorno (Antares

Consulting, 2006). La titularidad de los centros residenciales y de día es mayoritariamente

(79%) privada. La inversión necesaria para responder a la demanda de atención en

dependencia (sólo en centros residenciales y de día-noche), teniendo en cuenta las previsiones

demográficas del INE, los últimos datos sobre cobertura de estos servicios

La atención a la dependencia y el empleo

74

(IMSERSO, 2008) y los datos sobre prevalencia de la dependencia en España (Dizy

Menéndez et al., 2006), oscila según la hipótesis empleada (Deloitte, 2006) entre 4.800

y 6.200 millones de euros hasta 2020 y entre 10.300 millones de euros y 13.300 millones

de euros hasta 2030. Sobre todo esto es necesario y urgente hablar y pactar.

La LAPAD establece la colaboración y la cooperación entre el sector público y el

privado. La Administración tiene que encargarse de aquellas materias que son indelegables:

la regulación, la planificación de los servicios, las acreditaciones, la inspección, la

evaluación de la calidad de los servicios, las sanciones a quien no cumpla la normativa…

La gestión directa de los servicios la realizarán el sector público y la iniciativa privada.

Se optimizan así los recursos públicos y privados disponibles configurándose, como

indica la LAPAD, una red de utilización pública. La coordinación y cooperación de

unos y otros va a ser un elemento fundamental en el proceso de desarrollo e implantación

de la Ley.

Un buen comienzo sería consensuar cuánto cuestan los servicios a partir de los estudios

que se han realizado sobre análisis de coste. A continuación, tanto las administraciones

públicas como los operadores deben actuar en consecuencia para primar la calidad

del servicio, por ejemplo uniendo un mayor grado de cumplimiento de los criterios de

acreditación a una mayor tarifa de concertación. La tarifa debe adecuarse a los costes

reales de los servicios y diferenciarse según grado y nivel de dependencia. Las revisiones

anuales deben tener en cuenta no sólo la subida real del IPC, sino también, dadas

las peculiaridades actuales del sector, los posibles incrementos salariales pactados en

convenio, consiguiendo plantillas más estables y cualificadas. Asimismo, habría que

reducir las excesivas demoras de pagos por parte de las administraciones públicas y

lograr que los concursos públicos no se conviertan en meras subastas.

.

En lo que respecta a la ayuda a domicilio, conforme se vaya alcanzando un volumen elevado

en el número de beneficiarios, es preciso adaptar los costes y las condiciones de provisión

y gestión del servicio para hacerlo más eficiente y sostenible económicamente.

Igualmente, para mejorar la calidad en la prestación de los servicios y la competencia entre

las entidades prestadoras de éstos debería respetarse la libre elección del usuario.

6.4 Reequilibrio de prestaciones ante el excesivo peso de la prestación

económica de cuidados familiares

En los casi tres años transcurridos desde el inicio de su implantación, la LAPAD no ha

logrado un cambio de tendencia que haya incrementado la atención formal frente a la atención

informal. Ello va en detrimento del modelo de servicios que propugna la Ley y que

debería suponer una oferta amplia de servicios hasta ahora muy poco desarrollados, tales

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

75

como los servicios profesionales de atención a domicilio (apenas el 10%), los centros de

día (en torno al 5%) y los servicios de teleasistencia (por debajo del 3% en la mayoría de

las comunidades autónomas).

Se están imponiendo las propuestas de PIA orientadas únicamente hacia los recursos disponibles

y no hacia los servicios necesarios y demandados. En los PIA predomina la concesión

de la prestación económica para los cuidados familiares en el domicilio, que a 1 de

enero de 2010 están percibiendo 280.000 de 485.000 beneficiarios. Factores como las preferencias

de las personas afectadas y las familias en una cultura familiarista y con escasa

experiencia en prestación de servicios de atención personal de calidad, junto al hecho de

que el coste de esta prestación resulta inferior en términos globales al coste de un servicio

residencial o a un servicio de ayuda a domicilio con una intensidad horaria adecuada, han

hecho de la excepción la regla dominante. Causas determinantes de esta realidad son, por

un lado, una oferta insuficiente de servicios y, por otro, que para ser beneficiario de un servicio

prestado desde cualquiera de los recursos que contiene la cartera de servicios resulta

necesaria una aportación económica importante por parte del usuario o de su familia,

mientras que, en contraposición, la prestación económica en el caso de cuidados familiares

significa un ingreso más en la economía familiar. Sin embargo, por más explicaciones

que tenga, lo cierto es que ésta es una forma de desarrollar la Ley que desactiva

todo su potencial de creación de nuevos servicios sociales profesionalizados y de nuevos

empleos.

Si no se ha logrado cambiar la tendencia e incrementar la proporción de cuidados formales

en un momento en el que las personas con derecho a prestación lo son con al menos

un reconocimiento de grado II y nivel 1, será aún más difícil hacerlo en el futuro inmediato,

pues es previsible que las nuevas oleadas de solicitantes, al incorporarse el grado I,

incrementen todavía más las listas de prestación económica para cuidados familiares. Es

necesario, por tanto, reequilibrar las prestaciones y servicios dentro del Sistema conforme

se vayan ampliando servicios y produciendo nuevas incorporaciones de beneficiarios

con dependencia moderada.

En el contexto de su desarrollo actual, y con el fin de mantener el espíritu de una Ley que

es de servicios, es inaplazable adaptar la cartera y la forma de su prestación, incluyendo

servicios directos al cuidador (formación, respiro...) y ejerciendo un control real

y directo de la situación en la que se encuentra quien recibe el cuidado.

Igualmente debe ser motivo de reflexión que los cuidadores que se han dado de alta en

el convenio especial de la Seguridad Social son unos 100.000 a 1 de enero de 2010, frente

a 280.000 personas con cuidados familiares. De ello puede deducirse que el resto son

cuidadores que están jubilados y que se ven obligados a responsabilizarse de los intensos

cuidados que requiere la persona con la que conviven, o bien que se trata de personas que

tienen un trabajo remunerado fuera de casa y quien realmente presta los cuidados es

alguien (probablemente una empleada de hogar) diferente a quien figura como cuidador.

La atención a la dependencia y el empleo

76

6.5 Mayor desarrollo del servicio de ayuda a domicilio

Conociendo las preferencias de las personas por recibir atención en su propio hogar,

viendo cómo crece la demanda de ayuda a domicilio y atendiendo a las tendencias más

innovadoras en los programas de atención a la dependencia en los países más desarrollados

de nuestro entorno, es difícil de comprender el escaso desarrollo que está teniendo

en el proceso de implantación del SAAD (sólo un 10% del total de prestaciones, con

cinco comunidades autónomas que no han prescrito ninguna).

Dentro del Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD), deberían tender a aumentar los servicios

relacionados con los cuidados personales, se tendría que incrementar la intensidad

horaria de prestación del servicio, y deberían priorizarse las actividades

preventivas y de fomento de la autonomía personal. Se debería definir con más claridad

y precisión su alcance, es decir, regular no genéricamente el servicio de ayuda a

domicilio, sino concretamente los servicios que debe incluir la ayuda a domicilio.

Hay que tener claro que con la implantación del SAD profesionalizado no se trata de sustituir

a la familia (es insustituible), sino de prestarle ayuda profesional, descargándola de

determinadas actuaciones en la atención directa y permitiéndole su integración o reintegración

en el mundo del trabajo.

Algunas comunidades autónomas exigen a sus ayuntamientos que garanticen con su propio

servicio de ayuda a domicilio la prestación cuando se prescribe en un PIA, sin aportar

la correspondiente financiación, con el argumento de que ya están financiando ese

servicio en el marco del Plan Concertado.

Es urgente, por tanto, que se alcancen los acuerdos correspondientes entre comunidades

autónomas y corporaciones locales que establezcan sistemas unificados de acceso

al servicio y que permitan un fuerte impulso y desarrollo del servicio de ayuda a

domicilio, su regulación (contenidos, intensidades y compatibilidades) y su adecuada

financiación, haciendo un especial hincapié en la utilización de ayudas técnicas y de nuevas

tecnologías. En este contexto, las comunidades autónomas tienen que desarrollar normativa

que delegue competencias, financiación y corresponsabilidad a los ayuntamientos.

De no alcanzarse este objetivo, estaríamos ante la evidencia de que no se está implantando

un auténtico sistema de prestación de servicios (como manda la LAPAD) sino básicamente

un sistema de ayudas económicas, lo que resultaría preocupante, no sólo porque

no se daría el nivel de calidad en la atención especializada que las personas en situación

de gran dependencia o dependencia severa requieren, sino también porque el Sistema no

desarrollaría su extraordinario potencial de actividad económica y de creación de

empleo. Este potencial es especialmente importante en el caso del servicio de ayuda a

domicilio, que ofrece oportunidades de empleo a amplios colectivos que en una situación

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

77

como la actual tienen muy difícil incorporarse a otros ámbitos de la actividad profesional

y que, además, ofrece un empleo ampliamente descentralizado en el territorio, y todo

ello en un proceso rápido de incorporación al puesto de trabajo.

6.6 Calidad y SAAD

Uno de los aciertos de la LAPAD es que la calidad no está implícita como en cualquier

otra disposición legal, sino que, además de reconocer el derecho del ciudadano, exige que

sea de calidad. En consecuencia, la calidad en el SAAD no es sólo un requisito para que

el derecho de ciudadanía reconocido se haga efectivo, sino que es en sí mismo un mandato

legal (Duque Gómez, 2007). Cuando una ley articula de una forma tan completa los

mecanismos para hacer efectiva la calidad, es que la considera elemento esencial para

que se cumplan los objetivos que pretende lograr.

Es necesario, por tanto, que el Consejo Territorial defina y acuerde los requisitos, los

indicadores y los estándares que deben exigirse a los centros, servicios y entidades para

que puedan pasar a formar parte del Sistema. En el acuerdo de noviembre de 2008 no se

definió la cartera de servicios para cada recurso. Se propone que se cubra este vacío tan

importante del acuerdo12. Asimismo, el Consejo Territorial, a la vista de la opción decidida

de la Ley por la profesionalización del Sistema, debe desarrollar de forma efectiva

los dos componentes básicos de la profesionalización: formación y calidad en el

empleo. La calidad de los profesionales condiciona la calidad del Sistema. También

debería impulsar la normalización específica sobre los distintos recursos del Sistema en

colaboración con las entidades responsables y fomentar la innovación en todo lo relacionado

con la calidad.

Para que puedan llevarse a cabo estos objetivos han de acordarse criterios comunes y

estándares de calidad. Los criterios comunes y la fijación de estándares no pueden ignorar

la realidad existente, que es compleja, dispersa y desigual, tanto en las administraciones

como en los otros grupos de interés.

Es necesario, por tanto, que se plantee por las administraciones públicas la calidad en el

SAAD no de forma genérica, como en cualquier otro servicio público, sino como algo

que realmente debe impregnar todo el Sistema, sus recursos, sus medios y la forma de

utilizarlos y ponerlos a disposición de las personas a quienes se dirige. Además, para

comprobar que son de calidad, se han de articular mecanismos de control e inspección

y efectuar las correspondientes evaluaciones que permitan conocer cómo funcionan

y mejorarlos constantemente.

12 Conviene recordar cómo la cartera de servicios condiciona las instalaciones, los profesionales y, en

definitiva, la calidad y el coste del servicio.

La atención a la dependencia y el empleo

78

6.7 Mejora de la cualificación y de la calidad de empleo

La mejora efectiva de la calidad de atención no podrá lograrse sin que paralelamente

mejore la cualificación y la calidad de empleo del personal que trabaja en el sector de la

promoción de la autonomía personal y la atención a las personas en situación de dependencia.

Como señalaba acertadamente el Libro Blanco (IMSERSO, 2005), el logro de

una atención de calidad requiere una política de recursos humanos que dimensione

adecuadamente las plantillas de cada tipo de centro y servicio; defina con precisión las

tareas y funciones que ha de desarrollar cada profesional o grupo de profesionales; establezca

los niveles de conocimientos técnicos requeridos, la capacitación profesional

necesaria y el perfil profesional más adecuado para cada puesto; ponga a punto métodos

y canales idóneos para la selección del personal; dedique tiempo y recursos suficientes a

la formación inicial y continua; y fije unas condiciones de trabajo adecuadas.

Las expectativas acerca de la mejora de la calidad del empleo en el sector como consecuencia

del desarrollo e implantación de la LAPAD contrastan con una realidad caracterizada

por niveles salariales bajos, alto porcentaje de contratos temporales y a tiempo

parcial y elevado índice de rotación.

Las dificultades para la generación de un empleo de calidad, estable y bien remunerado

provienen, en buena medida, de las condiciones económicas y técnicas que se establecen

en las licitaciones para la adjudicación de los servicios, y en el propio sistema de valoración

de las propuestas, que suele primar más la oferta económica a la baja que la calidad

de atención. Es necesario cambiar estas prácticas, para que el precio al que se adjudican

los contratos sea suficiente para garantizar un empleo de calidad y bien remunerado,

que permita contratar a profesionales adecuadamente cualificados.

Para responder a la amplia demanda que se generará como resultado de la aplicación de

la LAPAD, resulta necesario poder contar con profesionales preparados, capaces de

responder a las múltiples demandas que plantea el sector. Además de las competencias

específicas que habilitan para el desempeño de los distintos puestos de trabajo, los

profesionales de la atención de la dependencia han de adquirir también una serie de

competencias de carácter transversal, entre las que destacan la calidad, el medio

ambiente, la prevención de riesgos laborales, las competencias en comunicación y las

habilidades de interlocución con equipos de trabajo, usuarios, familiares y administraciones

públicas. Los puestos que requieran un alto nivel de cualificación deberán disponer

de competencias relacionadas con el entorno económico y social del servicio, su gestión,

conocimientos del marco jurídico aplicable, gestión de recursos humanos, gestión económico-

financiera, organización y visión estratégica.

La formación en promoción de la autonomía personal y atención a la dependencia ha

de comprender todos los niveles de cualificación, desde una formación especializada a los

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

79

profesionales de menor cualificación hasta la formación específica en geriatría y en discapacidad

a profesionales universitarios de las ramas social y sanitaria y de otras como la económica

y la jurídica que potencialmente puedan desempeñar en el futuro su trabajo en el sector.

6.8 Necesaria y urgente coordinación sociosanitaria

Con el fin de promover las mejores prácticas de coordinación, sería necesario acordar

en el Consejo Territorial la puesta en marcha de un programa piloto de coordinación

integral en algunas (o en todas) las comunidades autónomas para demostrar la eficiencia

y la eficacia de esta coordinación.

Es urgente comenzar a visualizar experiencias concretas en las que profesionales,

infraestructuras y servicios de ambos sistemas operan en red, establecen “pasarelas” y

derivaciones protocolizadas entre ellos y prestan a la persona en situación de dependencia,

eficaz y eficientemente, la atención apropiada y en el sitio adecuado, asegurando cuidados

continuos (la atención social y sanitaria debe ser un continuum) y, simultáneamente,

consiguiendo una mejor calidad asistencial y una mayor sostenibilidad económica de los

dos sistemas de protección.

También es urgente dar pasos concretos, innovar, moverse en esa dirección, en base a la

convicción de que la persona es, debe ser, el centro de las actuaciones de los dos sistemas.

En la situación actual se mueve al paciente, a las personas en situación de dependencia

(con unos costes muy elevados), cuando lo que se tienen que mover son los

sistemas hacia el paciente, hacia la persona en situación de dependencia (con unos costes

más razonables y con una mayor calidad de vida para la persona que necesita esos servicios

y para su familia). Se trata, por tanto, de adoptar una visión de atención

integral centrada en el paciente.

Existe mucha y muy variada información basada en el análisis de la implantación de

modelos internacionales con características similares, en los que la coordinación o la

integración son el eje de su desarrollo. A partir del análisis comparativo es necesario

extraer ejemplos de buena práctica aplicables, cuyas ventajas dejan huella tanto en beneficios

monetarios como no monetarios en los sistemas que los asumen.

Sería relevante y de gran utilidad que se celebrase, al menos, una reunión anual conjunta

del Consejo Interterritorial de Salud y del Consejo Territorial del SAAD, en la

que se acordasen criterios comunes de coordinación que puedan servir de base para regulaciones

posteriores de las comunidades autónomas.

Igualmente resultaría operativa la constitución en todas las comunidades autónomas

de un consejo de coordinación del que formasen partes los máximos responsables polí-

La atención a la dependencia y el empleo

80

ticos y gerenciales del ámbito sanitario y del social. Ello contribuiría a lograr compromisos

y avanzar en la prestación integral de estos servicios. Asimismo, en cada área sociosanitaria

debería funcionar una comisión con poder ejecutivo que constituyese no

sólo un verdadero foro donde profesionales de los dos sistemas (especialistas del hospital

de referencia que actuarían como consultores, profesionales de atención primaria y

profesionales de las unidades especializadas de los centros residenciales del SAAD) puedan

compartir información y realizar sesiones clínicas periódicas, sino también que a la

vista de los casos analizados se debatan las pautas a seguir y se tomen decisiones para

lograr una mayor calidad asistencial y aprovechamiento de los recursos.

La constitución de órganos, estructuras e instrumentos de coordinación ha de contar

con el suficiente respaldo normativo. El modelo de las comisiones sociosanitarias

de área podría ser un buen punto de partida, siempre que se superaran las debilidades que

han impedido su acción eficaz: existencia de recursos específicos que coordinar y reforzamiento

de la capacidad ejecutiva para hacerlo (Jiménez Lara, 2007:47).

Desde la aprobación de la Ley General de Sanidad se han realizado muchos esfuerzos de

acercamiento y coordinación, se ha estudiado, analizado y escrito mucho, y se sigue

haciendo, en torno a la coordinación sociosanitaria, pero en la práctica (por miedos, inercias,

corporativismos...), las realizaciones son escasas. Es necesario derribar muros,

superar inercias y debates estériles, no tener miedo a que no se den los servicios adecuados

en el lugar de derivación13, por el contrario, tener la seguridad de que se recibirán

los mismos cuidados que se obtendrían en el centro hospitalario; innovar y crear nuevos

espacios de organización y delimitación de actuaciones; dar una oportunidad a

tanta reflexión acumulada y a tantas propuestas formuladas. Tendremos la capacidad

de lograrlo si tenemos el valor de emprenderlo.

6.9 SAAD y medio rural

El Consejo Territorial del SAAD, en el contexto de la evaluación de la Ley durante

2010, debería analizar en detalle cómo se está implantando el SAAD en el medio

rural y actuar en consecuencia.

La población rural constituye cerca del 15% de la población española y ocupa en torno

al 80% del territorio. Ha visto cómo en las últimas décadas, de la agricultura familiar se

13 El Instituto Australiano de Salud y Bienestar publicó a finales de 2008 una memoria en la que recoge

datos cuantitativos referentes al traslado de pacientes desde los hospitales a las residencias de cuidados

para mayores y fija una estrategia de cuidados para las personas que se trasladan del hospital a la

residencia.

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

81

ha pasado a la agricultura profesional, disminuyendo considerablemente el número de

ocupados. Durante décadas no ha dejado de emigrar al medio urbano, incrementándose

aceleradamente su tasa de envejecimiento.

De los 8.112 municipios que existen en España, 6.808 cuentan con una población inferior

a 5.000 habitantes, con tasas de envejecimiento del 28%; de ellos 4.861 municipios

no llegan a los 1.000 habitantes, de los que uno de cada tres supera los 65 años. A medida

que el tamaño de la población disminuye, aumenta la tasa de envejecimiento y el acceso

a los recursos y servicios, sean públicos o privados, se vuelve más difícil.

Al envejecimiento propio de la población rural hay que añadir factores, como rentas más

bajas, menor nivel formativo y una menor accesibilidad a los servicios. Muchos pueblos

presentan a veces condiciones insalvables para acceder a ellos. No es de extrañar que la

gente prefiera quedarse en sus casas, optando por la prestación económica de cuidados

familiares. Las hijas siempre lo han hecho y siguen viendo normal el hacerlo, y más si

les pagan por ello. Tampoco tienen muchas opciones, porque los servicios en el campo

prácticamente no existen.

Ante ello, la excepcionalidad que marca la Ley quizá tenga que ser contemplada de

otro modo en el ámbito rural, dotando de la mayor calidad posible los cuidados prestados.

Habría que vincularlos con la formación por parte de profesionales que les enseñen

a afrontar el diverso tipo de situaciones que se plantean y que les presten el necesario

apoyo emocional. También con la supervisión profesional de los cuidados que se prestan

al dependiente y de las condiciones en que se realizan estos cuidados.

Lo mejor y más eficaz en estos casos es desplazar servicios, no personas: comida a

domicilio, lavandería, rehabilitación, teleasistencia y servicios de respiro cubiertos por

profesionales. Asimismo, facilitar la accesibilidad y las adaptaciones en el hogar que

contribuyan a mejorar su capacidad de desplazamiento en la vivienda y apoyarles con

ayudas técnicas que les faciliten un mayor grado de autonomía personal y calidad

de vida. En las cabeceras de comarca podrían establecerse por emprendedores locales

pequeñas empresas donde se puedan vender o alquilar, instalar y reparar dichas ayudas

técnicas. Todo ello contribuiría, además, a crear empleo y frenaría la sangría de

población que está sufriendo el mundo rural.

En esta misma dirección, la creación de empresas propias o filiales de otras que ya operan

en el sector o de cooperativas de servicios profesionales para personas en situación

de dependencia puede ser una apuesta por parte de personas que quieren seguir viviendo

o vivir en el medio rural y prestar servicios en el contexto de la implantación del SAAD,

apoyándose también en los programas de desarrollo rural y sensibilizando a las entidades

locales en el uso de infraestructuras inutilizadas (v.g. antiguas escuelas). La LAPAD

constituye así, mediante la red de cuidados que se vaya estableciendo, una oportunidad

frente a la despoblación, contribuyendo, además, a crear empleo, rejuvenecer el

mundo rural y favorecer su desarrollo.

La atención a la dependencia y el empleo

82

6.10 Promoción de la innovación tecnológica

Las nuevas tecnologías permiten resolver problemas de accesibilidad y disponibilidad de

los servicios sociosanitarios sin generar nuevos costes, mediante la prestación de asistencia

en el lugar más adecuado según la necesidad del dependiente, a la vez que mejoran la respuesta

del usuario y su nivel de implicación en el proceso de atención.

La apuesta decidida por la innovación debe traducirse en un adecuado apoyo a los procesos

tecnológicos que están permitiendo gestionar mejor los recursos y producir conocimiento,

lo que se traduce en una mejora de las condiciones de vida. Estos desarrollos

mejoran la gestión, la calidad, la seguridad y la accesibilidad de la atención sociosanitaria

española y, al mismo tiempo, generan innovación y competitividad, produciendo beneficios

tangibles en la calidad de vida, en la economía y en el empleo.

Los poderes públicos deben fomentar la innovación en todos los aspectos relacionados

con la calidad de vida y la atención de las necesidades de las personas en situación de

dependencia, promoviendo la investigación relacionada con la promoción de la autonomía

personal en los planes de I+D+i, facilitando y apoyando el desarrollo de normativa

técnica que asegure la no discriminación en los procesos de diseño y desarrollo de

tecnologías, productos y servicios, en colaboración con las organizaciones de normalización

y todos los agentes implicados. En particular, debe impulsarse el desarrollo de las

tecnologías de apoyo, que evitan, neutralizan, compensan o mitigan las limitaciones funcionales

de las personas para acceder al entorno y utilizar productos que mejoren su calidad

de vida.

6.11 Debate social sobre las cuestiones vinculadas a la edad avanzada

La sociedad debe tomar conciencia de la necesidad de elaborar una estrategia ante el

cambio demográfico, del mismo modo que está elaborando una ante las consecuencias del

cambio climático o de los problemas energéticos.

En el marco de este debate, el aspecto demográfico que queremos destacar en este

informe es el envejecimiento de la población. De acuerdo con la Oficina del Censo de

los Estados Unidos de América, la población mundial mayor de 65 años se doblará entre

2000 y 2030 (US Census Bureau International Data Base, 2010). Es una tendencia que

no ocurre sólo en el mundo desarrollado, sino también en los países en vía de desarrollo,

donde se prevé que el número de personas mayores de 65 años se multiplique por tres

durante este periodo.

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

83

De forma paralela, se ha producido un cambio en las causas de mortalidad, desde enfermedades

infecciosas y agudas hacia dolencias crónicas y degenerativas que necesitan de cuidados

de larga duración.

Existe la tendencia a dar al envejecimiento el tratamiento de un problema médico

cuando es, en realidad, un fenómeno social. El envejecimiento de la población constituye

una de las transformaciones sociales más importantes producidas en el último tercio del

siglo pasado y es la expresión de un gran logro humano que nos permite vivir más y vivir

mejor. Las consecuencias económicas, sociales, culturales y políticas de este fenómeno

social son bien conocidas.

En el contexto de este informe, la cuestión que resulta necesario prever es la de qué lugar

han de tener las personas de edad avanzada en nuestra sociedad. Y saber qué es lo que

piensan y qué es lo que quieren. Por tanto, es urgente iniciar un debate público sobre las

cuestiones vinculadas a la edad avanzada.

* * *

Los países democráticos avanzan con grandes acuerdos asentados en amplios consensos.

Eso hace que los procesos no sean tan rápidos y fáciles como uno desearía, pero asegura la

consolidación de las iniciativas que, huyendo de particularismos a corto plazo y localismos

demagógicos, se basan en una visión clara y compartida del camino a recorrer, en la decidida

voluntad de avanzar, en el compromiso y la participación de todos los agentes que

intervienen en el proceso y en el rigor técnico y la profesionalidad de quienes lo conducen.

Un proyecto de la magnitud de la implantación del SAAD (que implica la creación de un

importante volumen de infraestructuras, la valoración de millones de personas, la acreditación

de miles de centros y servicios, la formación de decenas de miles de profesionales…)

necesita tiempo. La propia LAPAD marca para ello un plazo de ocho años.

En los años que todavía quedan para completar su implantación se requerirán notables

esfuerzos políticos y económicos y unas enormes dosis de cooperación y lealtad institucional,

de colaboración público-privada y de compromiso del conjunto de la sociedad para que

la Ley pueda dar respuesta a las grandes expectativas que generó, garantizar el ejercicio del

derecho reconocido y consolidar un nuevo sector generador de actividad económica y de

empleo.

La atención a la dependencia y el empleo

84

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La atención a la dependencia y el empleo

86

Índice de Gráficos y Tablas

Gráficos

Gráfico 1. Evolución del paro registrado y porcentaje de variación anual del PIB en

España entre enero de 1996 y diciembre de 2009...........................................................................................................................12

Gráfico 2. Pirámides de población en España en 2000 y 2050.............................................................................................16

Gráfico 3. Pirámide de la población española total y con discapacidad .........................................................17

Gráfico 4. Gasto social, por funciones, en porcentaje

del PIB UE-15, UE-27 y España, 2007 ..............................................................................................................................................................19

Gráfico 5. Evolución de las tasas de desempleo en la Unión Europea y en España

durante la década del 2000 (datos referidos al segundo trimestre de cada año).............21

Gráfico 6. Empleo total en cada sector como porcentaje de la población en edad

de trabajar. UE-15, UE-27 y España. Segundo trimestre de 2009............................................................23

Gráfico 7. Evolución de los afiliados a la SS en situación de alta (enero 2007

-diciembre 2009. Datos para el último día de cada mes).................................................................................................27

Gráfico 8. Evolución del empleo total y del empleo en actividades de servicios

sociales (primer trimestre de 2008-cuarto trimestre de 2009) según la EPA........................28

Gráfico 9. Evolución de la tasa de paro total y en actividades de servicios sociales

(primer trimestre de 2008-cuarto trimestre de 2009) según la EPA.........................................................29

Gráfico 10. Proporción de personas con discapacidad, por edad (tantos por mil)

EDAD 2008 y EDDES 1999........................................................................................................................................................................................................32

Gráfico 11. Evolución prevista de la proporción de personas mayores en la UE-15

más Noruega y Suiza 2010-2050........................................................................................................................................................................................52

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

87

Tablas

Tabla 1. Evolución de la población mayor de 65, 75 y 80 años en España en el período

1981-2009 (datos absolutos y porcentajes sobre la población total)......................................................15

Tabla 2. Gasto social, por funciones, en porcentaje del PIB,

en la Unión Europea, 2007............................................................................................................................................................................................................19

Tabla 3. Empleo total en cada rama de actividad como porcentaje de la población

en edad de trabajar. UE-15, UE- 27 y España. Segundo trimestre de 2009...........................22

Tabla 4. Empleo en los servicios de carácter comunitario, como porcentaje de la

población en edad de trabajar. (UE-27, UE-15, España y países de la UE con

mayor tasa. Segundo trimestre de 2009)............................................................................................................................................................24

Tabla 5. Estado de implantación de la Ley de Dependencia a 1 de enero de 2010.

Solicitudes, Dictámenes, Prestaciones reconocidas y personas que reciben

prestaciones......................................................................................................................................................................................................................................................................25

Tabla 6. Prestaciones reconocidas, según tipo de prestación, y personas

que las reciben a 1 de enero de 2010............................................................................................................................................................................26

.

Tabla 7. Estimación de la población dependiente, por grados,

a 31 de diciembre de 2011.............................................................................................................................................................................................................34

Tabla 8. Estimación de la población dependiente, por grados,

a 31 de diciembre de 2015.............................................................................................................................................................................................................34

Tabla 9. Hipótesis de asignación de recursos, año 2011.....................................................................................................................35

Tabla 10. Hipótesis de asignación de recursos, año 2015................................................................................................................36

Tabla 11. Ratios de personal por usuario atendido, año 2011.................................................................................................37

Tabla 12. Ratios de personal por usuario atendido, año 2015.................................................................................................38

Tabla 13. Estimación del potencial de generación de empleo, año 2011........................................................39

Tabla 14. Estimación del potencial de generación de empleo, año 2015........................................................40

La atención a la dependencia y el empleo

88

Tabla 15. Extranjeros de 65 y más años residentes en España por tramos de edad

(UE-15 más Noruega y Suiza)..................................................................................................................................................................................................53

Tabla 16. Población mayor de 65 años extranjeros residentes en España por provincia

de residencia (UE-15 más Noruega y Suiza)............................................................................................................................................54

Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara

Documentos de trabajo publicados

1/2003. Servicios de atención a la infancia en España: estimación de la oferta actual y de las necesidades ante el

horizonte 2010. María José González López.

2/2003. La formación profesional en España. Principales problemas y alternativas de progreso. Francisco de Asís

de Blas Aritio y Antonio Rueda Serón.

3/2003. La Responsabilidad Social Corporativa y políticas públicas. Alberto Lafuente Félez, Víctor Viñuales Edo,

Ramón Pueyo Viñuales y Jesús Llaría Aparicio.

4/2003. V Conferencia Ministerial de la OMC y los países en desarrollo. Gonzalo Fanjul Suárez.

5/2003. Nuevas orientaciones de política científica y tecnológica. Alberto Lafuente Félez.

6/2003. Repensando los servicios públicos en España. Alberto Infante Campos.

7/2003. La televisión pública en la era digital. Alejandro Perales Albert.

8/2003. El Consejo Audiovisual en España. Ángel García Castillejo.

9/2003. Una propuesta alternativa para la Coordinación del Sistema Nacional de Salud español. Javier Rey del

Castillo.

10/2003. Regulación para la competencia en el sector eléctrico español. Luis Atienza Serna y Javier de Quinto

Romero.

11/2003. El fracaso escolar en España. Álvaro Marchesi Ullastres.

12/2003. Estructura del sistema de Seguridad Social. Convergencia entre regímenes. José Luis Tortuero Plaza y

José Antonio Panizo Robles.

13/2003. The Spanish Child Gap: Rationales, Diagnoses, and Proposals for Public Intervention. Fabrizio Bernardi.

13*/2003. El déficit de natalidad en España: análisis y propuestas para la intervención pública. Fabrizio

Bernardi.

14/2003. Nuevas fórmulas de gestión en las organizaciones sanitarias. José Jesús Martín Martín.

15/2003. Una propuesta de servicios comunitarios de atención a personas mayores. Sebastián Sarasa Urdiola.

16/2003. El Ministerio Fiscal. Consideraciones para su reforma. Olga Fuentes Soriano.

17/2003. Propuestas para una regulación del trabajo autónomo. Jesús Cruz Villalón.

18/2003. El Consejo General del Poder Judicial. Evaluación y propuestas. Luis López Guerra.

19/2003. Una propuesta de reforma de las prestaciones por desempleo. Juan López Gandía.

20/2003. La Transparencia Presupuestaria. Problemas y Soluciones. Maurici Lucena Betriu.

21/2003. Análisis y evaluación del gasto social en España. Jorge Calero Martínez y Mercè Costa Cuberta.

22/2003. La pérdida de talentos científicos en España. Vicente E. Larraga Rodríguez de Vera.

23/2003. La industria española y el Protocolo de Kioto. Antonio J. Fernández Segura.

24/2003. La modernización de los Presupuestos Generales del Estado. Enrique Martínez Robles, Federico Montero

Hita y Juan José Puerta Pascual.

25/2003.Movilidad y transporte.Opciones políticas para la ciudad. CarmeMiralles-Guasch yÀngel Cebollada i Frontera.

26/2003. La salud laboral en España: propuestas para avanzar. Fernando G. Benavides.

27/2003. El papel del científico en la sociedad moderna. Pere Puigdomènech Rosell.

28/2003. Tribunal Constitucional y Poder Judicial. Pablo Pérez Tremps.

29/2003. La Audiencia Nacional: una visión crítica. José María Asencio Mellado.

30/2003. El control político de las misiones militares en el exterior. Javier García Fernández.

31/2003. La sanidad en el nuevo modelo de financiación autonómica. Jesús Ruiz-Huerta Carbonell y Octavio Granado

Martínez.

32/2003. De una escuela de mínimos a una de óptimos: la exigencia de esfuerzo igual en la Enseñanza Básica. Julio

Carabaña Morales.

33/2003. La difícil integración de los jóvenes en la edad adulta. Pau Baizán Muñoz.

34/2003. Políticas de lucha contra la pobreza y la exclusión social en España: una valoración con EspaSim. Magda

Mercader Prats.

35/2003. El sector del automóvil en la España de 2010. José Antonio Bueno Oliveros.

36/2003. Publicidad e infancia. Purificación Llaquet,Mª AdelaMoyano,María Guerrero, Cecilia de la Cueva, Ignacio de

Diego.

37/2003. Mujer y trabajo. Carmen Sáez Lara.

38/2003. La inmigración extracomunitaria en la agricultura española. Emma Martín Díaz.

39/2003. Telecomunicaciones I: Situación del Sector y Propuestas para un modelo estable. José Roberto Ramírez

Garrido y Juan Vega Esquerrá.

40/2003. Telecomunicaciones II: Análisis económico del sector. José Roberto RamírezGarrido y Álvaro Escribano Sáez.

41/2003. Telecomunicaciones III: Regulación e Impulso desde las Administraciones Públicas. José Roberto Ramírez

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84/2006. I+D+i: selección de experiencias con (relativo) éxito. José Antonio Bueno Oliveros.

85/2006. La incapacidad laboral en su contexto médico: problemas clínicos y de gestión. Juan Gervas, Ángel Ruiz

Téllez y Mercedes Pérez Fernández.

86/2006. La universalización de la atención sanitaria. Sistema Nacional de Salud y Seguridad Social. Francisco Sevilla.

87/2006. El sistema de servicios sociales español y las necesidades derivadas de la atención a la dependencia. Pilar

Rodríguez Rodríguez.

88/2006. La desalinización de agua de mar mediante el empleo de energías renovables. Carlos de la Cruz.

89/2006. Bases constitucionales de una posible política sanitaria en el Estado autonómico. Juan José Solozábal

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Valcárcel y Patricia Barber Pérez.

91/2006. Agencia de Evaluación: innovación social basada en la evidencia. Rafael Pinilla Pallejà.

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93/2006. Intervenciónmédica y buenamuerte.Marc-Antoni Broggi Trias, Clara LlubiàMaristany y Jordi Trelis Navarro.

94/2006. Las prestaciones sociales y la renta familiar. María Teresa Quílez Félez y José Luis Achurra Aparicio.

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105/2007. El teatro en España: decadencia y criterios para su renovación. Joaquín Vida Arredondo.

106/2007. Las alternativas al petróleo como combustible para vehículos automóviles. José Antonio Bueno Oliveros.

107/2007. Movilidad del factor trabajo en la Unión Europea y coordinación de los sistemas de pensiones. Jesús

Ferreiro Aparicio y Felipe Serrano Pérez.

108/2007. La reforma de la casación penal. Jacobo López Barja de Quiroga.

109/2007. El gobierno electrónico: servicios públicos y participación ciudadana. Fernando Tricas Lamana.

110/2007. Sistemas alternativos a la resolución de conflictos (ADR): la mediación en las jurisprudencias civil y

penal. José-Pascual Ortuño Muñoz y Javier Hernández García.

111/2007. El sector de la salud y la atención a la dependencia. Antonio Jiménez Lara.

112/2007. Las revistas culturales y su futuro digital. M.ª Trinidad García Leiva.

113/2007. Mercado de vivienda en alquiler en España: más vivienda social y más mercado profesional. Alejandro

Inurrieta Beruete.

114/2007. La gestión de la demanda de energía en los sectores de la edificación y del trasporte. José Ignacio Pérez

Arriaga, Xavier García Casals, María Mendiluce Villanueva, Pedro Miras Salamanca y Luis Jesús Sánchez de

Tembleque.

115/2007. Aseguramiento de los riesgos profesionales y responsabilidad empresarial. Manuel Correa Carrasco.

116/2007. La inversión del minoritario: el capital silencioso. Juan Manuel Barreiro, José Ramón Martínez, Ángeles

Pellón y José Luis de la Peña.

117/2007. ¿Se puede dinamizar el sector servicios? Un análisis del sector y posibles vías de reforma. CarlosMaravall

Rodríguez.

118/2007. Políticas de creación de empresas y su evaluación. Roberto Velasco Barroetabeña y María Saiz Santos.

119/2007. La reforma del acceso a la carrera judicial en España: algunas propuestas. Alejandro Saiz Arnaiz.

120/2007. Renta y privación en España desde una perspectiva dinámica. Rosa Martínez López.

121/2007. La inversión pública en España: algunas líneas estratégicas. Rafael Myro Sánchez.

122/2007. La prensa ante el reto en línea. Entre las limitaciones del modelo tradicional y las incógnitas de su estrategia

digital. Xosé López y Xosé Pereira.

123/2007. Genéricos: medidas para el aumento de su prescripción y uso en el Sistema Nacional de Salud. Antonio

Iñesta García.

124/2007. Laicidad, manifestaciones religiosas e instituciones públicas. José M.ª Contreras Mazarío y Óscar Celador

Angón.

125/2007. Las cajas de ahorros: retos de futuro. Ángel Berges Lobera y Alfonso García Mora.

126/2007. El Informe PISA y los retos de la educación en España. Olga Salido Cortés.

127/2007. Propuesta de organización corporativa de la profesión médica. Juan F. Hernández Yáñez.

128/2008. Urbanismo, arquitectura y tecnología en la ciudad digital. José Carlos Arnal Losilla.

129/2008. La televisión digital terrestre en España. Por un sistema televisivo de futuro acorde con una democracia

de calidad. Enrique Bustamante Ramírez.

130/2008. La distribución y dispensación de medicamentos en España. Ricard Meneu.

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144/2009. Biotecnología para una química verde, respetuosa con el medio ambiente. José Luis García López.

145/2009. Reinterpretando la rendición de cuentas o accountability: diez propuestas para la mejora de la calidad

democrática y la eficacia de las políticas públicas en España. Eduard Jiménez Hernández.

146/2009. Análisis económico de los efectos de la inmigración en el sistema educativo español. Javier Salinas

Jiménez y Daniel Santín González.

147/2009. Seguridad, transparencia y protección de datos: el futuro de un necesario e incierto equilibrio. José

Luis Piñar Mañas.

148/2009. La protección de la discapacidad en el sistema de seguridad social: propuestas de mejora. Luis Cayo

Pérez Bueno y Miguel Ángel Cabra de Luna.

149/2009. El sistema de relaciones sindicales en España: un balance general del marco jurídico y del funcionamiento

de la práctica sindical en el sistema social. Manuel Carlos Palomeque López

150/2009. El papel del “Derecho” en la crisis.Algunos aspectos de la regulación financiera y de las grandes

empresas en su relación con la Economía. Andrés Recalde Castells.

151/2009. Formación de los comunicadores en la era digital. Manuel Santiago deAguilar Gutierrez y Pedro Soler Rojas.

152/2009. Rescates y reestructuración bancaria: el caso español. Santiago Fernández de Lis , Daniel Manzano

Romero, Emilio Ontiveros Baeza y Francisco José Valero López.

153/2009. Cláusulas sociales, libre competencia y contratación pública. Daniel Martínez Fons.

154/2009. Los efectos de los conciertos sobre la eficiencia y la equidad del sistema educativo español.María

Jesús Mancebón Torrubia y Domingo Pérez Ximénez de Embún.

155/2009. Políticas de vivienda en un contexto de exceso de oferta. Julio Rodríguez López.

156/2010. El modelo de control interno del gasto público estatal. Propuestas de cambio. Ximena Lazo Vitoria.

157/2010. La flexiseguridad laboral en España. Fernando Valdés Dal-Ré y Jesús Lahera Forteza.

158/2010. Cuidado parental en la infancia y desigualdad social: un estudio sobre la Encuesta de Empleo del

Tiempo en España. María José González, Marta Domínguez y Pau Baizán.